'En la boca del miedo': cuando Lovecraft susurra en tu oído
La película narra la historia de un investigador privado especializado en fraudes, John Trent, contratado para buscar a Sutter Cane, exitoso novelista de terror desaparecido. Su editorial quiere dar con su paradero ya que es su gran fuente de ingresos. Sam Neill, que venía del éxito de Jurassic Park, interpreta al investigador John Trent. Le acompaña en la búsqueda de Cane su editora, Linda Styles. Ambos llegan a un pueblo, Hobb's End, en el que nada es lo que parece, donde descubren a Cane y su oscuro secreto. Al principio Trent es escéptico, pero tendrá que admitir que no hay una explicación racional a lo que ocurre. No se trata de una ingeniosa campaña publicitaria de la editorial, se trata del horror mismo.
La historia mezcla realidad y ficción, confundiéndose ambas y confundiendo a los personajes, en especial a Trent, que inicia un viaje que acaba en locura. Sutter Cane se ha convertido en el dios-escritor del Romanticismo, un pequeño dios con la capacidad de hacer real todo lo que escribe. Pero no le sale gratis. Cane es el profeta de los antiguos, dioses desterrados de nuestra dimensión que le susurran para que gracias a sus escritos se difumine la línea que separa realidad y ficción, sólo así podrán volver a nuestro mundo. La clave, como le dice Cane a Trent, está en la fe. Si eres capaz de creer en algo, se hará realidad. Los antiguos necesitan creyentes.
Como viene siendo habitual en el cine de Carpenter, En la boca del miedo posee una atmósfera enrarecida de pesadilla. Hay escenas que se repiten, como el bucle de la carretera, que conduce a Trent una y otra vez al mismo punto de Hobb's End cuando intenta escapar en coche, o el hombre de la bicicleta. En La cosa los protagonistas estaban atrapados en una base científica en la Antártida, en En la boca del miedo lo están en Hobb's End. La sensación de claustrofobia va paralela al desmoronamiento de la realidad.
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22 de febrero de 2016, 14:30
Si La niebla fue una adapción libre de los cuentos marinos de Hope Hodgson, La cosa, una análoga a Las montañas de la locura de H. P. L. En la boca del miedo es la versión de Carpenter de la obra completa, a nivel de conceptos, de Lovecraft. Y del fandom general del que disfrutaban ciertos escritores en los noventa (cof, cof..Stephen King..coff).
Los escasos momentos en los que pueden verse a los Antiguos, en realidad marionetas y animatronics de los tradicionales (es cierto que en ese sentido la película conserva mucho el estilo de rodaje de los ochenta), supera con creces cualquier infografía de la que pudo verse más adelante.
25 de febrero de 2016, 12:51
Lo bueno de Carpenter es cómo recoge todas esas influencias y las plasma en un estilo personal muy característico. A veces más acertado o a veces menos, pero siempre con estilo propio.