Operación miedo es una película italiana dirigida por Mario Bava y estrenada en 1966. Protagonizada por Giacomo Rossi-Stuart y Erika Blanc, en una de las primeras escenas observamos al personaje interpretado por Rossi-Stuart llegando al pueblo y contemplando en el horizonte cómo unos campesinos transportan un ataúd. Operación miedo toma elementos prestados de otras producciones de terror, como las clásicas de la Universal y sus adaptaciones de Sherlosck Holmes, o las que estaban realizando en esos momentos estudios como la Hammer y Amicus o productores como Corman, pero también incorpora elementos propios, especialmente en la realización, muy típicos del cine de terror italiano de la época.

La película comienza con la llegada de un doctor a un pueblo perdido de los Cárpatos. Este doctor ha sido requerido por un inspector de policía, que está investigando la última muerte misteriosa acaecida en este pequeño pueblo, para llevar a cabo la autopsia de la última víctima. Es esta víctima la que abre la película, una mujer que es perseguida por alguien o por algo y que acaba saltando al vacío para empalarse con las rejas de una verja, no estando nada claro si se ha suicidado o si ese alguien o algo que la perseguía le ha obligado a hacerlo. Y no es lo más desconcertante que sucede en la película, que en su primer tramo, nos tiene bastante despistados. No sabemos más que los protagonistas que están investigando esta muerte, y será muy poco a poco, gradualmente, cuando iremos descubriendo el misterio que se oculta en el pueblo y que tiene a todos sus habitantes aterrorizados. Aunque es una película de 1966, creo que es relativamente poco conocida y que merece la pena adentrarse en ella sin conocer mucho más, por eso no voy a revelar mucho más de la trama.

Tim Burton ha visto esta peli

La acción transcurre en 1907, pero bien podría ser cien años antes debido a su ambientación bastante atemporal: el personaje del doctor llega en un carruaje, no hay luz eléctrica ni aparatos electrónicos... Todo remite a un mundo que nos recuerda a los relatos de Poe, Stoker, Conan Doyle y otros clásicos del género de terror literario. Es una película que como suele ser habitual en la obra del Bava bueno, cuida mucho la atmósfera. Para ello las localizaciones escogidas son muy importantes. Tenemos por un lado el pueblo imaginario de Karmingam, para el que se escogen Calcata y Faleria, dos pueblecitos medievales italianos, la Villa Grasp, para la que se recurre a la Villa Lancellotti en Frascati, y algunos exteriores como los del cementerio que se rodaron en los míticos estudios de Titanus. Estos tres espacios, pueblo, villa y cementerio, sirven de telón de fondo de una historia bastante trillada: la del enfrentamiento entre la ciencia y la superstición. Pero también sirven para reforzar el carácter onírico y a veces surreal de algunos tramos de la película, como uno de los protagonistas persiguiendo a su doble o las pesadillas que persiguen a la protagonista.

A Mario Bava también le gustaba Hitchcock

La atmósfera de la película es uno de sus puntos fuertes, reforzada por la elección de las localizaciones, con ese pueblo de calles estrechas, con una iglesia semiderruida, pero también influye mucho la realización de Mario Bava. El juego de luces y sombras, los claroscuros, la iluminación, juegan un papel fundamental. Se la puede comparar superficialmente con algunas películas de la Hammer por esos escenarios góticos, pero no tiene nada que ver. El uso de colores brillantes, que inspiraría/homenajearía Argento en Suspiria, una iluminación muy particular, sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría de la acción transcurre de noche o en interiores iluminados por velas y faroles. Hay mucho movimiento de cámara, con planos abiertos y la cámara siguiendo a los personajes, hay mucho zoom, como no podría ser menos en una producción italiana de la época, y también hay un uso de ángulos de cámara que remiten al expresionismo alemán, con homenaje a M de Fritz Lang incluido. Y la escalera de caracol que remite a las escaleras de Vértigo. En Operación miedo Mario Bava consigue mezclar muchas influencias y referencias para crear una obra muy personal y hasta cierto sentido única para la época. No sólo es copiar, es copiar bien, integrando todos esos elementos que coge de aquí y de allá dotándolos de una personalidad y un estilo propios.

¿Quieres jugar conmigo?

Sobre la producción de la película no hay mucha información contrastada al respecto. En unos sitios se dice que su rodaje duró 12 días, en otros cuatro semanas... Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que durante el rodaje se quedaron sin dinero y hubo que trabajar gratis para terminar la película. Lo que nos da una idea de lo pequeña que es esta película y lo bien aprovechado que está todo. Buena muestra de esto es la banda sonora de la película, para la que se recurrió a una librería musical genérica. O la elección de un reparto pequeño y en algunos casos no profesional, lo que confiere a la película un carácter a veces demasiado teatral. Sobre el guion de Bava, Migliorini y Natale tampoco hay mucha información, más allá de que debido a su brevedad se improvisó bastante para rellenar minutos. Por lo precario de la producción parece que hay ideas que no se pudieron desarrollar, ya que se habla de que los muertos luego regresan, pero no vemos a ninguno.

De los directores clásicos de terror italiano Mario Bava es mi preferido, modernizando los códigos del terror existentes en la época con un estilo muy personal. Como buen pionero abrió camino para que llegaran otros como Fulci y Argento, y forma parte de la nómina de clásicos junto a Carpenter y Romero. Yo lo único que pido es que si alguna vez Ari Aster o Robert Eggers se quedan sin ideas, se lancen a la piscina con un remake de Operación miedo. En 4:3 y blanco y negro. ¡Cosas más raras se han visto!