EL CICLO DE LA PUERTA DE LA MUERTE III: 'La mano del caos' (1993), 'En el laberinto' (1994) y 'La séptima puerta' (1995)
Los cuatro primeros libros de El ciclo de la Puerta de la Muerte seguían una estructura similar: Haplo, uno de los protagonistas de la saga, viaja a uno de los cuatro mundos para explorarlo y preparar la llegada de su señor. Allí se encontraba con las llamadas "razas inferiores", elfos, humanos y enano, que tenían sus propios problemas y en muchos casos dominaban la trama de la novela. En La mano del caos (1993), una vez explorados los cuatro mundos existentes y colocadas todas las piezas, Weis y Hickman se lanzan de lleno a desarrollar el nudo de la historia. El resultado es una trama atropellada que resulta en un ritmo por momentos lento y torpe. Y eso para un estilo como el Weis y Hickman, de mucho diálogo y frase corta, es un desastre.
Si El mago de la serpiente es el comienzo del naufragio de la saga, La mano del caos es la confirmación. ¿En qué estaban pensando? A ver, que los libros son lo que son, los personajes son los típicos arquetipos de ficha de juego de rol, las cosas suceden porque sí y cae en todos los tópicos de la fantasía épica... Weis y Hickman van con su idea religiosa a muerte, y a tope con ella si la defendiesen bien, pero no es el caso. Ahora los villanos, esas serpientes que encarnan el mal, se convierten en cambiaformas. Los personajes que conocimos en libros anteriores van poco pollos sin cabeza de un lado al otro, y lo importante, sobre lo que pivota el libro, el la idea del bien contra el mal y la necesidad de una fe en un poder superior.
Los cuatro primeros libros eran el planteamiento de la historia a desarrollar por Weis y Hickman, y los tres últimos el nudo y el desenlace. Y esto es otra de las cosas que acabó perjudicando a este libro. No sé si no vendió bien, si fue una decisión editorial, o de los autores, o todo a la vez. Más o menos los primeros cuatro libros andaban por las 400 páginas. Aquí ya nos vamos a más de 500 páginas, y pareciera que los autores hubiesen necesita otras 500 páginas más para cerrar todos los melones que abren. No sólo eso, sino que gran parte de esas más de 100 páginas extra se van en recapitulaciones sobre partes de la trama de libros anteriores. En cualquier caso, La mano del caos es, con diferencia, el peor libro de la saga.
Los cuatro primeros libros eran el planteamiento de la historia a desarrollar por Weis y Hickman, y los tres últimos el nudo y el desenlace. Y esto es otra de las cosas que acabó perjudicando a este libro. No sé si no vendió bien, si fue una decisión editorial, o de los autores, o todo a la vez. Más o menos los primeros cuatro libros andaban por las 400 páginas. Aquí ya nos vamos a más de 500 páginas, y pareciera que los autores hubiesen necesita otras 500 páginas más para cerrar todos los melones que abren. No sólo eso, sino que gran parte de esas más de 100 páginas extra se van en recapitulaciones sobre partes de la trama de libros anteriores. En cualquier caso, La mano del caos es, con diferencia, el peor libro de la saga.
En En el laberinto no tenemos esas recapitulaciones a modo de resumen que entorpecían la lectura en La mano del caos. La trama fluye a buen ritmo colocando las últimas piezas para el desenlace final. Aquí abundan en algo que ya se apuntaba en los apéndices de otros libros: el sistema de magia. A ver, siempre sobrevuela sobre la saga el intento de combinar ciencia y magia —el rollo de que la religión es compatible con la ciencia—. Sin ser un tema que me interese, más cuando hablamos de un universo fantástico, el sistema de Weis y Hickman es bastante original. También es algo que aparece desarrollado en plenitud cuando la saga está a un libro de finalizar. Pero bueno, esa idea de que la magia funciona como la física cuántica, con efectos que son el resultado de obligar a definirse a la realidad, es un complemento original y atípico. Y bastante infrautilizado, hay que decir.
La séptima puerta es el libro más breve de la saga, casi tanto que más parece un expurgo de En el laberinto que otra cosa. En el anterior libro se terminaron de cerrar casi todas las tramas secundarias y en este se concluye esa tarea y la de cerrar la trama principal. Es un cierre satisfactorio para lo que ha sido el devenir de la saga, no dejando cabos por atar. Ahora bien, la manera de atar esos cabos ya es más discutible y puede no dejar a todo el mundo satisfecho, pero sí has llegado hasta aquí... Si ya saben cómo me pongo, pa' qué me invitan.
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| Ediciones Timun Mas de adamantium |
El ciclo de la Puerta de la Muerte es una saga de fantasía épica ambientada en un mundo postapocalíptico donde el sistema de magia funciona tomando elementos de la física cuántica. Una mezcla bastante curiosa de fantasía épica con algunos toques de ciencia ficción. Como en la Dragonlance y el Cataclismo provocado por los heréticos, El ciclo de la Puerta de la Muerte y la Separación, que traen el apocalipsis, está causado por los heréticos. En este caso, el de los científicos y la Ciencia, al no saber dónde están los límites, trajeron la destrucción del mundo. Lo mismo que les pasará a los que vendrán después, esas razas de semidioses, los sartán y los patryn, con su magia cuántica, que destruyen el mundo otra vez. Eso sí, hay algo que nunca voy a entender. En este universo dualista de Weis y Hickman los sartán y los patryn son una cosa y su contraria, caracterizándolos de esta manera: los sartán son de pelo claro con puntas oscuras mientras que los patryn tienen el pelo oscuro y las puntas blancas. Durante los siete libros unos y otros no paran de sorprenderse al descubrir a su contrario. PERO VAMOS A VER, puntas blancas patryn, puntas negras sartán. Que no es tan difícil.
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| Cuando ocultas las runas tatuadas de tu cuerpo porque nadie se va a fijar en tu pelazo con mechas |
Sucede con El ciclo de la Puerta de la Muerte lo mismo que suele suceder con la obra de Heinlein: convertir tu obra en tesis acarrea que si como lector no la compartes, te genere rechazo. Tener ideas y que estas sean contrarias a las propias no supone o no debería de suponer un problema, pero Weis y Hickman priorizan sus ideas sobre la trama y los personajes. Es el gran problema de esta heptalogía. Por otra parte, la obra cae en los tópicos del género, aunque lo que la diferencia es que les intenta dar una vueltecita. Que el universo donde se desarrolla sea un futuro postapocalíptico es un buen punto, como también lo es el viaje inverso del héroe. Los protagonistas no empiezan desde abajo, humildes, hasta que acaban convertidos en semidioses. El viaje es el contrario, de semidioses a humildes personas —temerosas de dios—. La pena es que estos dos aciertos no estén explotados y todo acabe centrándose en la fe y dios. Dicho lo cual, La estrella de los elfos y El mar de fuego son dos novelas más que interesantes y que se pueden leer sin problema de manera individual, al margen de la saga. En la primera hay elfos bastante mundanos, nada que ver con los elfos estirados de Tolkien, que ven como su mundo es barrido por unos cíclopes ciegos. Tiene momentos bastante salvajes, aunque no se regodee en ellos. Y El mar de fuego es una novela de zombis antes de que los zombis se pusieran de moda, tocando el tema del vudú y el de los zombis inteligentes.
Weis & Hickman (1993). La mano del caos. Timun Mas.
Weis & Hickman (1994). En el laberinto. Timun Mas.
Weis & Hickman (1995). La séptima puerta. Timun Mas.









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