A Stefan Grabinski le han colocado el epíteto de "el Poe polaco" no sé si por mercadotecnia o qué, pero desde luego no le hace ninguna justicia ni es adecuado si atendemos a su obra, al menos la que tenemos disponible en castellano. La editorial Valdemar publicó hace unos años El demonio del movimiento y otros relatos de la zona oscura, que en su primera parte incluye el libro que da título a la colección y en su segunda una selección de los mejores relatos de Grabinski. Junto con el prólogo de Jesús Palacios, una edición de lujo para adentrarse en este autor, inédito hasta entonces en nuestra lengua.


Sobre lo de "el Poe polaco", imagino que cuando se tradujo su obra al inglés en los noventa fue la manera de venderlo. Poe siempre ha sido un autor que ha formado parte del canon literario. No hay que olvidar que hasta hace poco Lovecraft o King no eran considerados "respetables" por el mundo académico, así que lo de "el Poe polaco" no parece tan mala idea si lo que se quería era anunciar un autor de terror europeo desconocido para el público anglosajón. Hay que tener esto presente para no llevarse una decepción: no esperes de Grabinski lo que no te puede dar.


Grabinski forma parte de ese conjunto de autores centroeuropeos de entreguerras, los Leo Perutz, Lernet-Holenia, Strobl, Ewers, Kubin, Mayrink... que salvo algunas excepciones, y por un motivo u otro (como ser nazi), acabarían siendo olvidados. Hasta ahora. La política Valdemar de publicar autores muertos tiene estas cosas, que te descubren autores como Grabinski o los antes citados Ewers y Strobl, y además lo hacen en ediciones que ya querrían los anglosajones. Porque este libro no es una excepción en la colección Valdemar: buena traducción, introducción, notas... Un pequeño lujo.


De Grabinski no podemos esperar que sea el Poe polaco: forma parte de esa época en la que el terror, lo gótico, esa herencia del romanticismo, se transforma en otra cosa diferente dando lugar al horror moderno, incorporando el materialismo, mezclado con una dosis menor o mayor de surrealismo, dependiendo del relato. En la primera parte del libro nos encontramos con el mundo del ferrocarril: trenes fantasmas que viajan a otras dimensiones, jefes de estación, revisores, maquinistas y viajeros poseídos por "el demonio del movimiento"... todo un universo propio y original surgido de la mente de Grabinski. Y la segunda parte del libro tampoco se queda atrás. No existe una unidad temática, pero sí estilística.


Grabinski es un autor tremendamente moderno, que no escribe sobre las leyendas y el folclore de su país. Está más preocupado en mostrarnos lo que hay detrás del velo que envuelve nuestra realidad y nos permite vislumbrar ese otro mundo, diferente, extraño, que también forma parte de nosotros. En definitiva, un gran descubrimiento. Lo que me hubiese gustado leerlo en el viejo Talgo Salamanca-Barcelona, cuyos trayectos eran un viaje fascinante a otra dimensión.