Picnic en Hanging Rock es una película de terror y misterio australiana dirigida por el también australiano Peter Weir. Basada en la novela Joan Lindsay del mismo título, Picnic en Hanging Rock es una de las películas más importantes dentro del terror australiano, que en la década de los setenta vivió su edad de oro. Títulos como La última ola, también de Peter Weir, Despertar en el infierno, Walkabout o Largo fin de semana así lo atestiguan. Y en todas esas películas, de un modo o de otro, el paisaje y la naturaleza australianas están presentes.

Picnic en Hanging Rock relata la historia de la desaparición de tres alumnas y una maestra en una excursión al campo. En un prestigioso y elitista internado para chicas, el día de San Valentín de 1900 realizan una excursión a Hanging Rock, un monte perdido en medio de la nada. Suceden varios hechos misteriosos que predecen a la desaparición, como que todos los relojes se paren a las 12 o que todos caigan dormidos también al mismo tiempo. Y se ofrecen algunas explicaciones racionales, como el electromagnetismo y el calor. Ya es problema del espectador aceptar esas explicaciones o no. Miranda, una de las alumnas del internado, lidera una excursión a la cima con otros tres alumnas. En un moemento determinado, como en un sueño, desaparecen miranda y otras dos compañeras más, además de una profesora que había ido, sin saber muy bien por qué, en su busca.

En la película se tratan varios temas, además del misterio. Unos sugeridos abiertamente y otros tratados de manera más sutil. Picnic en Hanging Rock es una película de época que critica la educación femenina de la época. Trasplantan la sociedad victoriana inglesa de la época a un paraje inhóspito como Australia. Las mujeres tienen que vestir con su corsé. sus medias, sus mil prendas interiores y guantes, porque eso es lo que hacen las señoritas. La directora del internado es un buen ejemplo de hipocresía victoriana, más preocupada por su prestigio y el qué dirán que por sus alumnas. Cuando la única de las alumnas desaparecidas aparece viva, lo más importante es que "esté intacta". La virginidad es un valor en una sociedad que trata a las mujeres como mercancia. También se insinúa una posible relación lésbica entre Sara, la huérfana estudiante, y Miranda, que es descrita en un momento de la película como "un ángel de Botticelli". Sara es el cervatillo abandonado y condenado. También, a través de otros personajes, vemos las relaciones de clase existentes entre la élite gobernante y la clase trabajadora. Y todo esto, la crítica social a la educación y a la sociedad de la época, está envuelto en un halo de misterio y de simbolismo. El ascenso a la cima, al cielo, es la muerte y la iluminación. Ángela, descrita como un ángel, lidera esa excursión a la cima en un monte, Hanging Rock, donde parece habitar el dios Pan griego.



Una de las cosas que hace muy bien Peter Weir es lo de insinuar posibles culpables. Como en una novela de Agatha Christie, los espectadores estamos acostumbrados a culpar al mayordomo. Pero Picnic en Hanging Rock funciona de manera distinta. Weir frustra nuestras expectativas cuando los posibles culpables son los responsables de rescatar a la única superviviente de la desaparición. Porque lo importante es todo lo que rodea al misterio más que el misterio en sí. Y porque no existe una epifanía final que revele dicho misterio. Desaparecen cuatro personas, sólo se encuentra a una y nunca llegamos a saber realmente qué es lo que pasó. Y es precisamente esta falta de resolución y la manera en la que está contada la historia lo que ha hecho que se convierta en leyenda. Algo de lo que podrían haber aprendido en las últimas temporadas de Perdidos, por cierto. Hay muchas teorías y libros intentando dilucidar el misterio de las desapariciones de Hanging Rock, pero quizás el hecho más curioso es que esta ficción se haya convertido en una leyenda urbana que se cuenta como si de verdad hubiese sucedido. Es una historia que se ha incorporado al folclore nacional australiano y donde ya poco importa que esté basado en un hecho real o no. Fascinante.

A nivel de realización está muy bien dirigida. Nos podríamos preguntar, parafraseando a los Monty Python, qué nos ha dado Peter Weir. Y no, no han sido acueductos y un sistema de alcantarillado como los romanos, pero sí películas como El show de Truman, El club de los poetas muertos, Master and Commander, El año que vivimos peligrosamente, Único testigo, La costa de los mosquitos, La última ola o esta Picnic en Hanging Rock. En el caso de esta última, un cine evocador, de atmósfera, que provoca sensaciones a través de imágenes y que crea su propio mundo. ¿Dónde está Miranda ahora? Probablemente convertida en ninfa o en el verso de un poeta