'Hielo' de Anna Kavan: la pesadilla de un mundo frío

Anna Kavan (1901-1968) fue una escritora y pintora británica y Hielo su última obra publicada en vida. Nacida con el nombre de Helen Emily Woods, acabó cambiando su nombre por el de Anna Kavan en un intento de crearse otra identidad. Con su nombre de casada, Ferguson, publicó una serie de novelas rosa. Después de dos matrimonios fracasados y de la muerte de familiares y amigos, de entrar y salir de clínicas y psiquiátricos y de desarrollar una adicción a la heroína, en 1940 adoptó su nuevo nombre: Anna Kavan. 


Publicada en 1967, Hielo es la última obra de Kavan antes de faceller. También es la más recordada y a la que le debe su fama posterior como escritora. Situada en un escenario apocalíptico después de una guerra nuclear, el hielo se extiende por el mundo como una muerte fría. El narrador es un hombre que persigue a una mujer joven sin nombre. Más que una estructura argumental clásica, Hielo es una sucesión de escenas en las que este hombre persigue a esta mujer, obsesionado como está con ella. La mujer, frágil, menuda, es una persona sin voluntad, sometida a los designios y deseos de su marido, de su guardián después y de este narrador que la persigue y de la que fue amante en el pasado. Además, el narrador es alguien no fiable, ya que en esta especie de diario que es Hielo se suceden  imágenes fragmentarias llenas de contradicciones y alucinaciones.


Hielo es la historia de una obsesión y de una adicción: el narrador está obsesionado con una mujer joven a la que dice amar pero que maltrata de manera sistemática cuando está con ella. Una suerte de adicción que fluye en ambos sentidos, pues la mujer también está atrapada en esta relación tóxíca que con cada (re)encuentro se va retroalimentando y creciendo, como una bola de nieve que cada vez se va haciendo más grande. La novela se puede leer buscando y desentrañando las partes autobiográficas de la vida de Anna Kavan. También se puede intentar leer intentando separar la realidad de las alucinaciones que narra el protagonista. Pero sin duda lo mejor es dejarse llevar y sumergirse en este mundo apocalíptico que propone Kavan, donde casi nada ni nadie tiene nombre y donde un manto de muerte helado lo cubre todo.


No sé la de libros que habré leído gracias al podcast Todo tranquilo en Dunwich, pero mi librero está contento. Hielo a veces se cataloga de ciencia ficción por el escenario postapocalíptico que tiene como escenario, incluso a veces también se le cuelga la etiqueta de terror por esa relación tóxica que describe. Y es un poco eso y mucho más: fantástico mezclado con surrealismo en un estilo de (casi) prosa poética.


Kavan, A. (2022) Ice. Penguin.






'El espejo en el espejo': Michael Ende frente a su laberinto

Michael Ende fue un escritor alemán de fantasía que, sobre todo en las últimas décadas del siglo pasado, marcó a varias generaciones de niños y niñas con libros como La historia interminable y Momo.  A pesar de ser recordado por su obra dedicada a un público infantil, Ende también escribió teatro, poesía y libros como el que nos ocupa, El espejo en el espejo, dirigidos a un público adulto.

El espejo en el espejo, que en el original y en algunas nuevas ediciones lleva el subtítulo de un laberinto, es un libro de relatos. Ninguno de ellos tiene título, pero fluyen de una manera orgánica que recuerda a El señor de la noche de Tanith Lee. Empieza con un protagonista perdido en un laberinto tratando de recordar su identidad, y termina con este mismo protagonista en el mismo laberinto. Aunque el laberinto está presente en muchos de los relatos, es más lo que significa como símbolo lo que está presente y articula el libro.


En El espejo en el espejo son fácilmente rastreables las influencias literarias de Ende, desde Kafka pasando por Borges hasta Pirandello y Beckett. También está muy presente la influencia de su padre, Edgar Ende, y del escritor y pintor suizoFriedrich Dürrenmatt. Michael Ende forma parte de esa tradición de la literatura alemana que bebe del surrealismo y cuyo máximo exponente sigue siendo Kafka. En El espejo en el espejo se dan situaciones fantásticas, pero también algunas oníricas y/o surreales. Hay un personaje que viaja de una puerta a otra, pero el viaje se alarga tanto que llega casi viejo al otro lado. Más o menos al principio de su camino se cruza con una vieja de aspecto desagradable. Sólo al final descubrimos que era su novia, la que le esperaba al otro lado. Ambos se cruzan en el mismo espacio pero en diferentes tiempos, y ese ha de ser su consuelo. Los relatos del libro destilan dolor y una cierta amargura, sobre todo en lo referente al paso del tiempo y el amor.

Sueños dentro de otros sueños, ciudades-laberinto, cultura clásica y surrealismo, conforman el universo fantástico de El espejo en el espejo, y sobre todo, te dejan con muchas ganas de leer más a Michael Ende y descubrir si escribió algo más sobre ese cazador de ángeles angustiado, de la reina de las prostitutas o del dictador inmortal. Sea como sea, El espejo en el espejo es un libro fascinante, quizás un poco duro de entrar si no estás habituado a este tipo de fantasía, y que luego se disfruta un montón, sobre todo si lo lees entre viaje y viaje. El aeropuerto de Mánchester bien podría ser esa estación kafkiana en la que te bajas y ya nunca abandonas.