Vencer al dragón (1985) es una novela de fantasía escrita por Barbara Hambly. Forma parte de una saga, Winterlands, formada por una tetralogía de novelas, la última de ellas publicada en 2002, más cinco novelas cortas que han ido apareciendo durante los últimos quince años. A pesar de lo cual Vencer al dragón se puede leer como novela independiente. En España ha conocido cuatro ediciones en papel, siendo la primera en 1990 y la última en 2023.


Vencer al dragón narra la historia de Jenny y John, hechicera la primera y guerrero el segundo, que son engañados por Gareth para que maten al dragón que asola las tierras del sur. John es el noble que reina sobre las tierras del norte, abandonadas hace décadas por el reino del sur, que ahora pide su ayuda, ya que es el único vencedor de dragones vivo. Jenny es su amante y madre de sus hijos, además de hechicera, que acompañará a John en su aventura. Pronto descubren que Gareth, el caballero que les ha ido a buscar, es en realidad el heredero del reino del sur, y que su padre, el rey, está sometido a un hechizo de Zyerne, una joven y poderosa hechicera.


El argumento de la novela parece remitir a las clásicas historias de fantasía épica repetidas mil veces desde El señor de los anillos, del que se han escrito un montón de refritos, pero nada más lejos de la realidad. Sí tenemos al caballero, a la hechicera, al príncipe, al dragón y a la bruja villana, pero Hambly subvierte los roles propios del género y presenta una historia ambientada en un mundo fantástico pero con unos personajes más realistas. John es noble y guerrero, pero está más preocupado por leer libros y extraer conocimiento de ellos para mejorar la vida de su pueblo que de guerrear. Jenny es una mujer poco atractiva, hechicera de poco poder, más curandera y comadrona que otra cosa, dedicada al estudio y perfección de sus pequeños poderes. Ellos dos son los protagonistas, sobre todo ella, de Vencer al dragón. Unos protagonistas atípicos, lejos del tono épico que suele caracterizar al género, sobre todo en los ochenta, pero también alejado del tono cínico camuflado de realismo sucio representativo de la fantasía de nuestro tiempo. También tiene colgado el sambenito de feminista, que lo es, pero publicada en 1985, entre la segunda y la tercera ola feminista, Vencer al dragón es terriblemente actual y moderna: Jenny y John son pareja y tienen una relación similar a la de Naomi y Holden en The Expanse (2011-21), incluso en muchos aspectos son más avanzados. 


También hay mucho de desmitificación del género, sobre todo a través del personaje de Gareth. Él es el heredero del reino, más trovador y preocupado por el honor y el amor romántico que guerrero. Es el personaje que hace el viaje inverso, de príncipe prototípico de la fantasía épica a personaje de carne y hueso. Es un viaje que realiza gracias a Jenny y a John, a su experiencia con ellos, y también es un viaje alejado de lo posmoderno y autorreferencial, que se convertiría en habitual a partir de la década siguiente. Los noventa no fueron el nacimiento pero sí la consolidación de la tendencia autorreferencial en este tipo de narrativa. La deconstrucción del género fantástico realizada por Hambly no cae ni en la autoparodia ni en el cinismo, estando más emparentada por los ideales humanistas de justicia y libertad de El Quijote que por el catolicismo meapilas de El señor de los anillos


La gran protagonista de Vencer al dragón es Jenny, mujer de mediana edad, poco atractiva físicamente y llena de inseguridades y complejos. Es un personaje poliédrico: es la amante de John y la madre de sus dos hijos, pero también es hechicera y tiene su trabajo como curandera en las tierras del norte. Su deseo de incrementar el débil poder que posee choca con la vida que ha elegido, lo que la lleva a cometer errores. Pero son estos errores los que hacen de Jenny un personaje más humano y tridimensional. Es madre, pero su maternidad y la crianza no son las típicas, sin que eso la convierta en mala madre. También es la amante de John, sin que eso se convierta en el aspecto fundamental que la defina. Tanto John como sus hijos son una parte más de su vida, importantes, sin duda, pero no son todo lo que es. Ella es mucho más, una mujer independiente que libremente decide compartir su vida con otras personas, lo que entra en conflicto con su deseo de mejorar sus capacidades mágicas. La clave, como se dará cuenta Jenny más adelante, está en el para qué, pregunta unamuniana clave. Unamuno escapaba del porqué nihilista y planteaba un mundano y humanista para qué. ¿Para qué más poder, Jenny? ¿Para qué un poder que te acerca y te aleja de lo que quieres? ¿Para qué un poder que no está al servicio del bien común? Vencer al dragón es más de Sancho que de Quijote porque Jenny persigue su autorrealización y la justicia desde un realismo pragmático, sin caer en una distorsión de la realidad que la lleve a ver gigantes donde sólo hay molinos, pero huye del cinismo que a veces provoca el desencanto apelando a un idealismo práctico. Defender la ternura es revolucionario, por más que nos quieran vender el malismo como solución. 


Hambly, Barbara (1990). Vencer al dragón. Ediciones B.


¿Quién quiere saber si estoy quemado
o escondo un corazón helado y quema mi ser?
No he vuelto a ser el mismo
desde que se fue Gillespie, Zappa, Mercury, Camarón;
y me siento mejor
si sé que tengo una estrellita pequeñita, pero firme
¡Pero firme, pero firme!