Lo de las secuelas en el cine no es una cosa de ahora, sino que viene de atrás. En el cine moderno es a partir de los setenta y sobre todo los ochenta cuando se crean muchas de las franquicias que han llegado hasta el día de hoy. Si creciste en los ochenta y principios de los noventa como es mi caso, es casi imposible no recordar a Indiana JonesStar Wars o Regreso al futuro, además de Robocop y Terminator. Dentro del género de terror esto fue incluso más acusado con sagas como Pesadilla en Elm Street, Aullidos, Viernes 13 y Halloween. Desde Tiburón pasando por Alien y La matanza de Texas, el público demandó secuelas de sus películas favoritas y la industria se encargó de suministrárselas. Incluso se recuperaron clásicos como Psicosis, de la que llegaron a realizarse tres secuelas y un remake. Todo esto empieza a declinar a finales de los ochenta, cuando todas estas franquicias y el género pierden el favor del público. Durante los noventa se siguieron estrenando películas de terror y secuelas, pero el dinero y el público que movían no tenían nada que ver con lo sucedido en las dos décadas anteriores. Como no podría ser de otra forma, muchas de las secuelas estrenadas contaban con presupuestos inferiores y eran un intento de hacer dinero y rentabilizar una saga invirtiendo lo mínimo posible, lo cual llevaba a unos resultados muchas veces cuestionables. Sin embargo, a veces también significaba más libertad creadora y más riesgos, con obras más preocupadas por explorar territorios nuevos que por replicar el éxito de la película original. Así, hay secuelas como Halloween III: el día de la bruja y Poltergeist III que intentan abrir caminos nuevos en sus respectivas franquicias, y otras como El exorcista III que intentan reformular lo mismo de siempre adaptado a los nuevos tiempos.


Halloween III: el día de la bruja (1982) está escrita y dirigida por Tommy Lee Wallace, director experto en secuelas, que cuenta en su haber películas como Amytiville II: la posesión, Noche de miedo 2 y Vampiros: los muertos, otra secuela de una película de John Carpenter. Además, Wallace es el responsable de tener aterrorizada a toda una generación con su telefilme It. También cuenta como productores con John Carpenter y Debra Hill, que regresarían a la saga para reformularla. La idea detrás de esta película era aprovechar el tirón de la franquicia para convertirla en una antología que tuviera como denominador común el día de Halloween. Aquí nos olvidamos del asesino enmascarado para adentrarnos en una historia de brujería y científicos locos. El doctor Daniel Challis atiende a Harry en el hospital, un hombre que huye de un misterioso perseguidor y que será asesinado esa misma noche. En su posesión está una máscara de Halloween. Daniel, junto a la hija del difunto Harry, Ellie, iniciará una investigación para esclarecer el asesinato que lo llevará a viajar al pueblo de Santa Mira, en California, donde se encuentra la fábrica de máscaras Silver Shamrock, propiedad del excéntrico Conal Cochran. La película no llegó a funcionar tan bien como la anterior secuela, y la idea de convertir la franquicia en películas antológicas sin nada en común más que el día de Halloween fue abandonada.

Poltergeist III (1988) está dirigida por Gary Sherman y escrita por el propio Sherman en colaboración con Brian Taggert. Sherman, que como director no llegó a destacar mucho, también es el director de dos joyas del culto como son Subhumanos (1972) y Muertos y enterrados (1981). Cuenta del reparto original con Heather O'Rourke y Zelda Rubinstein, Carol Anne y Tangina respectivamente, a los que se suman Nancy Allen y Tom Skerritt. La trama continúa en cierto modo la historia de Poltergeist II: El otro lado (1986), pero sale de las casas de suburbios y sitúa la acción en un rascacielos de Chicago. Carol Anne está viviendo con sus tíos Bruce y Patricia y con la hija de estos, Donna, en un gran edificio del que su tío es responsable. Enviada a una escuela especial para niños superdotados, Carol Anne es sometida a hipnosis por el psicólogo del centro, lo que abre las puertas a que el reverendo Kane, entidad diabólica que persigue a Carol Anne desde la primera película, intente atraerla al otro lado de nuevo. Además de interesante por sacar la acción de los suburbios y convertir a un rascacielos en un edificio encantado, Poltergeist III también resulta interesante por otros temas que trata, como los reflejos en el espejo que siempre devuelven una imagen del otro lado y los dobles malignos. Desgraciadamente la película recibió malas críticas y no terminó de funcionar en taquilla. Finales de los ochenta es cuando el género empieza a entrar en crisis y con él muchas de las franquicias de terror como Poltergeist.

El exorcista III (1990) es un caso de Juan Palomo. Está dirigida y escrita por William Peter Blatty y adapta Legión, el segundo libro de la saga escrito por el propio Blatty, que es uno de esos escritores que como Clive Barker dieron el salto al cine para dirigir y adaptar sus propias obras literarias. El exorcista III es un caso de secuela que obvia la película anterior y que utiliza otro tono para hacerlo. Si la primera parte era una película sobre todo de terror, ésta es más un thriller psicológico de asesinos en serie, adelantándose en un año a El silencio de los corderos (1991) y precedente de Se7en (1995). Es conocido que los productores de la película obligaron a Blatty a incluir una escena de exorcismo y a cambiarle el título a la película en un movimiento que consiguió todo lo contrario a lo que pretendía: empeorar el film. Un escéptico policía, el teniente Kinderman, se enfrenta a una ola de asesinatos en Georgetown cometidos por el asesino en serie conocido como Géminis. El único problema es que Géminis murió ejecutado en la silla eléctrica hace quince años. Todo parece confluir alrededor de un hospital psiquiátrico, donde un misterioso paciente puede ser el padre Karras, también muerto y enterrado hace más de una década. La película funciona muy bien cuando es un thriller y se vuelve un poco loca cuando se mueve por el terreno del terror. Eso sí, tiene un par de escenas que siguen funcionando muy bien, como la señora poseída gateando por el techo que nadie ve. 

Los años ochenta y noventa fueron fructíferos en secuelas de terror y entre tanta purria siempre hay películas, sino reivindicables, sí bastante entretenidas. Para una tarde tonta no es necesario verse las tropecientas secuelas, remakes y reboots de Halloween, pero igual Halloween III: el día de la bruja te soluciona la tarde. Lo mismo puede decirse de Poltergeist III y El exorcista III, películas que por un motivo u otro pasaron más desapercibidas de lo habitual y que tampoco se pasaron en exceso por televisión. Segundas partes no fueron buenas, pero nadie dijo nada de terceras.