Head Count, estrenado en 2018, es el primer largometraje dirigido por Elle Callahan, directora, escritora e ingeniera de sonido. Hasta ese momento, Elle Callahan sólo había destacado por participar en algunas producciones de Marvel en el departamento de sonido y el de efectos visuales además de dirigir y escribir un par de cortos. Es importante el primer dato porque una de las cosas en las que sobresale esta película es en su apartado sonoro; también los efectos visuales están a un gran nivel, pero por el tipo de producción que es, una película muy pequeña, aparecen poco.


Head Count es una historia creada por la propia Elle Callahan y guionizada por Michael Nader que narra el encuentro de unos jóvenes de vacaciones en el desierto con una criatura cambiaformas. Evan va a pasar sus vacaciones junto a su hermano mayor Payton, que vive en una caravana en el desierto de Joshua Tree. Preferiría irse con sus compañeros de clase de viaje, pero la falta de dinero y el cierre de la residencia universitaria donde vive le obligan a esta visita. Su hermano mayor, después de la muerte de sus padres, es su única familia, y no parecen llevarse muy bien. Él es un joven universitario y su hermano Payton es un adulto bastante disfuncional que vive en una caravana. Obligado a convivir con él hasta que empiecen las clases en la universidad y reabran su residencia, se van de excursión por el desierto. Allí conoce a una chica, Zoe, y a su grupo de amigos, que están pasando unos días de vacaciones en una casa alquilada. Evan deja a su hermano y se va con ellos. En la primera noche, leyendo historias de terror junto al fuego, Evan acaba convocando a un hisje, una criatura cambiaformas. 

La película, que como decía antes, es una producción pequeña, sabe aprovechar muy bien sus pocos recursos y logra pasar por una película de mayor presupuesto. El escenario principal y casi único es una casa en el desierto, pero tanto el inicio de la película, con Evan despidiéndose de sus compañeros de clase y viajando a la caravana de su hermano, su pequeña excursión por el desierto hasta dar con el grupo de Zoe, así como el final, añaden unas cuantas localizaciones más a la película y hacen que parezca otra cosa. Que unido a una producción audiovisual excelente, especialmente en cuanto a sonido, hacen de Head Count una película que sobresale sobre el resto.

Elle Callahan con salsa de tomate en la mano

La historia de Head Count está influenciada por los creepypasta tan de moda estos últimos años. La entidad convocada al pronunciar su nombre cinco veces, de nombre hisje, es una criatura cambiaformas cuyo objetivo es llevar a cabo un ritual. Este ritual tiene como base el número cinco. Deberá separar al grupo, formado por diez personas, para poder acabar con ellos. Para hacerlo, adoptará la apariencia de cualquiera de ellos. Esa es la parte más escalofriante de la película y uno de los aciertos de Elle Callahan como directora: la atmósfera que crea. Este grupo de jóvenes convivirá durante tres días con la criatura entre ellos. Se sucederán escenas donde uno de los personajes parece estar en dos sitios distintos a la vez. Esa creciente tensión y sucesión de elementos extraños es la parte central de la película que llevan a una resolución que, sin ser mala, no está a la altura de lo visto hasta ese momento. Tampoco es nada grave, hasta a Spielberg le pasó con Tiburón: cuando enseñas el monstruo en vez de sugerirlo, siempre suele quedar por debajo de las expectativas. Me quedo con la habilidad de Elle Callahan para construir una atmósfera inquietante con un material que en otras manos daría para cortometraje. Además, durante la mayor parte de la película lo logra de una manera sutil, lo que me parece que tiene todavía más mérito. Witch Hunt, estrenada el pasado 2021, es su segunda película y la confirmación de que Head Count no fue una casualidad. 

Flores rojas como estrellas
en las uñas de león