Si bien El proyecto de la bruja de Blair no fue la primera que utilizaba el recurso del falso documental y el metraje encontrado, sí fue la primera en triunfar masivamente y abrió la veda para que este subgénero se convirtiera en uno de los más explotados del cine de género. El abaratamiento de las tecnologías permitió a mucho joven cineasta levantar proyectos por cuatro duros, y a industrias cinematográficas pequeñas como la española tener éxitos internacionales como [REC] con una inversión modesta. Lo que en un principio eran copias descaradas de El proyecto de la bruja de Blair, con el tiempo se fueron distanciando de la influencia de ésta para ofrecer una obra diferente. Aunque siempre suele haber algo que no falla: personajes corriendo como pollos sin cabeza con la cámara dando tumbos de un lado a otro.


Death of a Vlogger es una película escocesa escrita, dirigida, protagonizada y producida por Graham Hughes y estrenada en 2019. Es su segunda película, y recoge mucho de su primer metraje, A Practical Guide to a Spectacular Suicide. Death of a Vlogger también se adentra dentro de otro subgénero, el del terror digital, bastante habitual en este tipo de películas. Uno de los mejores ejemplos de esto es Host, del británico Rob Savage, donde una seance digital sale mal. La historia de Death of a Vlogger es parecida. Graham, el protagonista, es un joven obsesionado con volverse viral con sus vídeos, aunque para ello tenga que mentir y arriesgar su vida. En un momento dado, empiezan a ocurrir sucesos paranormales en su apartamento. ¿Es algo preparado? La película da vueltas sobre este tema, jugando con si lo que sucede es algo real o preparado por Graham para obtener más visitas. De fondo, está el tema de la adicción a las redes sociales y influjo negativo, con esa masa que amparada en el anonimato se dedica a destruir vidas. Aunque sólo dura 88 minutos, quizás le hubiera convenido, como en la anteriormente mencionada Host, recortar un poco más su metraje. Y que el protagonista sea un poco tolili tampoco ayuda.

Horror in the High Desert es una película estadounidense de terror dirigida, escrita y producida por Dutch Marich y estrenada en 2021. Como en el caso de Graham Hughes, Marich ya había dirigido otras películas, pero hasta esta Horror in the High Desert no encontró cierto reconocimiento, que por cierto le ha valido para dirigir y producir una segunda parte que verá la luz este 2022. Un mochilero que disfruta de las excursiones al aire libre encuentra una cabaña en mitad del desierto habitada por una criatura terrorífica. Como en Death of a Vlogger sus seguidores no le creen, lo que hace que para reafirmarse ante ellos arriesgue su vida volviendo otra a vez a la cabaña para grabar imágenes que confirmen lo que dice. Utilizando el lenguaje narrativo de un documental, se reconstruye la vida de este personaje aventurero a través de diferentes voces, no siempre confiables. Un poco, aunque salvando las distancias, parecido a lo que hace Lake Mungo. No todo el mundo conoce como debería al protagonista,  ni su hermana ni su compañero de piso. El último tramo de la película se adentra de lleno en el terror y se vuelve un poco loca.



The Conspiracy es una película canadiense escrita y dirigida por Christopher MacBride y estrenada en 2012. Sigue los pasos de unos documentalistas que preparan un documental sobre teorías de la conspiración. En el transcurso del desarrollo de este documental, acaban descubriendo una sociedad secreta que de verdad está detrás de muchas de las cosas que pasan en el mundo. Este giro y la posterior investigación de esta sociedad secreta ocupan la mayor parte del metraje. Lo de las teorías de la conspiración, después de Trump y una pandemia, ha quedado como una temática cuqui. Jim y Aaron, los periodistas protagonistas detrás de esta investigación, se adentran en el territorio de una sociedad secreta que hunde sus raíces en la antigua Roma. ¿Serán capaces de sacar la verdad a la luz. Interesante mensaje sobre cómo se construye la verdad. Bebe mucho de la influencia de Expediente X y de las teorías de la conspiración tan en boga en los noventa. Como siempre, la verdad está ahí fuera.

Tanto Death of a Vlogger, como Horror in the High Desert y The Conspiracy son películas que aprovechan al máximo unos recursos escasos para construir un universo muy particular. Los directores de estas cintas también son los autores del guion, y en algunos casos también ejercen de productores y autores. Por no mucho dinero es posible levantar proyectos que hace unas décadas sería imposible sin la complicidad de los estudios ya establecidos. Aunque en los dos mil abjuré de este tipo de películas, y pese a que no sea muy fan de tanto movimiento de cámara en el cine, este tipo de películas son muy disfrutables en la televisión del salón de casa. O en la pantalla de un ordenador.