'Datrebil, siete cuentos y un espejo' de Miquel Obiols


Datrebil, siete cuentos y un espejo es un libro de Miquel Obiols publicado por primera vez en 1980. Enmarcado dentro de la literatura juvenil, es uno de los libros más conocidos del autor junto a ¡Ay, Filomena, Filomena! y El misterio de Buster Keaton. Obiols, muy activo durante los años ochenta, octuvo cierto reconocimiento a su obra en aquellos años, ganando varios premios.

No sólo se dedicó a la literatura juvenil, sino también a la poesía visual. A pesar de ser traducido a varios idiomas, hoy es más conocido por su trabajo en TV3 que por su obra literaria, que no se reedita, estando sólo disponible para el lector su obra más reciente. Y es una pena, porque Datrebil, siete cuentos y un espejo, además de ser un canto a la libertad creativa, es una manera estupenda de  iniciarse en la literatura. 

Miquel Obiols estuvo muy influencia por el movimiento experimental OuLiPo, caracterizado por el uso de estructuras matemáticas en la creación literaria, con grandes dosis de surrealismo y de dadaísmo. El caracter lúdico y el gusto por el juego están muy presentes en las obras adscritas al OuLiPo. Datrebil, siete cuentos y un espejo tiene todo lo descrito anteriormente, convirtiendo en algunos casos al lector en protagonista.

El surrealismo impregna completamente la obra y la lectura se convierte en una aventura. Es imposible no recordar a Cortázar y sus Historias de cronopios y famas, incluso la combinatoria y la no-linealidad en la historia de Rayuela. En el relato Margot (o un cuento sin ilación), el orden de la acción ha sido alterado y se nos invita a hallarlo. En Garambainas la narración la componen una serie de dibujos y caligrafías. Para leer Unos cuentos en libertad necesitamos de la ayuda de un espejo porque el relato se ha impreso al revés. Hay una constante apelación al lector para que se involucre y forme parte de la obra.

El gusto por la fantasía y el absurdo emparenta esta obra con Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carrol, pero también las ilustraciones. Si en el libro de Carrol fue John Tenniel el ilustrador, en la obra de Obiols las ilustraciones corren a cargo de Miguel Calatayud. Aunque de estilos muy diferentes, las ilustraciones de Calatayud refuerzan el carácter surrealista y se convierten en necesarias en algunos de los relatos, pasando de ser mero aderezo visual a complemento de la narración. Sería imposible concebir Datrebil, siete cuentos y un espejo sin estas ilustraciones.

Si hay un libro para estimular la imaginación y la inteligencia y que nos enseñe a amar la literatura desde pequeños, ese es Datrebil, siete cuentos y un espejo



'Expediente X': las heridas de Mulder y Scully

Expediente X, después de más de 14 años, volvió a nuestras pantallas el pasado domingo. Poco se puede decir que no sea haya dicho ya de una serie que marcó época en la década de los noventa y que desde entonces forma parte de la cultura popular, con un montón de parodias y homenajes a sus espaldas. Estrenada en diciembre de 1993, la serie creada por Chris Carter se mantendría en antena durante nueve temporadas, hasta 2002, además de las dos películas, The X-Files: Fight the Future (1998) y The X-Files: I Want to Believe (2008) y de multitud de cómics y libros basados en la serie. En España Telecinco fue la encargada de emitir Expediente X.

La serie empezó más como prodecimental sobrenatural, con un 'monstruo de la semana' por capítulo, pero pronto acabó desarrollando un 'arco mitológico', el de la conspiración alienígena, que es por lo que más se le recuerda. Todo esto no funcionaría si no fuese por la dupla interpretativa, Mulder y Scully. La relación existente entre ellos, el juego entre un creyente y una escéptica, entre dos caracteres diferentes pero que se complementan, es lo que en gran medida sustentó la serie. Cuando David Duchovny dejó de aparecer de manera regular en la serie las dos últimas temporadas, ésta se resintió.

FOX anunció hace una año la vuelta de Expediente X en formato de miniserie de seis capítulos. No sé si ha sido el formato o las altas expectativas lo que la ha termindao perjudicando. Hasta el momento, se han emitido dos de esos seis nuevos capítulos, y las sensaciones son encontradas. Por un lado la alegría por la vuelta de la serie y por la coherencia con la que Carter trata a sus personajes, Mulder y Scully, que como en la segunda película, han seguido evolucionando. Y por otro lado la decepción con una trama, la de la conspiración, que cae más en el terreno de la parodia. Expediente X siempre ha sido una serie muy autoconsciente que se ha movido bien entre la seriedad y cierto toque de comedia, lo que serviría de inspiración e influencia para otras series como Supernatural o Fringe.
El primer episodio peca de querer contar muchas, ya desde el principio, con Mulder resumiendo en un breve monólogo las nueve temporadas de la serie, cosa que se repite durante el capítulo. Todo para decirnos que lo de la conspiración alienígena era mentira, una tapadera para ocultar la verdadera conspiración, que nada tiene que ver con seres de otros planetas. Meterse en algo tan complejo y que necesita de mucho desarrollo narrativo, creo que ha sido un error para una temporada de apenas seis capítulos. Además, el vergonzante CGI usado en la escena del alien estrellado mueve a la risa.
El segundo episodio es bastante más correcto, con la trama principal de fondo, está más centrado en mostrarnos la evolución de Mulder y Scully. El trauma sufrido todos estos años, la ausencia de William, el hijo 'perdido', está muy presente. Mulder y Scully imaginan, cada uno por su lado, cómo sería la vida con su hijo, y sienten su pérdida cuando se dan cuenta de lo que podría ser y no ha sido. Sólo les queda el recuerdo y la soledad de contemplar a su hijo en una foto. Con las heridas de Mulder y Scully en primer plano, algo que ya exploraba la segunda película, la serie sí se parece a lo que fue en sus orígenes. Veremos qué sucede en los cuatro capítulos restantes y si son capaces de enderezar el rumbo. Yo quiero creer en que lo conseguirán.


'Extinction': una de zombis a la española con reparto internacional

Existe una gran variedad dentro de toda la avalancha de títulos sobre zombis/infectados, desde el típico blockbuster como Guerra Mundial Z hasta Maggie, una cinta más intimista. Los zombis dan mucho juego, pueden ser usados como mero entretenimiento o como metáfora de algo que quieras denunciar (consumismo, odio al diferente...), hasta te puedes marcar una comedia romántica zombi como Warm Bodies. El problema está en que no siempre utilizar a los zombis como recurso narrativo acaba funcionando.

Extinction es una película de capital español dirigida por Miguel Ángel Vivas y cuenta con un reparto internacional (todos reconoceréis a Matthew Fox, Jack en Perdidos). Basada en la novela Y pese a todo, de Juan de Dios Garduño, forma parte del particular boom de novelas de zombis vivido en nuestro país y auspiciado por, entre otras, la editorial Dolmen.

La película comienza con un autobús atacado por unos zombis/infectados, que funciona a manera de prólogo. Inmediatamente, la historia nos sitúa nueve años después, en un futuro donde la Tierra vive una nueva era glacial y (supuestamente) ya no hay zombis/infectados; sólo volveremos atrás mediante flashbacks para conocer qué ocurrió entre Jack y Patrick. Porque la película va de eso, de la relación entre estos dos hombres que eran amigos -y ahora ni se hablan- y la hija de uno de ellos en ese futuro postapocalíptico. 
Bienvenidos a Marina d'Or
El porqué y el cómo surgió la epidemia o se enfrió el planeta es lo de menos, forma parte del paisaje y se utiliza de excusa para contar otra historia. Es esa historia que quiere contar, la de la soledad después del apocalipsis, el aislamiento, la paranoia... lo que no funciona. Los personajes te los tienes que creer y te tienen que importar, y en Extinction, no despiertan interés ninguno. Ni te importa lo que haya sucedido entre ellos. Tampoco la ambientación ayuda, con esa nieve que parece de corchopán. Los zombis, que han evolucionado para adaptarse al clima frío, al igual que el personaje interpretado por Clara Lago, sólo sirven de excusa para conducir a uno de los personajes a su redención. El motivo por el que no funciona la película es que, como decía antes, todo lo que le sucede a los personajes te acaba dando un poco igual.








'Creep' (2004): terror en el metro


Creep supuso el debut en la gran pantalla del británico Christopher Smith, que posteriormente rodaría otras películas como Triangle, Black Death o Severance. Al igual que sucedió con otras cintas posteriores (a excepción de Triangle), Creep pasó sin hacer mucho ruido y recibiendo críticas bastante tibias. La película comienza con dos trabajadores del alcantarillado de Londres descubriendo un nuevo túnel, aventurándose en él y siendo atacados por una criatura. Ese el el punto de partida.

Smith narra la historia de Kate, una chica que después de asistir a una fiesta, coge el metro de Londres para volver a casa. Se lleva una sorpresa cuando descubre que el metro está cerrado y se ha quedado atrapada dentro. Le sigue uno de sus compañeros de trabajo, asistente también a la fiesta, que la intenta violar, pero es atacado por algo y desaparece. Kate busca ayuda, encontrando a una pareja de 'sin techo' que habita en el metro y a la que antes le había dado algo de dinero. A partir de ahí, persecuciones en los túneles del metro, criatura deforme (pero que lleva pantalones, WTF!) asesina y Kate superando una prueba tras otra para salir de allí con vida.

Pero Creep no es sólo una película de terror con monstruo, también es el viaje iniciático de Kate, el personaje principal, y su transformación.  Se nos presenta en un principio como una persona frívola y hedonista que sólo mira por sí misma y por disfrutar, y a lo largo de la película se tendrá que enfrentar a dististas pruebas y superarlas, saliendo transformada de las mismas. El plano final es buen ejemplo de ello, cuando un hombre la confunde con un mendigo y le da algo de dinero, tal como hizo ella al principio.
Eso es una buena resaca y lo demás son tonterías
Es este planteamiento el que acaba haciendo aguas. No termina de funcionar como película de terror ni como película de viaje iniciático, quedándose entre dos aguas y desconcertando al espectador. Allí donde una película como The descent sí triunfaba en ese doble planteamiento, Creep se lía y no sabemos qué quiere contar. Si la ves conectando el piloto automático sin buscar lógica y coherencia a lo que estás viendo, es divertida, si buscas algo más, probablemente te lleves una decepción.

'El hombre en el castillo': la historia la escriben los vencedores

El hombre en el castillo es una novela sobre historia alternativa escrita por Philip K. Dick. Publicada en 1962 y premiada con el Hugo de 1963, sirvió para consolidar la carrera del autor y popularizar este subgénero dentro de la ciencia ficción, Aunque no es la primera novela ucrónica, sí es una de las más representativas y ha influido en multitud de obras posteriores. Recientemente, en 2015, Amazon produjo y emitió una serie basada en esta novela.
Los Aliados han perdido la guerra, Japón y Alemania, victoriosos, se reparten el mundo. EEUU, después del asesinato del presidente Roosevelt, siguió una política aislacionista. Hoy, derrotado, está divido en zonas de influencia, el oeste dominado por Japón y el este por Alemania, entre medias, un montón de estados títeres. Quince años después de la victoria de las potencias del Eje, el mundo vive inmerso en una Guerra Fría entre dos países antaño aliados, Japón y Alemania.

Dentro de la novela se mencionan dos libros: otra novela, La langosta se ha posado, una ucronía sobre un mundo donde Japón y Alemania han perdido la guerra, y el I Ching, un libro de origen chino usado para hacer cábalas y adivinaciones, consultado por varios personajes dentro de la historia a modo de oráculo. La trama gira alrededor de estos dos libros y la búsqueda del autor de La langosta se ha posado, que progresivamente se convertirá en una reflexión, tan común en la obra de Philip K. Dick, sobre qué es real.
La historia la escriben los vencedores. Los vencidos asumen su derrota y la ideología del vencedor. Esto se ve claro con la pasión de los japoneses por coleccionar 'antigüedades' estadounidenses. Lo que antes eran objetos comunes y corrientes, hoy son piezas de coleccionista. Este tema también nos lleva a otra reflexión importante: qué es falso y qué no lo es, ¿cómo distinguirlo? La novela es un juego de espejos, donde aparece una ucronía dentro de otra ucronía, como si fueran unas matrioskas, y donde la realidad no es un absoluto.  



'Moon': ciencia ficción reflexiva


Moon es el primer largometraje dirigido por Duncan Jones (director de Código Fuente), una película que podemos enmarcar dentro del género de ciencia ficción más reflexivo. La película va en la línea de otras que la precedieron como Stranded, K-Pax o The Man from Earth, más preocupadas por narrar una historia que nos haga pensar que por grandes efectos especiales. Como decía José Saramago, hay obras y autores que intentan 'desasosegar', crear un impacto en el lector/espectador, y Moon no sólo lo intenta sino que lo consigue.

La película narra la historia de un astronauta, Sam Bell, destinado en una base lunar al término de su tercer año de servicio y esperando regresar a casa. La base, propiedad de una empresa privada, se dedica a producir la energía que ayuda a paliar los problemas de suministro energético de la Tierra, y está atendida por Sam, nuestro astronauta, y Gerty, una inteligencia artificial. Todo va bien hasta que Sam comienza a tener visiones, que acaban con un accidente de éste en una de sus misiones rutinarias.
Domingo de resaca
El primer tercio de la película juega un poco al despiste, no sabemos si Sam está loco o hay algo raro en la base lunar. No tendremos que esperar mucho para descubrir que el Sam que se despierta en la enfermería de la base después del accidente es un clon, que acabará rescatando al otro Sam accidentado, y tampoco tendremos que esperar mucho para descubrir que el Sam accidentado no es más que otro clon. Ahí empieza la lucha contrarreloj para evitar ser 'suprimidos' por un comando que llegará a la base para 'atar los cabos sueltos', esto es, evitar que haya dos clones despiertos a la vez. Al final, y gracias a la ayuda de Gerty, uno de ellos conseguirá escapar a la Tierra y denunciar el uso de clones por parte de la compañía.

La historia no necesita de grandes artificios, con un escenario principal, la base lunar, y tres personajes, los dos Sam y Gerty, Duncan Jones consigue contar lo que quiere. La degradación física y psicológica de uno de los clones (hemos de suponer que viven un corto periodo de tiempo y por eso deben ser sustituidos) está muy conseguida, acentuando el contraste entre ellos. Quizás no me acaba de encajar Gerty, por momentos, sobre todo al principio, parecía una IA más parecida a HAL 9000, pero se revela como el deus ex machina de los clones, ayudando a salvarlos. Como dato curioso, la voz de Gerty, para los que la veáis en versión original, no es otra que la de Kevin Spacey.

No es la primera película u obra de ciencia ficción que trata sobre el tema de la clonación y sus implicaciones, ahí tenemos La isla, por ejemplo, o más recientemente Nunca me abandones, pero sí se trata de un acercamiento sin muchas pretensiones que funciona muy bien. Puede que en un revisionado se le vean más las costuras al guión, pero mantiene el interés a pesar de algunos fallos.

'Persons Unkown': el Gran Hermano te vigila

Persons Unkown fue una serie de televisión emitida durante el verano de 2010 por la cadena NBC.
Creada por Christopher McQuarrie, que venía de otras series como Sospechosos Habituales, fue producida a medias entre Televisa y FOX. Las malas críticas y unas audiencias paupérrimas y menguantes llevaron a la NBC a cancelarla después de la emisión de la primera temporada, de apenas 13 episodios.

La serie partía de una premisa bastante atractiva: un grupo de personas desconocidas entre sí despierta en un hotel. Ninguno sabe cómo ha acabado allí. Hay un montón de cámaras que los vigilan y no pueden abandonar el pueblo donde está situado el hotel. Los únicos habitantes del pueblo, a parte de ellos, son un intrigante recepcionista de hotel y los trabajadores de un restaurante chino. Así, con un reparto coral al estilo de Perdidos, arrancaba la serie.
Lo del reparto coral no era el único parecido con la serie de Abrams y Lindelof, también partían de una premisa tan misteriosa como atractiva. Lo de un grupo de desconocidos obligados a superar una serie de pruebas también lo hemos visto en el cine, en concreto en la película (¿de culto?) Cube. O en series más recientes, como Wayward Pines. También nos suena lo de una todopoderosa organización sometiendo a pruebas y experimentos a personas inocentes. Pero comparte también los mismos problemas: si el punto de partida es sugerente y atractivo, no sucede lo mismo con la resolución del misterio o misterios planteados al inicio. Una vez revelado el misterio, la trama pierde interés.

Según avanza la trama, conocemos el pasado de cada personaje mientras se suceden varios giros argumentales decisivos para comprender qué está pasando. Aunque con un final abierto (enorme el cliffhanger final) que prometía resolver alguno de los misterios pendientes, el visionado de su única temporada te deja bastante satisfecho. Sin llegar a ser ninguna maravilla, la serie cumple con lo que promete, que es entretener, y los 13 episodios de los que consta se hacen cortos y amenos.

'El triángulo de las Bermudas': un misterio fallido

The Triangle, o El triángulo de las Bermudas como se la llamó en España, es una miniserie de SyFy (entonces Sci-Fi) emitida en 2005. Producida por Bryan Singer y Dean Devlin, cuenta con un reparto de rostros conocidos como son Sam Neill, Catherine Bell, Bruce Davison o Lou Diamond Phillips.

El multimillonario y propietario de una compañía naviera, Eric Benerall (interpretado por Sam Neill), contrata a un equipo de cuatro expertos bajo la promesa de hacerlos ricos para descubrir por qué desaparecen sus barcos en el conocido Triángulo de las Berbudas. El equipo está formado por un periodista, un médium, un científico y una ingeniera, que juntos, tendrán que hallar las respuestas demandadas por Benerall. Con esa premisa, la serie echa a andar.

La serie narra las aventuras de ese equipo experto contratado para desentrañar los misterios del Triángulo de las Bermudas y de las respuestas que encuentran: el Triángulo de las Bermudas en realidad es un experimento fallido de los EEUU ocurrido en 1943 y que amenaza con desmoronar la realidad tal como la conocemos, borrando a la humanidad de la existencia. Al final, la historia se convierte en un popurrí de temas donde se mezclan la destrucción del mundo con conspiraciones y agujeros de gusano, demostrando la incosistencia del guión para hacer una trama así creíble. Está claro que no todo lo que bien empieza, bien acaba.

El Triángulo de las Bermudas parte del high concept, una premisa muy atractiva para enganchar al televidente, pero que como suele ocurrir, cuando se plantean respuestas a esa incógnita inicial tan atractiva, todo hace aguas. Toda la subtrama interpretada por Lou Diamond Phillips es un sinsentido, así como la resolución final del misterio, algo disparatado, o el epílogo final, totalmente innecesario. Es el gusto por acabar rizando aún más el rizo lo que convierte a El Triángulo de las Bermudas en un producto fallido. A veces lo sencillo es complejo.




'Soy leyenda': el odio al diferente

Además de guionista de series como La dimensión desconocida, Richard Matheson también fue escritor y autor de numerosas novelas y relatos, destacando de entre todos estos Soy leyenda. Multitud de relatos suyos fueron adaptados para televisión y cine, y Soy Leyenda, su novela más exitosa, no fue una excepción. En 1964 se estrenó El último hombre sobre la Tierra, protagonizada por Vincent Price, primera adaptación de la novela en la gran pantalla. Poco después, en 1971, llegó El último hombre... vivo, esta vez protagonizada por Charlton Heston. Habría que esperar hasta 2007 para ver la versión protagonizada por Will Smith. Con distintos resultados, Richard Matheson nunca llegó a estar con ninguna de estas adaptaciones.

El argumento de la novela parece sencillo: una guerra bacteriológica ha acabado con toda la humanidad excepto con nuestro protagonista, Robert Neville, que por motivos desconocidos, es inmune a la pandemia. Toda la humanidad ha muerto o se ha convertido en una especie de vampiros. Neville se dedica a sobrevivir y a matar al mayor número posible de infectados, intentado en el proceso no caer en el desánimo de ser el último ser humano vivo y volverse loco.

Hay capítulos interesantes como el del perro, con el que Robert Neville se topa y que tanto significa para él, porque es una manera de no estar solo, de tener compañía. El perro muere, y con él, también mueren buena parte de las esperanzas de Neville. Toda la obra, especialmente el final, está imbuida del pesimismo y nihilismo de la época. Después del horror de la II Guerra Mundial y de la bomba nuclear, un existencialismo resignado parecía apuntar a la destrucción de la humanidad.

La novela trata temas como el odio al diferente, la soledad o el sentido de nuestra existencia, y preconfigura algunos tópicos y clichés dentro del género, ejerciendo una enorme influencia en multitud de obras posteriores. A pesar de su brevedad y de la aparente simpleza del argumento (apocalipsis vampiro), Soy leyenda es una obra profunda y compleja. Las adaptaciones cinematográficas no le han hecho justicia, quedándose siempre en un mero relato de supervivencia y desechando las partes más filosóficas de la novela.

'¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?': una reflexión sobre el ser humano

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? es la obra más conocida de Philip K. Dick, en gran medida debido a Blade Runner, la adaptación a la gran pantalla que realizó Ridley Scott, convirtiendo a ambas, novela y película, en uno de los tótem dentro del género de la ciencia ficción. La novela reúne alguna de las obsesiones dela autor, como la disertación sobre los límites entre lo natural y lo artificial, los problemas ético-morales que se derivan de ello, la religión, la relación de la humanidad con la tecnología y la distinción entre lo real y lo ficticio.

En un mundo moribundo cubierto por polvo radioctivo, Rick Deckard es un expolicía que se dedica a 'retirar' a los androides que llegan ilegalmente a la Tierra. La humanidad recluida en la Tierra, muere lentamente en ciudades superpobladas, mientras que los planetas colonizados como Marte, son auténticos eriales para los seres humanos. El mercerismo, religión hegemónica, obliga a cuidar de un animal para mostrar devoción, pero casi todos los animales de la Tierra se han extinguido. Por eso se venden animales eléctricos, que son símbolo de estatus. La religión sirve de consuelo para una humanidad agonizante.

En realidad la tarea de Deckard escondida tras ese eufemismo de "retirar", no es otra que la de descubrir, dar caza y matar a los androides que llegan a la Tierra. Una de estas misiones se convierte en un doble viaje para el protagonista: por un lado el viaje físico que emprende para cumplir con su misión y por otro lado el viaje interior y de reflexión al que le lleva esta misión. Deckard se plantea y nos planeta a nosotros, lectores, qué es lo que nos hace humanos, jugando al equívoco: la manera de descubrir a un androides es un test de empatía, pero en la novela casi todos los humanos son gente fría y falta de esa empatía. Lo mismo ocurre con la inteligencia, que podría ser signo distintivo de humanidad. 

Toda esta reflexión profunda tiene como paisaje una sociedad decadente y un planeta moribundo, donde la tecnología, lejos de liberar al ser humano, lo ha esclavizado aún más, y donde no hay lugar para la esperanza: la humanidad se muere. El universo de Philip K. Dick es complejo y de introspección, y esta novela no es una excepción. Opresiva y con una atmósfera asfixiante, la novela plantea una gran pregunta: ¿qué nos hace humanos?

'Crónicas marcianas': crítica social en la ciencia ficción

Crónicas marcianas es junto a Fahrenheit 451 la obra más aclamada de Ray Bradbury. Cierto que otras novelas como La feria de las tinieblas o libros de relatos como Las doradas manzanas del sol también son muy populares, pero no llegan a mismo nivel de reconocimiento e influencia posterior. Escrita durante la década de los cuarenta y publicada en 1950, retrata a la sociedad estadounidense de su época.

El libro está compuesto por relatos que recogen la historia, a modo de crónica, de la colonización de Marte por la Tierra. Como viene siendo habitual en la ciencia ficción, esto no es más que una excusa para hablar de los problemas de su tiempo: la guerra, el racismo, la discriminación... La civilización que construyen los colonos que habitan Marte es un trasunto de la sociedad en la que le tocó vivir al autor. Sucede lo mismo con el proceso de colonización, para nada distinto al imperialismo occidental que se consideraba superior y con derecho para borrar del mapa a otras culturas, a su juicio, inferiores.

La crítica social, tan presente en la obra, tiene un tinte claramente pesimista y de denuncia, mostrando el reverso oscuro del American Way of Life. Estas Crónicas remiten a otras, las Crónicas de Indias, y al proceso colonizador de América, al de África, y también a la conquista del Oeste. Y tiene el mismo final: se acaba con los nativos y se les roba la tierra. El pesimismo está en la parte final, con esa guerra nuclear que ha arrasado la Tierra y que acabará con la humanidad.

En el paisaje desolador que dibujan los relatos de esta obra, tiene una importancia capital el estilo poético de Bradbury, que mueve a la melancolía y la nostalgia, conmoviendo al lector. La etiqueta de ciencia ficción, como decía el autor, estaba de más: es una obra de fantasía con una carga social muy importante. Así, Crónicas marcianas se revela como un canto a la humanidad para que no se destruya ni a sí misma ni a la naturaleza.

'Guerra Mundial Z': el realismo llega al género zombi de la mano de Max Brooks

Guerra Mundial Z es una novela de Max Brooks y que, publicada en 2006, dio una vuelta de tuerca al género zombi. Tanto en el fondo como en la forma, lo que se cuenta y cómo se cuenta, parte de un planteamiento original dentro del género y lo conjuga con una calidad literaria poco común dentro de este. El argumento de la novela no es otro que un apocalipsis zombi, algo que hemos visto mil veces en series y películas y que, en literatura, (casi) siempre había optado por una visión reducida de tal acontecieminto, centrándose en un grupo o grupos de supervivientes.

Brooks se incluye dentro de la ficción como un periodista encargado de compilar distintas entrevistas de los supervivientes para dar forma a un relato sobre la reciente 'Guerra Zombi'. La novela narra el inicio de la epidemia, los motivos por los que se expandió, el caos que surgió cuando se hizo global, la resistencia de algunos gobiernos y sus distintas respuestas y, finalmente, la ofensiva global contra esta amenaza, todo salpicado con los testimonios de los supervivientes.

El estilo remite claramente a la crónica periodística, y no es casual, porque es lo que Brooks busca, darle verismo a una historia que se nos presenta como real. También consigue dar más intensidad a la narración. Al ser una obra coral, a medida que vayamos avanzando en la lectura veremos como todas las piezas del puzzle van encajando y van llenando las elipsis y los pequeños vacíos de significado que existían al principio. Es una estupenda crónica sobre un hecho ficticio.

La novela no trata ni se preocupa de mostrar escenas grotescas, aunque las haya, en todo caso es más una consecuencia de lo que verdaderamente quiere contar el autor: un relato de lo cotidiano y de cómo el horror se instala en él. Siempre es difícil sorprender partiendo de una premisa tan manida como el apocalipsis zombi, pero Max Brooks lo consigue. 

Review de 'Colony': vivir bajo una ocupación

Colony es la nueva serie de USA Network, con una trama que mezcla ciencia ficción, drama familiar, política, espionaje... La premisa de la serie parte de una historia ambiantada en una realidad distópica: la ciudad de Los Angeles ha sido ocupada y está rodeada por un muro, vigilado por soldados y una especie de máquinas, cuyo origen desconocemos, ayudándoles. La serie, creada por Ryan Condal y Carlton Cuse, cuenta con un reparto conocido para los aficionados seriéfilos, con Josh Holloway (Lost), Sarah Wayne Callies (The Walking Dead) y Peter Jacobson (House) como protagonistas.
La serie comienza con una escena familiar, los Sullivan reunidos para desayunar. El padre, mecánico, parte hacia el trabajo. Las cosas se complican cuando intenta atravesar el muro oculto en un camión destino a Santa Mónica, donde supuestamente se escuentra su hijo y que no ve desde la ocupación. Hay un atentado terrorista en el checkpoint, todo vuela por los aires y es el único superviviente, siendo capturado por la policía. A partir de aquí todo se complica, y lo que parecía un drama familiar más ambientado en un escenario distópico se revela como una historia con muchos más matices. Descubrimos que Will Sullivan, el padre, en realidad se apellida Bowman, y que no es mecánico, es un militar de las fuerzas especiales especialista en contrainsurgencia. Son estas habilidades las que quiere explotar Alan Snyder, representante político y aspirante a gobernador. Le propone un trato: trabajar para él y ayudarle a acabar con la Resistencia, lo que le reportaría ventajas tanto a su familia como a él, o morir y que su familia sea mandada a «la fábrica», que no se no explica qué es pero intuimos que es un campo de trabajo. Pero hay más giros interesantes en la historia: la mujer de Will, Katie, que en principio no aprueba que su marido se convierta en un colaboracionista, no es quien parece ser: forma parte de la resistencia. Hacia el final del capítulo confiesa a sus compañeros que tanto ella como Will se han convertido en colaboradores de la ocupación, sugiriendo que puede actuar de agente doble, utilizando a su propio marido.
Es de agradecer todos los matices que presenta la serie en su episodio piloto, decantándose más por los grises que por el típico maniqueísmo del blanco o negro. Aunque en un principio se nos presentan a los coloboracionistas como militares y policías con el rostro oculto, deshumanizándolos, la trama da un giro convirtiendo al protagonista en uno de ellos. Todavía no conocemos nada de la ocupación, quién o quiénes son los ocupantes (parece que son extraterrestres, pero no lo sabemos) y por qué se ha producido.

La ocupación ha traído cierta escasez de varios artículos, no sólo alimentarios, también médicos, como la insulina. Como consecuencia de ello, hay un mercado negro del estraperlo, del trueque. También contemplamos la falta de un Estado de derecho, donde puedes ser detenido y condenado arbitrariamente por la autoridad. Y los muros, que junto al toque de queda, impiden la libertad de movimientos. Frente a ello, hay una resistencia que actúa oponiéndose a la ocupación; para unos son terroristas, para otros héroes. Lo que está de fondo, lejos de querer representar otras distopías sobre estados totalitarios (1984 es la más famosa), es la voluntad de representar cómo es la vida en un país ocupado, que nos remite a nuestra realidad más reciente con las ocupaciones de Israel sobre territorios palestinos o la de EEUU sobre Afganistán e Iraq.

De momento, la serie apunta buenas maneras. Veremos si con el tiempo desarrolla todo el potencial que ha mostrado en este primer capítulo, que es mucho.


'Hidden': la importancia de mantener la calma

Siempre ha habido películas que nos han mostrado una visión postapocalíptica del mundo y de nuestra sociedad, pero desde hace unos años, consecuencia de la crisis económica, cada vez son más los que se apuntan a rodar películas ambientadas en un futuro distópico. Desde pequeñas productoras a grandes estudios, ya nadie le hace ascos a un género que hasta hace no mucho, se consideraba poco amable para el gran público.

Hidden es el debut cinematográfico de los hermanos Matt y Ross Duffer, donde se encargan de escribir el guión y dirigir la película. Cuentan para ello con dos intérpretes conocidos: Alexander Skarsgard, conocido por su papel en True Blood, y Andrea Riseborough, que ha aparecido en películas como Oblivion.

La película narra la historia de una familia oculta durante 301 días en un pequeño refugio. A través de diversos flashbacks, sabremos que ha habido una epidemia y que han huido de lo que ellos llaman breathers ocultándose bajo tierra en un refugio. Lo que en un principio parece la típica película de infectados, donde los supervivientes de la pandemia se atrincheran y resisten en un refugio, se revela en el tercio final como falso, dando un giro argumental de 360º: los supervivientes en realidad son los infectados, que huyen de los no-infectados, que quieren acabar con ellos y con la infección.
Como muchas de las películas que lo fían todo a ese giro final, puede gustar más o menos, pero sí que hay que reconocerles a los hermanos Duffer el factor sorpresa que supone ese giro. Si te cabreas, la infección te transforma en un violento zombi. Vamos, que un atasco de tráfico con este virus es una potencial festival de casquería y zombis. No se preocupan de explicar el origen del virus, que no deja de ser una excusa argumental para contarnos una historia de drama familiar y supervivencia.
La primera parte de la película, el comienzo del día 301 de unos padres y su hija pequeña en el refugio, es bastante convincente, con el padre tratando de convercer a su mujer y a su hija de que deben dar gracias por seguir vivos y con la madre mostrando su desacuerdo: no se trata sólo de sobrevivir, también hay que vivir. La segunda parte incluye más acción, y hasta cuierto punto es un poco más loca. Se nos desvela el secreto de por qué están escondidos, qué les ha pasado. Los apenas 85 minutos que dura no se hacen largos, convirtiendo a Hidden en una película de tarde de domingo y manta muy agradable. 

'Destino de caballero': ¡vivan las palomitas!

Destino de caballero está escrita y dirigida por Brian Helgeland y protagonizada por Heath Ledger. Helgeland venía de debutar con Payback y Ledger de afianzar su carrera en EEUU después de participar en El patriota y Monster's Ball. Ambos intentarían repetir éxito con parte del reparto  de esta película (Mark Addy, Shannyn Sossamon...) en Devorador de pecados, la siguiente película de ambos, que fue un fracaso en taquilla.

La historia está basada en uno de los cuentos de Chaucer incluido en sus Canterbury Tales, pero como en tantas otras ocasiones, sería mejor decir que se inspiran en esa idea, porque el cuento y la película se parecen como un huevo a una castaña. Una de las cosas que se criticaron de la pelicula fueron los anacronismo: que suene Queen, el lenguaje de los personajes, el público haciendo la ola... Es no haber entendido la película, que no pretende adaptar el cuento de Chaucer y sí inspirarse en él para contar otra historia.

Destino de caballero narra la historia de William Thatcher y de cómo pasa de ser el hijo de un techador y trabajar de escudero para un caballero a convertirse en un auténtico caballero. Vamos, lo que viene siendo el sueño americano de toda la vida ambientado en la Inglaterra del siglo XIV, todo ello sin pretensiones de ningún tipo, mezclando comedia de aventuras y romance.
Vaya gorros le encasquetan a la pobre Sossamon
Abstraerse del mensaje moralizante que lanza la película (bastante poco currado, todo hay que decirlo), es fácil, y permite disfrutar de una película palomitera con un humor muy blanco que la hace apta para todos los públicos. Hay que repetir, para que nadie se lleve una decepción, que NO ES una película sobre la Edad Media ni pretende serlo. Suenan Queen, David Bowie y AC/DC, ¿qué más queréis?

'And Then There Were None': la BBC y Agatha Christie

Hace casi dos años la BBC anunciaba que se había hecho con los derechos para adaptar la obra completa de Agatha Christie coincidiendo con el 125 aniversario de su nacimiento. Una obra, la de Agatha Christie, que ya ha sido llevada al cine, a la radio y a la pequeña pantalla con gran éxito. La primera en ser adaptada por la BBC fue Partners in Crime; la segunda And Then There Were None, que adapta la novela del mismo título, más conocida en español como Diez negritos. Probablemente sea esta novela, junto a Asesinato en el Orient Express, una de las más famosas y aclamadas de Agatha Christie, llevada al cine en varias ocasiones (la versión de 1945 sigue siendo la mejor).

And Then There Were None narra la historia diez personajes que son invitados a pasar un fin de semana en una mansión situada en medio de una isla. Estas diez personas, atraídas mediante engaños a la isla (algunas por ofertas de empleo magníficas), no se conocen entre sí, pero tienen algo en común: en el pasado fueron responsables de la muerte de alguna persona. Irán muriendo una a una como se describe en una canción infantil, de ahí el título de And Then There Were None, hasta que no quede nadie vivo, llevando a la paranoia a los que siguen vivos y desatándose un interesante juego de sospechas.

La sensación de aislamiento y claustrofobia está muy lograda, haciendo creíble la paranoia de los personajes, que incomunicados en la isla, están siendo asesinados. También ayuda, y mucho, el elenco de actores y actrices. Desde Burn Gorman (Torchwood), hasta Charles Dance, (Juego de Tronos), pasando Miranda Richardson (Harry Potter) o Aidan Turner (Being Human).
La adaptación de la BBC ha levantado alguna ampolla, pues hay quien considera que la serie es demasiado oscura, lo cual es una tontería, porque Diez Negritos es una historia que poco tiene que ver con otras de la misma autora, como las de Hércules Poirot o Miss Marple. El final sombrío y sin concesiones poco o nada tiene que ver con el resto de la obra de Agatha Christie, mucho más amable
y alegre. Lo único que ha hecho la BBC ha sido incorporar otros elementos que van en la línea de lo escrito por Christie, como el sexo o las drogas. 
Se trata, sin ninguna duda, de la mejor adaptación de esta obra, merced al buen material del que partía, a un buen reparto, una buena dirección y un formato, el de miniserie de tres capítulos (unas tres horas), que ayuda a profundizar en cada personaje (gracias a los flashbacks que vemos de cada uno). Más oscura pero fiel al original, And Then There Were None no defrauda.


'Habitación perdida': una miniserie muy entretenida

Habitación perdida (The Lost Room) fue una miniserie emitida por Sci-Fi, hoy SyFy, creada por Laura Harkcon y Christopher Leone y protagonizada por Peter Krause (A dos metros bajo tierra) y Julianna Margulies (Urgencias y The Good Wife), siguiendo la estela de otras miniseries de la cadena como El triángulo de las Bermudas. En España fue emitida por Cuatro en 2007. Habitación perdida consta de seis capítulos, aunque a veces se ha emitido en tres.

La miniserie narra la historia del detective Joe Miller (Peter Krause) y de como un día llega hasta él una misteriosa llave que abre todas las puertas y te lleva siempre a una misteriosa habitación de motel que está en ninguna parte. Desde esa misteriosa habitación puedes ir a cualquier sitio que tenga una puerta. Además, existen misteriosos objetos que formaban parte de la habitación y que solos o combinados con otros tienen extraños poderes, algunos inocuos, otros divertivos y los menos, afortunadamente, peligrosos. Miller pierde a su hija en la habitación, que se resetea cada vez que alguien o algo entra sin la llave. Para intentar recuperarla, se verá obligado a adentrarse en un mundo desconocido, el de los coleccionistas de objetos, en el que cada grupo tiene su propia agenda y sus intereses.
Los poderes asociados a cada objeto así como sus poseedores dan mucho juego, donde observamos que casi sin excepción, la posesión de uno de esos objetos trae la desgracia al portador. También nos sorprenderemos con los poderes de algunos de los objetos, que ayudarán a dar algún que otro giro argumental a la trama.

Cómo se han creado los objetos, por qué existe la habitación y otros interrogantes se irán resolviendo a lo largo de los capítulos, algunos de una manera satisfactoria y otros menos satisfactoria. Aunque tenga el formato de miniserie, se adivina, por algunas tramas que quedan inconclusas, el proyecto de seguir con la historia en al menos otra temporada que nunca llegó (la trama del doctor Ruber y de la secta, por ejemplo). Me hubiera gustado saber cómo sería ese universo ampliado.
Habitación perdida es una serie perfecta para devorar en una o dos tardes: la historia es original y está bastante bien hilada y el propio formato, de apenas seis capítulos, da pie a ello. Además tiene un final lo bastante cerrado como para dejar satisfecho a cualquiera que se acerque a ella.

'Expediente 39': revisitando 'La Profecía'

Reneé Zellweger, mundialmente famosa por El diario de Bridget Jones y su secuela, interpreta a Emily Jenkins, una trabajadora social pelín intensita y entregada a su trabajo a la que se le encarga un caso de posibles malos tratos a una menor. La familia Sullivan, ya desde el principio, parece rarita. Muy rarita. Y Lilith, la hija, alguien vulnerable a quien proteger. Eso es exactamente lo que hace Emily, interviniendo en el último momento junto a su amigo el detective Barron (un genial Ian 'Swearengen' McShane) y evitando que los padres de Lilith la cocinaran, literalmente, en el horno de casa. El problema de esta primera parte de la película, la gran tara, es que se hace muy largo. Ya sabemos por el tráiler que la película va de una niña diabólica, y toda esa historia sobre unos padres muy malos que maltratan a su hija, no sólo no nos la creemos, sino que es completamente innecesaria. Queremos ver a Lilith hacer cosas diabólicas. Es entonces cuando la película remonta. Un poco.
La segunda parte de la película es otra cosa. O no. Durante esta parte, vemos como una Emily empanada de la vida y desconcertada por varias muertes que ocurren a su alrededor, cuyo origen no es otro que Lilith, empieza a sospechar de ella. Y otra vez estamos en las mismas que al principio. Amaga con el thriller psicológico para acabar en el terror sobrenatural. De nuevo, como en la primera parte, ya sabemos que Lilith es algo más que una niña cabrona y manipuladora. El final, una vez que (por fin) Emily ha comprendido que esa niñita que había acogido en casa es un diablo que se alimenta de la buena voluntad de personas como ella, es la lucha de Emily por deshacerse de ella. Vamos, lo que interon hacer los padres de Lilith hasta que ella les jodió el invento.
Otras películas como La profecía ya trataban el tema de niños diabólicos, por eso la sensación que se te queda despues de ver Expediente 39 es la de déjà vu, la de haberlo visto antes. Borges creía que todas las metáforas ya estaban inventadas, pero aunque todas las metáforas estén inventadas, todavía sigue habiendo una enorme cantidad de combinaciones posibles para sorprender. No se trata de pedir peras al olmo, no esperaba un enfoque original, pero sí cierta solidez en el planteamiento. Expediente 39 tarda demasiado en entrar en materia, y cuando lo hace se embarulla y se pierde.

'La mitad sombría', de Stephen King

La mitad sombría es un libro de Stephen King publicado bajo el pseudónimo de Richard Bachman en 1989. Es un intento, por parte de King, de mezclar el tema del doppelgänger (doble o gemelo malvado) con una reflexión sobre el poder creador del artista, capaz de insuflar vida a una de sus creaciones (el verbo hecho carne), mostrándonos el otro lado –oscuro- del sueño americano. Kin narra la historia de Thad Beaumont, que escribe novelas de crímenes bajo el pseudónimo de George Stark. Cuando decide deshacerse del pseudónimo organizando un falso sepelio,  éste cobra vida propia y empieza a asesinar del círculo de Thad.
Es una narración irregular, trabada al principio y sin respiro al final. Con El misterio de Salem’s Lot sucedía algo parecido, pero ese comienzo lento estaba justificado: había que colocar todas las piezas sobre el tablero, y eso lleva un tiempo. En “La mitad oscura” todo va a trompicones, un comienzo lento, titubeante, y un desarrollo poco dinámico, que sólo consigue algo de fluidez cuando George Stark se desmelena en plena orgía de asesinatos. Ya es un clásico en Stephen King esos finales atropellados fruto de un deus ex machina.
Stephen King parece decantarse pronto por el terror y apenas hace una reflexión –muy simple- sobre el escritor y su poder creador. Se queda con la idea tan romántica del artista como pequeño dios creador de mundos , en su caso, de mundos de pesadilla. No puedo dejar de pensar en Luna Park, de Bret Easton Ellis, que combina muy bien todos estos elementos en una pesadilla genérica posmoderna, en la alteridad que tanto preocupaba a Julio Cortázar o en el diálogo de Unamuno con su personaje en Niebla.
«Eppur si muove» (y sin embargo se mueve), decía Galileo. Y sin embargo engancha… A pesar de una narración por momentos poco fluida, a pesar de decantarse por lo grotesco, a pesar de despachar cualquier reflexión sobre el papel del escritor hablándonos del lado oscuro del sueño americano, a pesar de los mil y un clichés que utiliza en esta novela, leer La mitad oscura sin pretensiones no es una mala experiencia.

Doctor Who: 'The Husbands of River Song'

ESTA ENTRADA CONTIENE SPOILERS

Como cada Navidad desde hace ya más de una década, la BBC nos regala un capítulo de Doctor Who el 25 de diciembre. Estos especiales de Navidad suelen ser independientes de la trama de la serie. En este caso, supone el regreso de uno de los personajes más queridos de esta nueva etapa, River Song, la esposa del Doctor, pero no tiene el tono oscuro que anunciaron los últimos capítulos de esta última temporada, con un Doctor afectado por la muerte de su companion Clara.

El capítulo empieza con el Doctor siendo confundido con un cirujano y llevado a la nave del rey Hydroflax para que le opere. Todo es una treta de River, casada con el rey Hydroflax, que necesita de un cirujano para que extraiga de la cabeza de éste una joya de gran valor. No reconoce al Doctor con su nueva cara, ya que nunca antes había visto al duodécimo Doctor. Hydroflax descubre que River trama acabar con su vida para hacerse con la joya, y no se lo toma muy bien. A partir de ahí, Moffat no defrauda y juega a lo habitual en los capítulos en los que aparece River Song, recreándose en el enredo y el equívoco. 

The Husbands of River Song nos muestra a un Doctor que pocas veces aparece en la serie: un Doctor enamorado de su mujer. Después de 24 años de relación a través del tiempo y del espacio, esta será la última vez que se vean, y aunque intenta ocultárselo a River, ella también lo sabe. El diario que le regaló y en el que ella escribe cada encuentro, está próximo a acabarse, apenas le quedan unas páginas en blanco.

La despedida, como ya se nos anunció en otros capítulos donde aparece River Song, es en las Singing Towers of Darillium, donde pasan la última noche juntos. Las lágrimas emotivas del Doctor provienen del conocimiento y asunción de este hecho. Cierra el círculo regalándole el destornillador sónico con el que hizo su primera apareción River Song en Forest of the Dead. Emotivo final para una pareja que nos lo ha hecho pasar tan bien todos estos años. ¿Volveremos a ver a River Song?

'La carretera', de Cormac McCarthy

Cormac McCarthy forma parte junto a Phiplip Roth y Thomas Pynchon de la santísima trinidad de novelistas estadounidenses, a veces ampliada con Don Delillo y Richard Ford. Algunas de sus obras han sido adaptadas a la gran pantalla, como la propia La carretera, Todos los caballos son bellos o No es país para viejos, y de otras como Meridiano de sangre se viene hablando de su adaptación desde hace años, sin terminar de concretarse. McCarthy tiene una sólida carrera como novelista, siempre alejado de los focos y con un punto misántropo que recuerda al fallecido Salinger.


La obra de McCarthy se ambienta en un espacio cultural y geográfico muy concreto, el sur y el oeste de EEUU, consiguiendo trascender, como Faulkner, esas barreras regionales y tendiendo de ellas hacia lo universal. No es lo único que lo une a Faulkner, también un lenguaje complejo, profundo y oscuro, aunque sin tantas florituras, más conciso y preciso. Hace de la economía narrativa una virtud. No sobra ni falta nada en un estilo sobrio y depurado de arabescos.

La carretera narra la historia de un padre y su hijo de nueve años, de los que no sabemos sus nombres, en un mundo postapocalíptico. La Tierra ha sido devastada por algún terrible suceso (tal vez un holocausto nuclear), dando como resultado un planeta muerto, frío y cubierto de cenizas. Es en este mundo donde un padre trata de educar a su hijo, que no ha conocido otro mundo, para sobrevivir, todo antes de la anunciada muerte del padre. Los personajes no tienen nombres, pero tampoco aparecen muchos topónimos. El mundo, como el tiempo, se ha desdibujado, convertido en algo estéril, y el único destino es el Sur.

El paisaje en la novela es tan desolador como el que aparece en Meridiano de sangre, cambiando el calor del desierto por frío yermo, pero compartiendo un espacio mítico donde no hay lugar para la moral, sólo la ley del más fuerte. Caníbales, gente desesperada y hambrienta conviven con los portadores del fuego, también desesperados y hambrientos; ambos comparten un único objetivo: sobrevivir. No hay premio por conseguirlo y la manera de lograrlo depende de los límites que cada uno se quiera marcar en el terreno moral

A penas sobrepasa las doscientas páginas, pero no le hace falta más para sobrecoger al lector. La carretera sobrecoge por la crudeza y realismo en la que nos muestra una humanidad que ha caído en la barbarie más absoluta donde los portadores del fuego, de la vida, han sido derrotados. El padre, antes de morir, dirige unas palabras a su hijo: "La bondad encontrará al niño. Así ha sido siempre y así volverá a ser". Como en una profecía autocumplida, su hijo es encontrado por otros supervivientes. Si son de los buenos, portadores del fuego, o de los malos, caníbales, está abierto a nuestra total interpretación.

Sherlock: The Abominable Bride

Ya son rebajas en El Corte Inglés
ESTA ENTRADA CONTIENE SPOILERS

Desde que se estrenó en 2010, Sherlock nos ha llegado con cuentagotas. Una primera temporada de tres capítulos en 2010, otra segunda en 2012, la tercera en 2014 y este especial de año nuevo en 2016. Y la tan esperada cuarta temporada, aunque probablemente se estrene en 2017, todavía no tiene confirmada su fecha de estreno. Los compromisos de sus dos actores protagonistas, Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, además de los compromisos de los showrunners Steven Moffat y Mark Gatiss, hacen que este capítulo especial, The Abominable Bride, sea un auténtico regalo para los fans de la serie.

Año nuevo, Sherlock nuevo. Y tanto. El capítulo empieza como una especie de reboot de la serie, ambiéntándola en el siglo XIX en un Londres victoriano muy gótico. Iglesias en ruinas, fantasmas en la niebla, laberintos, mansiones... Sherlock tiene que resolver el caso de Ricoletti, asesinado por su esposa muerta. ¿Cómo puede alguien volver de los muertos para asesinar a su marido? Y no será el único. Moffat y Gatiss, de apenas media línea en un relato de Conan Doyle, se sacan de la manga este caso de Ricoletti para disfrute nuestro.

Poetry or truth? 
Many people would say they’re the same thing. 
Yes. Idiots.

Lleno de referencias y metarreferencias, con el habitual toma y daca en los diálogos y la fina ironía que caracteriza a la serie, esta historia gótica sobre fantasmas se revela hacia la mitad del capítulo como una ensoñación del propio Sherlock, que medio drogado, busca recluirse en su «palacio mental» para descubrir si es posible que Moriarty, que también se ha pegado un tiro y debería estar muerto, esté vivo.
Quizá se le pueda echar en cara a Moffat y Gatiss una resolución un tanto anticlimática: no es posible seguir vivo después de haberse volado la cabeza, lo cual sirve tanto para Ricoletti como para Moriarty. Que todo se revele como un plan de un grupo de feministas para atemorizar a los hombres tampoco parece la resolución que uno podría esperar o desear. Eso sí, todas las piezas del puzle encajan a la perfección. Mucho ha habido que esperar para disfrutar otra vez de Sherlock, al menos este capítulo ayuda a hacer más llevadera la espera.






'Ginger Snaps', el drama adolescente

Ginger Snaps es una película canadiense sobre la licantropía que da una vuelta de tuerca a las típicas producciones del género. Ginger Snaps nos narra la relación entre dos hermanas un poco raritas, fascinadas por la muerte, que tienen un pacto para morir a los 16 años. Tras el ataque de un hombre-lobo y la posterior conversión de una de ellas en licántropo, la película explora la relación filial, claramente de dependencia, y utiliza la metamorfosis en lobo de una de ellas como metáfora sobre la adolescencia y los cambios que experimenta nuestro cuerpo en esa etapa. No es casualidad que el inicio de esa transformación lo marque la menstruación, que no sólo supone abandonar la niñez, sino que esta sangre está asociada al despertar de la bestia, algo que ya hizo Stephen King en Carrie.

La película intenta ir un poco más allá describiendo y narrando la relación entre las dos hermanas. De la subordinación y la sumisión se pasa al enfrentamiento y la independencia. Es la hermana pequeña, la que tiene una relación de dependecia muy fuerte con su hermana mayor, la que tiene que borrar las huellas que va dejando ésta y encubrir sus crímenes, tomando la iniciativa y adoptando el rol activo que antes desempeñara su hermana. El enfrentamiento final es inevitable. 

Lo mejor, ya digo, no son los efectos especiales, que ya eran cutres en la época, sino la historia que narra. Alejada de la superficialidad de otras películas del género, sin renunciar a ésta, intenta ir un paso más allá. No es Underworld, no es Aullidos, es Ginger Snaps. Quizá sea Being Human, la serie de la BBC, otro referente parecido en el género (al menos en sus primeras temporadas), más preocupado por la construcción de los personajes y por narrar una historia más compleja.


'The Man from Earth': una historia que te atrapa


The Man from Earth pasó desapercibida en su momento, en 2007, pero gracias al boca a boca se ha convertido en una película de culto para los amantes de la ciencia ficción. No necesita de grandes efectos para atraparnos, con un personaje narrando su historia a otros es suficiente. Esta vuelta a la oralidad, al gusto por reunirnos en torno a una hoguera para contar historias es un recurso muy antiguo: Chaucer ya lo utilizó en su Canterbury Tales al igual que Bocaccio en su Decamerón. Pero no hay que irse tan lejos. Otras películas del género, como K-Pax, aunque a otro nivel, le daban mucha importancia a la narración.

La película parte de una premisa muy sencilla: un hombre que llegó hace diez años a un lugar decide irse despidiéndose de los amigos que ha hecho en ese lugar. Cuando estos amigos quieren saber el motivo de su marcha, éste les narrará su historia. La historia no es otra que la de un hombre, John Oldman, que lleva vivo unos 14000 años, viviendo todas las etapas y cambios que ha experimentado la humanidad en ese periodo. Sus amigos, como él, también son profesores universitarios, cada uno de un campo distinto, lo que añadirá más complejidad y profundidad a su historia.

El autor del guión no es otro que Jerome Bixby, que ya escribió guines para Twilighone, Start Trek o Men into Space. El escritor y guionista, fallecido en 1998, estuvo puliendo en sus últimos años este guión, cuya idea original data de la década de los sesenta. Tuvo que ser el director Richard Schenkman el que la llevara a la gran pantalla, con un presupiesto, todo hay que decirlo, ridículo. Si funciona, a pesar de un presupuesto de menos de 200000 dólares, es gracias al guión magnífico de Bixby y aun actor protagonista, David Lee Smith, que está soberbio interpretando a este hombre de las cavernas.

La historia de John Oldman nos atrapa, como al resto de personajes de la película que escuchan su historia, desde el primer momento. Dudamos, nos cabreamos y queremos creer como ellos en esa historia, una historia que atraviesa todas las eras del ser humano desde hace 14000 años y en las que nuestro protagonista, en alguna ocasión, a tenido un papel importante en su desarrollo. Por ponerle un pero a la película, me hubiera gustado un final más ambiguo donde fuese el espectador el que decidiese si quería creer o no creer en esa historia.

The Man from Earth es la prueba de que con pocos recursos se puede hacer una gran película. Una historia fantástica y fascinante que te atrapa y no te suelta, llena de ideas y que invita a la reflexión reposada, sin prisas.