Dracula Untold es un acercamiento cinematográfico distinto a lo habitual a la figura y al mito del Conde Drácula. En su novela, Stoker se inspiró en un personaje real, Vlad III el empalador, prícipe de Valaquia. La película, que para nada pretende ser un biopic riguroso sobre esta figura histórica, sí utiliza algunos elementos históricos mezclado con la más pura ficción.

La película es deudora de la estética de 300, la película de Zack Snyder, muy visual y espectacular. También hay ciertos paralelismos, como la representación de los malos, en este caso los turcos (en 300 eran los persas), muy maniquea. En el tramo final es cuando, a mi juicio, se abusa del CGI, buscando la espectacularidad de algunas escenas —la batalla final sobre todo— y dejando de lado la historia.

La trama de la película se centra en cómo Vlad acaba convertido en vampiro. Los turcos invaden sus tierras y secuestran a sus hijos para convertirlos en soldados del sultán otomano. La única manera de superar esta amenaza es convertirse en vampiro, lo que le dará la fuerza suficiente para hacer frente a los turcos. La conversión no es definitiva si Vlad consigue resistir durante tres días la sed de sangre. Pasados esos tres días, volverá a ser humano. El principal reto de esta premisa es conseguir interesar al espectador cuando ya sabe cómo va a acabar la historia. A la lucha interna que mantiene el protagonista le falta algo más de dramatismo y un desarrollo de los personajes que sustente ese drama.

Salvo el final, en el que la película se convierte en otra cosa, Dracula Untold es una película correcta y entretenida. Una manera distinta de acercarse al mito de Drácula. A ver si la Universal se anima y lanza una revisión de sus monstruos actualizada. Aunque como Bela Lugosi de Drácula, nadie.