El más allá es una película de terror italiana dirigida por Lucio Fulci. Estrenada en 1981, escrita por el propio Fulci, Giorgio Mariuzzo y Dardano Sacchetti, este último colaborador habitual de Fulci y Bava entre otros, está protagonizada por Catriona MacColl y David Warbeck. Como con otras películas similares de género, especialmente italianas, su distribución internacional hizo que tuviera títulos muy distintos, no siendo hasta mediados de los noventa cuando se reestrenó y comercializó sin cortes con el título The Beyond / El más allá. Forma parte de una trilogía de películas conocida como Las puertas del infierno, que aunque no tengan una relación directa entre sí, comparten algunos puntos en común. Los más importantes son el equipo, con Fulci a la cabeza y Catriona MacColl como protagonista, el toque lovecraftiano, sobre todo en El más allá, el uso de una violencia explícita y descarnada, una atmósfera malsana con toques oníricos y simbólicos, y finalmente, ojos que explotan, son devorados o se salen de sus órbitas.

El más allá narra la historia de Liza, una neoyorkina que ha heredado una vieja casa en Luisiana que hacía las veces de hotel. Pero esta casa viene con sorpresa. En su sótano se ubica una de las siete puertas del infierno, que cuando se abra, provocará que los muertos vuelvan a la vida. Casi sesenta años antes, en 1927, los lugareños, cual masa enfurecida, secuestraron, torturaron, mataron y emparedaron al brujo que vivía en el hotel y que tenía una de las llaves que daba acceso al infierno. En el presente 1981, ahora algo lejano para nosotros en este 2022, Liza hereda esa casa y la está arreglando para volver a abrirla como hotel, pero suceden una serie de muertes y episodios extraños relacionados con la casa. Uno de los albañiles se cae del andamio después de ver algo en una ventana, el fontanero contratado para solucionar la inundación del sótano acaba siendo asesinado por el zombi del brujo emparedado décadas atrás, el arquitecto que lleva la reforma cae de unas escaleras y es devorado por tarántulas...

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Incluso hoy en día se suele criticar el guion de la película, sin entender que la película de Fulci no sigue una narrativa lineal, de las que estamos habituados a ver en el cine. En El más allá Fulci opta por una narrativa más fragmentada, compuesta de escenas de pesadillas, lo que le da ese carácter onírico y surreal, creando una atmósfera malsana que se va enrareciendo aún más conforme avanza la trama. Por eso no hay que buscarle demasiado la lógica a ciertas cosas que pasan o a los diálogos, simplemente son recursos que se utilizan para crear esa atmósfera. Si los asumes como tal y entras en la película, te aseguras una buena experiencia, porque esta película es de las de dejarse llevar y disfrutar. Además cuenta con banda sonora de Fabbio Frizzi, que colaboró en varias ocasiones con Fulci y que Tarantino rescató del olvido en Kill Bill: vol. 1. Uno de los temas principales a piano, con acordes disonantes y que se interpreta varias veces en la película, es difícil de olvidar.

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Pese a empezar con un flashback al pasado en el que usa una fotografía en tonos sepia, el resto de la película se mueve por territorios más convencionales en ese aspecto. Hay juego de luces y sombras, especialmente iluminando rostros en primer plano a los que hace zoom, pero no es tan exagerado como en el caso de Bava o Argento. Sergio Salvati, el director de fotografía de esta y otras películas de Fulci, es el responsable de lo bien que luce este apartado. No diría que la fotografía e iluminación luce natural, pero no es tan art house como sí lo son Bava y Argento en sus películas. Y eso pese a que su estilo narrativo está más cerca de estos, pero en cuanto a realización se distancia. 

Aunque El más allá es una película de poco más de hora y media de duración, a Fulci le da tiempo a realizar varios homenajes, como la escena del perro lazarillo destrozando la garganta de la ciega, que recuerda a Suspiria, o el libro de Eibon, sacado de la ficción de Clark Ashton Smith y que emulaba el Necronomicón de Lovecraft. No es sólo el libro con un contenido oscuro y maldito lo que nos lleva al horror cósmico, es el ambiente de pesadilla y un final muy lovecraftiano y sin esperanza. Porque si algo tiene de icónica esta película, más allá del gore y las muertes, es su final. A nivel de realización tiene cosas chulas, como ciertos planos contrapicados, pero lo mejor sigue siendo el final. Carpenter lo logra en La cosa y se acerca en El príncipe de las tinieblas y En la boca del miedo, pero el mejor sigue siendo El más allá de Fulci. Redondo, rotundo, a tono con la película y profundamente desesperanzador.

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Lucio Fulci ha sido defenestrado por unos y elevado a los altares por otros, parece no haber término medio. Siempre me ha parecido que no es ni una cosa ni la otra. No tiene el talento de Bava y Argento, pero sabe rodar. Básicamente porque es lo que hizo toda su vida. Western, giallo, terror, comedia... Fue un artesano que para comer dirigió decenas de películas, unas malas, otras peores y alguna buena, siempre sometido al capricho de productores y estudios. En esta El más allá, los alemanes que ponían pasta exigieron más zombis en la película, de ahí las escenas del final en el hospital. Y con todo y con eso, El más allá es una de las mejores películas de Fulci. Además, si en Asalto a la comisaria del distrito 13 Carpenter daba  vía libre a disparar a niños en el cine, aquí Fulci eleva la apuesta, recordándonos que si alguien hubiera hecho lo mismo en Parque Jurásico, la película de Spielberg hubiese ganado muchos enteros. A ver si aprendes, Steve.