El punto azul al que llamamos hogar completa otra vuelta elíptica alrededor del sol entre guerras comerciales, genocidios y la amenaza nuclear. Agotamos otro año más de una década a la que se le acumulan los desastres y las malas noticias, y donde lo mejor que podemos decir es que seguimos vivos —sólo algunos—, al menos de momento.

En lo personal 2025 ha sido un año de cambios, el de país y el de vida. ¿Quién me iba a decir a mí que iba a pasar mis treinta viviendo en Mánchester? Mánchester, la Bilbao mal —por mucho que C. se queje de que Bilbao esto y Bilbao lo otro. Vengo del futuro, como la de la lejía—, ha sido mi casa durante más de un lustro. Cambio de vida y cambio de década. Pongo el «4» en el contador de años y la vista en un futuro que parece cada vez más frágil, casi improbable, y con el vértigo de ir agotando vidas y quedar menos pantallas del juego que llamamos vida. De los creadores de «si te gustó el colegio te encantará el trabajo» llega «si te gustó opositar a los veinte lo vas a gozar a los cuarenta». A la espera de la próxima tirada de dados, me veréis silbando por las calles de Salamanca el Always Look on the Bright Side of Life mientras saco alguna fotillo, así que sonreíd, aunque sólo sea por no salir con cara de amargaos en la foto. 

LIBROS


  • La novela que más me ha gustado: El vado de los zorros de Anna Starobinets. Un libro de esos que parecen salidos de ninguna parte por lo inesperados. A Starobinets le ha pasado con El vado de los zorros como a Enriquez cuando publicó Nuestra parte de noche, que nos ha descolocado a todos. Por aquí hablé de ella. Un thriller de ciencia ficción ambientado en la Manchuria soviética, tan adictivo como atractivo. ¿Espías, mentalistas, cambiaformas, magos, nazis? Póngame cuarto y mitad.

  • Premios mejor novela casi pero no ex aequo: Chamanes eléctricos en la fiesta del sol de Mónica Ojeda es buena mandanga. No es lo mejor que ha escrito y se gusta demasiado, pero Ojeda es mucha Ojeda.

  • Menciones especiales: Hijos de lobos de Tanith Lee, Vencer al dragón de Barbara Hambly, El monte de las furias de Fernanda Trías y El unicornio de Manuel Mujica Lainez. Ha sido un año raro donde he acabado leyendo demasiadas series y sagas.

  • Relectura: Aquí si hay tela que cortar. La peste de Albert Camus. Con la perspectiva que dan los años y sobre todo la experiencia de la pandemia, La peste de Camus cobra un significado especial. Ojalá vuelva ese humanismo que desprende la novela, porque nos va a hacer falta. También he releído a Shakespeare y a los griegos, Sófocles y Esquilo. Bastante alejado de lo que suelo leer estos últimos años, pero son relecturas igual de estimulantes.

  • Libro de relatos que más me ha gustado: Kalpa imperial de Ángela Gorodischer. Llegué al libro a través del podcast Todo tranquilo en Dunwich y menos mal, porque de otra forma no le hubiera prestado atención. Hablé de ella en esta entrada. Un libro y una autora muy recomendables.

  • Premio mejor libro de relatos casi ex aequo pero no: Los lentes azules de Daphne du Maurier, en su edición en Reno. A la autora se la reduce a Los pájaros y Rebeca, las adaptaciones de Hitchcock, pero es mucho más.

  • Menciones especiales: María Fernanda Ampuero con Sacrificios humanos y Pelea de gallos también me ha gustado muchísimo, junto a El cazador de jaguares de Lucius Shepard.

  • Mejores antologías de relatos: Dantescas, coordinado por Ampuero, la revista mexicana de ciencia ficción Rocambolesca de Ari Pérez, los Cuentos fantásticos del siglo XIX vol. 1 editado por Calvino y varios números de la Biblioteca universal de Misterio y Terror. No hay señoras victorianas este año —esnif, esnif—.

  • Libro de no ficción: Este año han caído unos cuantos de astrofísica y biología, especialmente buenos los de Carlos Briones y Sean B. Carroll. Luego está Realismo capitalista de Mark Fisher, con el que he dado la turra por encima de mis posibilidades y que todavía sigo saqueando y citando.

PELÍCULAS


  • Salas de cine: He vuelto a ir con asiduidad al cine, solo o acompañado, aunque cada vez lo ponen más difícil: entradas más caras, pocas opciones de ver la versión original y películas que duran un suspiro en cartelera. Además, estoy a un paso de ser un viejo gruñón que se enfada con la chavalada cuando están con el puto móvil en la sala.

  • Popurrí japonés e italiano: Pues si otros años había algún subgénero o país en el que me adentraba, este 2025 ha sido una macedonia. A comienzos de año seguí viendo pelis japonesas y adentrándome en la cinematografía de Koji Shiraishi —Shirome, Teke Teke 1 y 2, A Beast in Love, Hell Girl, Villain, House of Sayuri, Kinki...—, del que me gustan hasta los andares. También cayeron algunas de Kiyoshi, el Kurosawa bueno —Chime está MUY guapa— y Takashi Miike. Entre tanto japonés aproveché para ver algunos gialli, alguno más conocido de Argento y Martino, como La polizia accusa: il servizio segreto uccide —es uno de los mejores títulos del mundo mundial—, pero también otros más desconocidos, de los de rascar la sartén. No me cansaré de recomendar La corta noche de las muñecas de cristal (1971), Qualcosa striscia nel buio (1971), Vicios prohibidos (1972) y Las lágrimas de Jennifer (1972). Principios de los setenta fue una década llena de buenas pelis italianas. Y ya que estaba, me puse con el cine de explotación italiano de los ochenta y las pelis de Deodatto y Fulci de esa década. 

  • Popurrí europeo: Como no todo iba a ser Italia y Japón, 2025 me sirvió para conocer las cinematografías de otros países, algunos ya inexistentes como Yugoslavia y Checoslovaquia, y otros pequeños como Islandia. Tilbury (1987) y Leptirica (1973) me parecen películas que merecen más interés. Ya fuera del terror y la fantasía, me dio por pegarle un buen repaso a las primeras pelis de Almodóvar y (re)descubrir algunas pelis como Átame, que si no es un giallo, que baje dios y lo vea.

  • En el recuerdo: Se murió el señor del pelo blanco, David Lynch. Todavía recuerdo en mi primer año de universidad, allá por 2004, disertar sobre el cine de Lynch entre caña y caña en la cafetería de la facultad. Sin tener ni puta idea. Lynch fue el CINE. 

  • Más recuerdos: Después de más de dos décadas retirado, se supo de la muerte de Gene Hackman este año. Tiene pelis muy recomendables como Night Moves (1975), The French Connection (1971) y Mississippi Burning (1988).

  • Películas de culto: La yugoslava Variola vera (1982) y la francesa Demonlover (2002) están en mi top de lo mejor del año. De la primera hablé aquí. Se trata de una peli entre el costumbrismo y el terror, que se entiende mejor, como otras tantas cosas, después de la pandemia de 2020. Le debo el descubrimiento de Demonlover a Estamos muertos, ¿o qué? Peli francesa metida en el saco del nuevo extremismo francés que es una pasada, de las que te pasan por encima. La peli comienza como una especie de thriller corporativo que acaba derivando en cyberpunk sin saber muy bien qué está pasando.

  • Más pelis de culto: Gracias al blog Barrilete Cósmico descubrí Le seuil du vide (1972) y Trompe l'oeil (1975), dos pelis del fantástico francés completamente desconocidas y muy recomendables. También he disfrutado de The Hidden (1987), con Kylen MacLachlan interpretando otro agente del FBI, y de Constantine (2005), película denostada en su momento, aupada a la categoría de culto después, y que con el empeño de Keanu Reeves puede llegar a tener secuela. The Chain Reaction (1980) es la australiana que no podía faltar.

  • Mis pelis de 2025: Casi todas las películas estrenadas este año que he visto son de terror o de un género concomitante. La vida no está para dramas. Weapons me gustó muchísimo y sospecho que verla en una sala de cine tuvo bastante que ver con eso. En el recuerdo, cada vez me entusiasma menos. Justo lo contrario que me pasa con Bugonia, que ya me pareció buena cuando salí del cine y hoy me parece todavía mejor. Destino final es la mejor saga de terror de la historia, casi no hay peli mala, y con Destino final: Lazos de sangre, su sexta entrega, lo vuelven a demostrar. La The Running Man de Edgar Wright mola un montón. Dangerous Animals y Bring Her Back me dan más razones para no pisar Australia. 825 Forest Road demuestra dos cosas: que Cognetti es más que Hell House LLC y que los maniquíes (me) dan miedo. De las que no han sido terror, he disfrutado de la humanidad de Superman y La gran ambición: un superhéroe y un político que se preocupan por los comunes y la justicia social. Y la última de este año con la que lo he gozado ha sido Kinki, la peli con más pasta y menos collejas de Koji Shiraishi.

SERIES


Al contrario que otros años, en 2025 sí he visto alguna que otra serie, aunque salvo excepciones nada especialmente interesante. 

  • Mi favorita del año: Paradise. Serie de la plataforma Hulu, con un título horrible y que ha pasado completamente desapercibida. Si ya todo va a una velocidad de la leche, donde el gran evento de ayer caducó esta mañana, pasar desapercibido es convertirse en lost media en unos años. Paradise, sin ser la gran cosa ni pretender inventar la rueda, se sale de lo común. Son ocho capítulos en los que es mejor adentrarse sin saber absolutamente nada de la trama. Si no has oído hablar de ella, dale un tiento antes de que estrenen la segunda temporada y te revienten la sorpresa. Es como la película Demonlover, que te lleva por un sitio para luego cogerte del brazo y llevarte por otro. No creo que todo se fíe a ese giro, ni me suelen gustar las obras que sí lo hacen, pero es más la manera en la que te conducen. Me parece elegante y poco tramposa, un viaje que se disfruta. 

  • Otras: Justo acabo de terminar Pluribus, quizá por eso está por aquí, porque la tengo más fresca. No entiendo el mensaje ¿reaccionario? de la serie de Vince Gilligan: al caos del neoliberalismo e individualismo se le contrapone un colectivismo de mente colmena eficiente y sostenible, ¿dónde hay que firmar? Pero como en Paradise, el viaje mola. Sospecho que Gilligan quiere compararse con Ursula K. Le Guin —la serie tiene un pequeño homenaje—, en el sentido de escribir una serie de "ciencia ficción elevada". Sí, del terror se han dicho esas chorradas y ahora le llega el turno a la ciencia ficción. Pluribus es como las distopías de John Wyndham, donde a un hecho catastrófico le sucede lo mundano.

  • Series meh: O series que ni fu ni fa. Alien Earth no es el desastre que algunos han pintado. El mundo del fandom mainstream es tóxico y reaccionario a más no poder. El problema de la serie no es que se cisque en el universo de Alien, es que intenta abarcar muchas cosas y se queda en agua de borrajas. Talamasca está basado en el universo de Anne Rice, y la serie empieza bien pero se va desinflando. La organización secreta que investiga y controla el mundo sobrenatural merecía más. Las segundas temporadas de Poker Face y Nine Perfect Strangers han sido un bluf. Murderbot está curiosa.

  • Anime: Supongo que en algún momento traeré por el blog series de anime de los de tarrina de cedés. Este 2025 he visto algunos capítulos sueltos de Beck, Great Teacher Onizuka, Full Metal Panic!, Gantz y Tokyo Ghoul

TEBEOS


En 2025 he leído algún que otro cómic más que en años pasados, pero aún así muy poca cosa. Tampoco voy a sorprender con mi autor favorito.

  • Mi tebeo favorito del añoSpectregraph de James Tynion IV, con dibujo de Christian Ward. Sectas ocultistas, fantasmas y una crítica ácida al poscapitalismo del día a día. Bebe mucho de 13 fantasmas en cuanto al escenario: una mansión con un mecanismo que encierra a las protagonistas dentro y libera fantasmas. También se nota la influencia de Nuestra parte de noche, con esa secta de ricos conspirando por perpetuarse y perpetuar el sistema. Mi tebeo favorito del año pasado fue Worldtr33, el de 2023 fue El departamento de la verdad, el de 2022 The Nice House on the Lake, en 2021 Something is Killing the Children... Todos son de James Tynion IV. Para 2026 tengo en mente acabar con The Woods y leer El armario. Todos somos contingentes, pero James Tynion IV es necesario.

  • Menciones especiales: He vuelto a caer con Ice Cream Man vol. 2. Historias cortas, unas mejores y otras peores, que son bastante divertidas de leer. No me suelo adentrar en el manga por culpa de esas series interminables con varias decenas de tomos, pero he picado con El día en que Hikaru murió. Son ocho tomos, he leído el primero, y de momento parece lo suficientemente interesante e intrigante para continuar.

  • Más menciones especiales: Leo Verdura, el león vegetariano de Rafael Ramos y Marco Antonio, el niño con poderes telequinéticos de Mique Beltrán. Ambos se publicaron en las tiras de El Pequeño País, el suplemento infantil del diario El País. Pertenecen a esa segunta etapa del suplemento donde se publicaban historias propias, como La biblioteca de Turpín —que reseñé aquí hace unos años— y Goomer, hoy ya olvidadas.

JUEGOS


Gracias al ordenador que compré el año pasado y que vino a sustituir al pisapapeles que tenía, he podido jugar bastantes horas este 2025.

  • Mi favorito del año: Harmony: The Fall of Riverie es EL JUEGO. Le dediqué una entrada hace unos meses y puedo decir que los de Don't Nod lo han bordado con el juego. Mira que llevamos años en los que es difícil sorprender en este tipo de juegos, donde ya existen unas mecánicas preestablecidas, pero Harmony: The Fall of Riverie es una experiencia narrativa que innova y no se estrella en el intento.

  • Menciones especiales: Stray Gods: The Roleplaying Musical. El título no engaña: una novela visual con los dioses de la antigua Grecia y la música como protagonistas. El juego es una novela visual donde los personajes, de vez en cuando, cantan. Y es maravilloso.

  • Bonus track: Me han gustado mucho Twin Mirror, Killer Frequency y Draugen, buenas historias, mecánicas sencillas, buena narrativa y de duración tirando a corta, de los que te pasas en dos tardes.

MÚSICA 



  • Mi(s) disco(s) favorito(s) del año: No lo volveré a hacer (2025) de Shego, Lento Ternura de Zahara (2025) y Antidepressants (2025) de Suede. Existen varias relaciones entre los tres discos: el postpunk de Shego y Suede, el anticonformismo, a veces a modo de catarsis punk como en Shego, otras desde la reflexión más pausada de Suede y Zahara. Es Zahara la que invita, como hiciera Gorka Urbizu en Hasiera Bat (2024), a parar el ritmo acelerado que llevamos. Shego son las que describen las consecuencias de ese desenfreno, mientras que Suede, ya un poco de vuelta de todo peros sin cinismo, nos recuerdan que aunque el presente no pinta bien, cualquier tiempo pasado fue peor. Tres discos de quitarse el sombrero de tres generaciones que demuestran que no hay que tirar de nostalgia para hacer buena música. Backstage de Shego, Nuestro amor de Zahara y Sweet Kid de Suede bien se merecen una escucha. Y si se acercan a tu ciudad, aprovecha.

La Zahara petándolo

  • Mis otros discos favoritos del año: 1973 (2025) de Quique González, Planting by the Signs (2025) de S. G. Goodman, CUERPOS vol. 1 (2025) de Babasónicos, Anestesia (2022) de Peces raros, Por Ahora Para Siempre (2025) de joseluis, 201 (2025) de Repion, Barro (2025) de Alberto & García, Double Infinity (2025) de Big Thief, Ya no me duele mal (2025) de La Milagrosa, No te puedes rendir (2024) de Nudozurdo y San Felices (2025) de La M.O.D.A.

  • Menciones especiales: La virtud del alba (2025) de Denisdenis, Se traspasa (2025), la despedida de Brighton 64, Tigers Blood (2024) de Waxahatchee, Everybody Screams (2025) de Florence + The Machine, Twilight Overrided (2025) de Jeff Tweedy, Rojo despertar (2025) de De Fem, Ultraviolent (2025) de Kyo, Lady Luck (2025) de Rebeca Jiménez, Todo arde (2023) de Drugos, Puertas (2025) de El Cuarteto de Nos, La boca del lobo (2025) de Carlos Ares, Juegos violentos (2025) de Puño Dragón, Sharon van Etten & The Attachment Theory (2025) de Sharon van Etten y Pelo de foca (2025) de Ultraligera.

  • Culto: No me suele pasar mucho, pero Cure for Pain (1993) de Morphine es un discazo. Rock con un saxo de free jazz mezclado con blues y con una producción que hoy llamaríamos minimalista, por lo orgánica que suena.

Se me quedan fuera los nuevos discos de Valeria Castro, La Paloma, Eiffel... He escuchado muchísima música este año y puedo constatar algo que ya sabía: lo que se hace ahora está, como mínimo, al nivel de lo que se hacía hace años. No soy nada nostálgico, y en la música menos. Existen un montón de bandas y artistas contemporáneos, casi de cualquier género que imagines, que publican discos sobresalientes. Todo es molestarse en buscar un poco.


Como en el meme de Travolta, miro a un lado y miro al otro y sólo veo como el número de cretinos aumenta. Si alguna vez te preguntaste cómo pudo suceder lo del holocausto, ahí lo tienes: el que tienes al lado empieza a decir chorradas que primero te hacen gracia, como lo de las vacunas y el 5G, y luego te asustan, cuando ya verbalizan que les sobramos más de la mitad de la población. Lo que nos queda es resistir con una sonrisa y no dejar de compartir nunca las cosas que nos emocionan, porque sea una película, un libro o una sobremesa, ya lo dijo el Doctor (Who): "Nunca seas cruel, nunca seas cobarde. Recuerda: el odio siempre es una tontería, el amor siempre es sabio. Intenta ser siempre amable, pero nunca dejes de ser bondadoso". Que en las tiradas de dados de 2026 los críticos caigan de nuestro lado.

P.D. Esto es una amenaza: igual abro podcast sobre libros xD

Quiero caos y pido canciones.
Pido otra noche más
después de tantas seguidas.
Pido una pastilla que me haga olvidar
y tu recuerdo no me persiga.
No es la calma,
ni es mentira.
No es la foto
ni este backstage
donde se hace de día.
No es tu culpa,
ni es la mía.
Hace tiempo que lo puedo ver.
Hace tiempo que lo puedo ver.


Mojamos los pies en sus aguas heladas.
Este amor es un río, atraviesa montañas.
Vive en las casas que tú y yo no podemos comprarnos.
Este amor está completo, no es eterno, es diario.
Nuestro amor, nuestro amor.
Nuestro amor, nuestro amor.
Nuestro amor es un mapa con atajos secretos,
está lleno de tiempo, no necesita el dinero.
Nuestro amor es el amigo que siempre está despierto.
Es la sesión nocturna, el único bar abierto.
Es la rave, es el humo, es el éxtasis puro,
es el baile, es el ámame, es el dame más duro.
Es la rave, es el humo, es el éxtasis puro,
es el baile, es el ámame, es el dame más duro.
Es la rave, es el humo, es el éxtasis puro,
es el baile, es el átame, es el dame más duro.
Dame más duro.
Dame más duro.