'Horror 4': antologías al peso

Entre 1976 y 1977 la editorial Bruguera publicó una colección de ocho libros dedicados al terror llamada Horror Selección cuyo denominador común era Kurt Singer. Singer era escritor y también editor, responsable de muchas de las antologías dedicadas al género publicadas en el mundo anglosajón y que se empezaron a traducir en España a partir de los años sesenta. Fruto de un renovado interés por el género, Bruguera creó una colección llamada Selección Terror que entre 1973 y mediados de los ochenta llegó a publicar más de seiscientos libros de bolsillos. La colección Horror Selección de Singer sigue el ejemplo de Ciencia Ficción Selección (1971-1973) de Carlos Frabetti también publicada por Bruguera.

Horror 4 pertenece a la categoría de antologías "al peso": no se trata de un libro temático editado por alguien, sino de un popurrí de cosas mezcladas hasta dar con el peso exacto. Se compraban los derechos editoriales de varias antologías de relatos y luego estos se podían publicar según el libro original o no, mezclando unos relatos con otros donde lo importante era la cantidad de páginas. Más que comprar antologías lo que se compraba era el contenido de éstas, pudiendo hacer con él lo que se les antojase. Así en este Horror 4 compuesto por siete relatos nos encontramos una mezcla de autores pulp con otros más clásicos. Derleth y Poe juntos en un libro haciendo compañía a Joseph Conrad.

Es curioso el gusto de Kurt Singer por August Derleth, que casi siempre aparece en sus antologías. Horror 4 abre con El guardián de llave donde Derleth nos plantea una partida de rol muy divertida. Dentro de los pastiches lovecraftianos los suyos son de los más flojos, pero a veces consigue sacarnos una sonrisa. El protagonista, un escritor de terror, da con algunas verdades en su libro que le ponen en peligro. Deberá emprender un viaje en busca de un manuscrito pero sin final feliz. Otro al que la tirada de cordura le salió mal fue al protagonista de La mueca del monstruo de Robert Bloch, al que los pastiches lovecraftianos le salían mejor que a Derleth. El protagonista, un psicólogo, acompaña a su paciente a un cementerio para demostrarle que sus sueños sobre una cripta secreta llena de monstruos no non reales, y adivina qué pasa. El siguiente relato es ¿Qué insinuante espíritu? de Harold Lawlor, donde los muertos vuelven para vengarse. El protagonista es el chófer/jardinero de un matrimonio rico. La mujer se suicida y el marido hereda toda su fortuna, pero comienza a ser acechado por el fantasma de su mujer. Un relato clásico de crimen, misterio y venganza más allá de la tumba. Como curiosidad, cuenta con una adaptación cinematográfica, Dominique (1979), que no está nada mal. muertos que vuelven para vengarse, crimen por fortuna, todo predecible que se ve venir pero muy bien construido y entretenido. El espejo es un relato de Mildred Johnson, una autora pulp prácticamente desconocida. Unos hermanos acuden a la casa de su viejo tío fallecido recientemente en busca de su testamento. Una vez allí, ella recuerda cuando su abuela le contó la historia de un pequeño espejo con el que ver a los muertos de la familia. Los ves en su ataúd, tal como descansan. Una herencia, un testamento y un espejo mágico, ¿qué más se puede pedir? El libro sigue con otros tres relatos, alejados en tono de los cuatro precedentes:  Amy Foster de Joseph Conrad, La caja oblonga de Edgar Allan Poe y La máscara de Robert W. Chambers.

Horror 4 no es lo que se le pide a una antología hoy en día, con un tema, un tono y unos autores seleccionados que te llevan a determinado sitio, pero sí consigue lo que se proponía: hacerte pasar un buen rato leyendo relatos de terror. Y de regalo descubres un par de autores nuevos que ni te sonaban. 

AA.VV. (1976). Horror 4. Bruguera.



'De repente, la oscuridad' (1970): en Francia vive gente muy rara

De repente, la oscuridad (1970) es un thriller de terror dirigido por el inglés Robert Fuest. Hablé hace unos días por aquí de La lluvia del diablo (1975), que supuso tal descalabro para la carrera de Fuest que sólo dirigiría una película más para cine, dedicándose desde entonces a la televisión. Y de la televisión británica es de donde surge todo el talento de De repente, la oscuridad: el guion corre a cargo de Terry Nation y de Brian Clemens, autor este último de la magnífica Terror ciego (1971) con Mia Farrow como protagonista. En el reparto cuanta con Pamela Franklin, Sandor Èles y Michele Dotrice. Como curiosidad destacar un par de películas en las que participa Pamela Franklin, Suspense (1961) y La leyenda de la casa del infierno (1973). La primera adapta Otra vuelta de tuerca de Henry James y la segunda La casa infernal de Richard Matheson.


Jane y Cathy son dos jóvenes británicas que deciden pasar unos días de vacaciones en la Francia rural. Se desplazan de pueblo en pueblo montando en bici, parando al anochecer en un hostal o similar para dormir y lavar la ropa. Viajan ligeras de equipaje. La tensión crece entre ambas, pues Cathy no está contenta con cómo trascurre el viaje, especialmente cuando conoce a un joven en moto mientras toman café en un pueblo. Cuando Jane y Cathy hacen un alto en el camino para descansar, acaban discutiendo: Cathy se queda en el bosque mientras Jane continua viajando sola. Al final Jane se arrepiente y decide esperarla en el siguiente pueblo, pero Cathy no llega, así que decide volver al bosque donde la dejó descubriendo que ha desaparecido. Allí comienza su búsqueda.

Fruto del desarrollismo y la revolución industrial, surgen nuevos miedos: uno de ellos es la aversión al mundo rural, lugar de origen en muchas ocasiones pero al que no se quiere volver. La Francia rural se parece más a cualquier lugar del Mediterráneo que a la campiña inglesa. Cathy y Jane son dos mujeres jóvenes que viajan por un mundo que no conocen y con el que no se pueden entender, pues no hablan el idioma. Cuando Cathy desaparece, Jane tendrá que sortear esta dificultad e intentar hacerse enteder de la mejor manera posible. Para ello contactará con distintos personajes, desde una ama de casa hasta el dueño de un café o el gendarme, y cada uno de ellos le dará motivos para desconfiar. Lo mismo sucede con el joven de la moto, que le ayuda a buscar a su amiga Cathy y que habla inglés. En la campiña francesa Jane está indefensa: no habla el idioma, los locales parecen ocultar un secreto y su doble condición de mujer y joven la exponen a la violencia machista. Rodada en lo que parece un día idílico de verano de mucho sol y calor, ese escenario en apariencia bucólico y tranquilo se convierte en una trampa de atmósfera opresiva.


Penúltimo plano de levantarse del sofá y aplaudir muy fuerte

En De repente, la oscuridad no hay sangre ni escenas truculentas, todo es como el propio título indica: luz hasta que llega la oscuridad. La película va más por el territorio del thriller psicológico a la manera de Hitchcock, como muy bien anunciaba su cartel a los despistados. No hay grandes sorpresas ni giros de guion, es más, se puede decir que en general el desarrollo de la trama se ve venir. Pero es que la película va por otros vericuetos, creando esa atmósfera amenazadora y opresiva que va engullendo a la protagonista. A día de hoy la película lanza un mensaje a las mujeres muy reaccionario: cuídate de que te violen. No viajes sola y no hables con extraños si no quieres que te pase algo malo. También la final girl de la película es la recatada Jane y no la sensual Cathy. Cosillas de la época. Quitando esas "cosillas" De repente, la oscuridad es una película más que entretenida, una pequeña joya del culto no muy conocida y posiblemente la mejor película de su director, Robert Fuest.



'Trampa para turistas' (1979): Mari Carmen y sus muñecos

Trampa para turistas es una película de terror dirigida por David Schmoeller. Está escrita por Schmoeller y J. Larry Carroll, que trabajó como guionista en un montón de series animadas y procedimentales durante los ochenta. Esta película fue el debut en la gran pantalla de Schmoeller, que junto a El amo de las marionetas (1989) suponen los grandes hitos de su carrera. Que El amo de las marionetas diera lugar a una saga de dieciséis películas que llega hasta nuestros días es algo digno de estudio. En el reparto no hay grandes nombres, pero sí actores y actrices con tablas en la televisión.


La película comienza bastante frenética. El coche de Woody y su novia Eileen ha pinchado. Tienen una rueda de repuesto en el maletero, pero esta está deshinchada, así que Woody se la lleva en busca de un área de servicio. Después de varios kilómetros, Woody encuentra una especie de atracción/área de servicio abandonada, donde se adentra para ser asesinado. Mientras Woody es asesinado, sus amigos, que viajan en otro coche, encuentran a Eileen junto al coche con la rueda pinchada y deciden ir en busca de Woody. Su coche se avería justo en el mismo área de servicio. Mientras Jerry intenta arreglarlo, Eileen, Becky y Molly se van a dar un baño desnudas a una pequeña laguna. allí las descubre el señor Slauson, que las invita junto a Jerry a visitar su museo de maniquíes y muñecos de cera. Uno a uno comienzan a desaparecer cuando un misterioso enmascarado con poderes telequinéticos los va asesinando. Cómo no, la final girl no podría ser otra que Molly, la joven que a diferencia de sus amigas, no tiene novio y es más recatada.


Cuando ves el ticket de la compra 

Trampa para turistas es un slasher típico de la época con algunos elementos distintivos. Bebe de La matanza de Texas (1974), con esa dicotomía entre lo rural y lo urbano, donde lo rural es primitivo y amenazador y lo urbano es algo corrupto y fuera de lugar. La zona de descanso de Slauson, con un lago para bañistas, área de servicio y museo con figuras, entró en declive cuando inauguraron la autopista. Así, Slauson sobrevive aislado del mundo en su pequeña propiedad, aunque lejos de ser el clásico asesino enmascarado, aquí se mezcla eso con Psicosis (1960) y la Nueva Ola. Sí, el asesino es alguien enmascarado, pero también tiene doble personalidad y poderes telequinéticos, además de tomarse su tiempo en capturar y asesinar a sus víctimas para convertirlas en maniquís. Y por si fuera poco, también es ventrílocuo. Está claro que lo de Schmoeller dirigiendo diez años después El amo de las marionetas no fue casualidad.


Mari Carmen y sus muñecos

Recuerdo hace años una entrevista a Jeff Tweedy, el cantante y compositor de Wilco, diciendo que las pequeñas diferencias entre Estados que apreciaba cuando salía de gira por EEUU se habían diluido, ahora el país era una sucesión ininterrumpida de franquicias, las mismas en todas partes. Un poco lo mismo que sucede en nuestro país, con locales vacíos y el pequeño comercio desapareciendo. Una expresión artística de rechazo a ese proceso de globalización y desregulación son películas como Trampa para turistas, también en línea con una moral muy conservadora que marcaría a casi todos los slashers venideros. A pesar de lo cual, es una película muy entretenida. Yo por si acaso, antes de parar en un área de servicio, consulto las reviews de Google, no vaya a ser que... Que en el último videoclip de Wilco haya moñeco es inquietante.





'Satán mon amour' (1971), 'La lluvia del diablo' (1975) y 'Carrera con el diablo' (1975): satanic panic en los setenta

Entre finales de los sesenta y comienzos de los setenta tiene lugar en EEUU y otros países occidentales el despertar con resaca del sueño hippie. No había arena bajo los adoquines de París y sí muchos problemas que se acumulaban sin resolverse. El amor libre y las drogas dieron paso a la revolución conservadora. También llegaría el sida y otras enfermedades en los ochenta, además del problema de salud pública que suponen las drogas. Y los hippies de los sesenta se convirtieron en cargos de la administración de Reagan y en padres y madres de otros movimientos reaccionarios. Entre ellos también hubo quien pretendió solucionar algunos problemas sociales con más violencia y muchos buscaron refugio en sectas. A principios de los ochenta surge ese satanic panic explotado por medios de comunicación y organizaciones populistas, pero el caldo de cultivo ya venía de antes. El exorcista (1973) dio lugar a un boom enorme de películas sobre temática satánica, pero la corriente de fondo ya existía.


Satán mon amour (1971) es el nombre con el que se conoció en España la película dirigida por Paul Wendkos. Con guion a cargo de Ben Maddow, está basado en la novela de Fred Mustard Stewart The Mephisto Waltz escrita unos años antes. La película narra cómo Myles, periodista musical y pianista frustrado, acude a casa de Duncan, uno de los pianistas más famosos del mundo.  Duncan, que le confiesa a Myles que se está muriendo, desarrolla enseguida una relación paterno filial con Myles. Además, su hija Roxanne hace que Paula, la mujer de Mylen de Myles, se ponga celoso. Para Myles no hay nada raro en su relación con Duncan y Roxanne, pero Paula sospecha de sus intenciones. Porque aquí lo importante es saber que Duncan es un satanista capaz de de hacer lo que sea por no morir, y Myles representa una buena presa. ¿Podrá Duncan transferir su alma al cuerpo de Myles? Nada es gratis en la magia y la joven Abby, hija de Paula y Myles, lo comprobará pronto. En Satán mon amour hay rituales, magia negra, asesinatos y música. Le falta un poco de humor y le sobran unos minutos de metraje, pero no deja de ser una de esas películas de culto bastante olvidadas. El reverso oscuro de La semilla del diablo (1968) con Alan Alda y Jacqueline Bisset como protagonistas.

Estrenada en 1975, La lluvia del diablo es una película de terror dirigida por el inglés Robert Fuest. A Fuest se lo recuerda sobre todo por El abominable doctor Phibes (1971) y su secuela, aunque en su corta filmografía también cuenta con otras joyas del culto como De repente, la oscuridad (1970) y El programa final (1973). Jonathan Corbin, el líder de una secta satánica que vive en el desierto, se empieza a cobrar las vidas de los miembros de la familia Preston. Primero el padre, luego la madre, uno de los hijos... Los Preston tienen en su posesión algo que Corbin quiere: un libro que le confiere poder sobre las almas. Porque Corbin es un brujo de más de cuatrocientos años y los Preston son descendientes de aquellos que le condenaron siglos atrás. Tom Preston es el último miembro de su familia y acude al pueblo donde se oculta la congregación de Corbin para acabar con él y rescatar a su familia. Cuenta con un reparto de caras conocidas, con Ernest Borgnine, William Shatner y Tom Skerritt como protagonistas, además de un figurante John Travolta que debutaba en el cine. A pesar de lo cual, la película fue un fracaso y supuso el fin de Fuest como director en el cine, dedicándose desde entonces a la televisión salvo una pequeña incursión erótica en Francia. La lluvia del diablo es una película al estilo de la Hammer clásica, concebida como partida de rol, pero en vez de estar ambientada en la Inglaterra victoriana la acción está situada en el desierto estadounidense. 

Carrera con el diablo (1975) está dirigida por Jack Starrett, actor y director que desarrolló la gran parte de su carrera en pequeños papeles cinematográficos y dirigiendo películas para televisión. La película cuenta con Peter Fonda y Warren Oates como protagonistas. Frank y Roger se van de vacaciones con sus respectivas parejas. Para ello cuentas con las comodidades que les proporciona la moderna autocaravana de Frank: nevera, microondas, horno, ducha, equipo estéreo... En una de sus primeras noches deciden acampar en mitad del campo, donde contemplan lo que en principio les parece una orgía hippie. Pero lo que empezó como orgía acabó en asesinato, ya que son testigos de cómo asesinan a una joven en un ritual satánico. Para más inri, son descubiertos por esta secta satánica. Al día siguiente denuncian los hechos en la comisaría del pueblo más cercano para descubrir que el sheriff, sus alguaciles y el pueblo entero forman parte de la secta. La película se convierte entonces en una huida cada vez más paranoide, pues perdidos como están en un condado rural, todos parecen formar parte de una gran conspiración satánica. Carrera con el diablo con es una obra maestra pero sí una muy entretenida película de serie b. Y un aviso a domingueros: cuidado donde aparcas la flagoneta.


Si te gusta La semilla del diablo (1968). El exorcista (1973), La profecía (1976) y/o La centinela (1977) estás tres películas, Satán mon amour (1971), La lluvia del diablo (1975) y Carrera con el diablo (1975) vienen del mismo sitio. Un poco como en el caso de Alison's Birthday (1981), no son tan conocidas y hay que rebuscar para encontrarlas, pero merecen la pena. Y aprendes cosas: no te fíes del pianista y lleva paraguas por si llueve.






'Cuentos de terror' recopilados por Kurt Singer: nazis, plagas y humor macabro

Kurt Singer (2011-2005) fue un escritor de origen austríaco nacionalizado estadounidense. Siendo pequeño, su familia se trasladó a Alemania, donde estudió y se casó. Con el ascenso del fascismo se convirtió en militante y activista en contra del nazismo. Estas actividades llevaron a la detención de su esposa y a su exilio, primero en Suecia y luego en EEUU, donde también sirvió como espía de los Aliados. Escribió muchos libros, entre ellos destacan algunas biografías y multitud de novelas y relatos de terror y ciencia ficción. Además de esa labor de escritor y activista, también trabajó como editor de antologías del género, siendo las más recordadas en nuestro país las publicadas por Bruguera como Horror 8 y las de la editorial Molino en su colección Oro-Terror como esta Cuentos de terror.

En Cuentos de terror Kurt Singer recopila y publica ocho relatos de regusto pulp. Hay nombres conocidos como Ray Bradbury, Seabury Quinn, Robert Bloch y August Derleth junto a otros autores más desconocidos, como el caso de Frank Gruber y Arthur J. Burks. Un conjunto breve y muy bien equilibrado de relatos escritos entre finales de los años treinta y principios de los cincuenta, alejado de esos popurrís que mezclaban Lovecraft o alguien del palo con escritores del XIX. Como nota negativa sólo uno de los relatos está escrito por una mujer, pero compensa el que esa mujer se Allison V. Harding, una de esas escritoras pulp muy populares en su época y que luego cayó en el olvido.

El libro comienza con El funerario de Ray Bradbury, donde el protagonista, funerario de profesión, tiene que aguantar las burlas de los habitantes del pueblo donde trabaja. Su venganza será vejarlos cuando mueran. Pero claro, humillar a los muertos puede traer problemas. En El funerario se mezclan lo macabro con el humor propio de Weird Tales. La casa del valle de August Derleth es una de los relatos largos del libro. No hay sorpresa en Las Gaunas: es un pastiche lovecraftiano que se va deshinchando. El protagonista, pintor, alquila una casa de campo a donde se retira a terminar unos cuadros. El problema es que esa casa pertenecía a una familia de brujos en contacto con los profundos. El relato es un claro ejemplo de intento de asimilación de los mitos lovecraftianos al panteón cristianismo, donde los Antiguos son el bien y los Ancianos el mal, unos ángeles caídos a la imagen y semejanza de Lucifer. Cuestión de etiqueta de Robert Bloch ayuda a remontar el vuelo. En él, un empleado del gobierno federal encargado de ir casa por casa para realizar el censo, acaba atrapado en la casa de una bruja. Con esta bruja se va a un aquelarre que no sale del todo bien. Otra vez el humor muy presente, con un demonio retratado como burócrata repasando las cuentas. El que la hace... de Seabury Quinn es uno de los relatos más breves del libro. En él se narra la historia de un rico diletante que aburrido de una vida sin emociones acaba viajando a Oriente. Allí presencia el espectáculo de un viejo encantador de serpientes, del que se burla. Lo que no sabe es que forma parte de una secta bereber fundada tras la caída de Cartago. Burlarse de sus serpientes no parece una buena idea. En La muerte estaba en el camino de Allison V. Harding el protagonista es un hombre contratado por una compañía de alquiler de coches para conducir un coche de la costa Este a California. Lo que sucede es que el coche que tiene que conducir pertenecía a un famoso atracador de bancos que murió en una persecución. Pulp del bueno con un coche tuneado embrujado. Cosecha negra de Arthur J. Burks es otro de los relatos largos del libro. Aquí el protagonista es un adolescente de quince años. El campo de maíz de su tío un día aparece tiznado de negro, lo que no impide su cosecha. Pero ese tizne no es sólo suciedad, es algo vivo. Sólo decir que en el relato hay una forma de vida que se despierta con el deshielo de un glaciar. Sin duda uno de los relatos más entretenidos del libro y candidato a capítulo de Expediente X. En Planta decimotercera de Frank Gruber, Javellin, antropólogo, va a unos grandes almacenes para comprar un destilador de agua para su expedición al amazonas. Acaba en el piso decimotercero donde compra su destilador y consigue una cita con la dependienta. Cuando esta le da plantón, acude otra vez a la tienda, pero no saben de qué planta decimotercera o de qué dependienta está hablando. Javelin les muestra el albarán de compra, pero está fechado 12 años antes. La invasión invisible de Frederic Arnold Kummer Jr. es un relato sobre una pandemia que asola Inglaterra. Una enfermedad mortal y altamente contagiosa que no sólo mata sino que también corroe el hormigón y el acero, se desata en Londres. Un intrépido americano descubrirá lo que se oculta detrás de esa enfermedad. Hay nazis y científicos locos.

Cuentos de terror de Kurt Singer es un libro muy entretenido de leer y buena muestra del pulp estadounidense de los años cuarenta. Aventuras, romances e ideas muy locas mezcladas con un poco de humor macabro. Por lo que cuesta el libro, fácil de encontrar de segunda mano, merece mucho la pena. Como se suele decir, no pide pan. Eso sí, pide espacio.

AA.VV. (1968). Cuentos de terror. Editorial Molino.




'El exterior' de Brian Aldiss: desfase temporal

Brian W. Aldiss (1925-2017) fue un escritor de ciencia ficción británico y uno de los representantes de la Nueva Ola de los años sesenta. Junto a J. G Ballard (1930-2009) y Michael Moorcock (1939) es uno de los autores más populares de esa generación. También uno de los más prolíficos, ya que siguió escribiendo y publicando casi hasta su muerte. Por el blog traje hace no mucho El libro de los cráneos, una mezcla de En el camino de Keruack con Miedo y asco en Las Vegas, con la guerra de Vietnam de telón de fondo.


El exterior reúne cuatro relatos de Brian Aldiss publicados por Unidad Editorial, la editorial del periódico El Mundo, en su colección Las novelas del verano de 1998. Cuatro relatos muy distintos temáticamente entre sí pero que sirven para hacerse una idea de algunas obsesiones del autor: el tiempo, la falta de comunicación, el humor...


El libro empieza con ¿Cómo se puede reemplazar a un hombre?, donde máquinas con distintos grados de inteligencia empiezan un peregrinaje para hacerse con el poder, habida cuenta de que los pocos humanos que quedaban vivos y a los que servían se han muerto. O no. Una sátira en la que la sociedad de robots construida por los seres humanos refleja el clasismo y la falta de empatía de la sociedad humana. El segundo relato, El exterior, es el que da título al libro. Como en el mito de la caverna de Platón, hay cuatro personajes encerrados en una especie de prisión. Nada conocen del exterior. Harley, uno de los protagonistas, descubre que otro de los residentes en esta prisión, Jagger, ha salido del módulo. Harley recuerda que la humanidad se enfrenta a unos alienígenas, los niticios, capaces de adoptar cualquier forma. ¿Serán sus compañeros niticios con forma humana? Hacia adelante es un relato sobre viajes en el tiempo. El protagonista, un humano del siglo XXIV, viaja en una nave de la Cruz Roja Intertemporal, una organización creada por los Paulls, la élite tecnológica del año 3157. Esta organización trata de ayudar a los Hombres fallidos, unos humanoides del lejano futuro que se dedican a enterrarse e hibernar. El hombre en su tiempo es el último relato del libro y trata sobre el desfase temporal. Una expedición parte hacia Marte por primera vez, pero sucede algo: el tiempo no es absoluto, cada planeta tiene su propio tiempo. Sólo uno de los astronautas sobrevive y vuelve a la Tierra, pero sigue en el tiempo marciano. Esto es, tres minutos y medio más avanzado que el tiempo terrestre. La comunicación, incluso el sexo, se convierte en algo casi imposible cuando la otra persona sufre un desfase temporal, aunque sea de unos minutos.

Como casi todos los libros de esta colección, El exterior es una lectura ligera que se devora en un par de horas, ideal para ir a la piscina, la playa o para un viaje corto en transporte público. Con menos de cien páginas, es casi imposible no acabarse estos libros cuando los empiezas.

Aldiss, B. W. (1998). El exterior. Unidad Editorial.



'Cuentos fantásticos' de Guy de Maupassant: vampiros de la mente

Guy de Maupassant (1850-1893) fue un escritor, poeta y periodista francés. Aunque murió relativamente joven, a los 42 años, dejó una obra bastante abundante. Escribió seis novelas, varios libros de poesía, crónicas de viaje y periodísticas y más de trescientos cuentos. Son sus cuentos, una buena parte de ellos pertenecientes al género de terror, por los que es recordado hoy en día. Biográficamente está alejado de los primeros románticos, aunque algo de eso sigue habiendo en su obra. Su vida coincide con el desastre de la guerra franco-prusiana, que maleó e impregnó a varias generaciones de franceses hasta la I Guerra Mundial. Con Zola y el Naturalismo como estilo dominante, Maupassant adopta la sencillez y el punto de vista naturalista con la pasión y el subjetivismo del romanticismo.


Cuentos fantásticos reúne seis relatos de Maupassant, siendo el más conocido el de El Horla. En él Maupassant da rienda suelta a sus preocupaciones respecto a su salud mental. El protagonista de El Horla es un joven y solitario francés que enferma. Después de varias idas y venidas, el protagonista descubre que hay otros seres, invisibles y terribles, que se alimentan de la vida humana. Su debilidad, sus miedos y sus nervios son debidos a este nuevo ser, el Horla. Maupassant, sifilítico y con una salid mental quebradiza, utiliza sus miedos como fuente de inspiración de este relato. Como nota curiosa, la mención a que Río de Janeiro ha sido tomada por estos seres. En otro momento histórico este relato sería una historia postapocalíptica. El resto de cuentos del libro son de una calidad inferior a El Horla. En Magnetismo un grupo de amigos discuten sobre los sueños, la casualidad y los milagros. En Sueños Maupassant vuelve a utilizar el recurso de la reunión social de varios amigos. En este relato los personajes discuten sobre los efectos de las drogas para calmar las neuralgias violentas. Uno de los protagonistas, un médico, se decanta por los efectos del éter, mucho mejor que el opio y el hachís. El miedo vuelve a ser otra discusión entre personajes sobre un tema concreto: el miedo. Qué lo causa y qué es a través de distintas experiencias. Aparición no engaña, es un relato sobre fantasmas. El protagonista se encuentra con viejo amigo. Este le cuenta que ha perdido a su mujer y le pide como favor ir a su antigua casa para recuperar las cartas de ella. En La mano un juez explica uno de sus casos en una cena al más puro estilo Poe.

Cuentos fantásticos forma parte de una colección de libros de verano publicada por un periódico español. Poco más de noventa páginas para leer en la piscina que constituyen un acercamiento a la obra de Guy de Maupassant. Como a principios de los noventa con los libros que publicaba El Sol, hay un poco de todo y para todos los gustos  en forma de lectura ligera. 

Maupassant, G (1998). Cuentos fantásticos. Unidad Editorial.



 

'Viaje al país de los artícolas' y 'La máquina de leer los pensamientos' de André Maurois: sátira de entreguerras

André Maurois (1885-1967), nacido como Émile Salomon Wilhem Herzog, fue un escritor francés de novelas, relatos, ensayos y biografías. También es uno de esos casos en los que el escritor acaba adoptando legalmente el pseudónimo con el que escribe. Por sus apellidos ya podemos deducir dos cosas: provenía de una familia judía y alsaciana. Esta doble condición marcaría su biografía. Participó en la I Guerra Mundial donde sirvió de enlace con los oficiales británicos, y también se enroló como oficial de la Francia Libre durante la II Guerra Mundial, motivo por el cual tuvo que exiliarse en Estados Unidos. Autor en vida muy popular tanto en su país como en Reino Unido y Estados Unidos, tras su muerte esta popularidad fue cada vez a menos. Desde la década de los treinta hasta mediados de los noventa del pasado siglo se han traducido y publicado sus libros en nuestro país, aunque su época de mayor éxito comprende entre los cincuenta y los setenta.


Viaje al país de los artícolas es un relato largo publicado por primera vez en 1928. En él, Maurois se sirve de esta ficción al modo de Los viajes de Gulliver para elaborar una sátira sobre la sociedad de su tiempo. Narra la historia de un joven, que de natural misántropo se embarca en un viaje alrededor del mundo. Para sufragar los viajes de este gasto contacta con un periódico en el que publicar su historia por entregas. Cuando da a conocer su viaje, antes de partir, le llegan un montón de cartas de hombres y mujeres con el mismo deseo que él de alejarse de la civilización. Una de ellas es de Ana de Sauves, una viuda rica y joven. Con ella como compañera inicia la travesía. Una tormenta los dejará a la deriva hasta que lleguen a una misteriosa isla, la isla de Maiana o de los Artícolas. Una sociedad utópica gobierna la isla procurando sustento a una pequeña minoría de la sociedad que se dedica en cuerpo y alma al arte, los artícolas. Esta sociedad se ocupa de proveer a los artícolas de todo lo necesario para que creen obras de arte. Uno de los problemas a los que se enfrentan los artícolas es a la falta de inspiración. Al ser una sociedad aislada, ya que no pueden abandonar la isla, no encuentran fuentes de inspiración, ya que la vida en la isla es siempre la misma. La pareja de náufragos ofrece les ofrece la posibilidad de nuevas fuentes de inspiración. Así serán alojados en la isla con todo lujo a cambio de recibir visitas de estos árticolas. También les servirá de viaje interior para conocerse más a fondo, ya que estas visitas no se cortan en hacerles preguntas, como si fueran personajes de una ficción. Para contestarlas se ven obligados a pensar y a pensarse, lo que los lleva a un conocimiento más profundo de ellos mismo. Además de la sátira sobre una sociedad que vive para el arte, es muy interesante la relación entre los protagonistas. Ana es una compañera que no busca ni ser protegida ni ser cortejada. Se desarrolla en la isla un interés amoroso que nunca termina de explotar, pero es muy interesante como con la excusa del arte se critica la moral de la época. Para los artícolas es indiferente si son amantes o no. De hecho se sorprenden profundamente cuando descubren que no lo son. 


La máquina de leer los pensamientos es una novela corta de ciencia ficción publicada en 1937. La acción se sitúa a mediados de los años veinte. Denis, un profesor de francés de la universidad de Ruan es invitado a dar un curso en la universidad estadounidense de Westmouth. Ve en esta invitación una oportunidad para alejarse de su familia política, gente muy conservadora con la que acaba chocando en su visión del mundo. Junto a Susana, su mujer, se instalan en una pequeña casita al lado de la universidad. Allí Denis entabla amistad con un inglés, Hickey, físico y profesor de Westmouth. Este le muestra una pequeña máquina de su invención capaz de leer los pensamientos. Al estilo de Karel Capek en La guerra de las salamandras, Maurois aprovecha su ficción para dar un repaso a la sociedad de sus época: la burguesía, los industriales franceses, los intelectuales, la educación superior, el matrimonio... La dichosa máquina inventada por Hickey le ofrece a Maurois la posibilidad de crear esta sátira mezclada con ciencia ficción. Maurois, a través de su personaje Denis, se mostrará como un agudo observador. Cuando la máquina es dada a conocer al gran público, enseguida se propone su comercialización. Uno de los personajes es un experto en publicidad y marketing, que realiza unas observaciones que a pesar de los casi cien años que han pasado de la publicación de la novela siguen estando muy de actualidad. La publicidad en la cultura de masas no ha cambiado tanto, al igial que el papel de los publicistas, que lo mismo te venden una máquina para leer pensamientos que un candidato a la alcaldía de la capital.

A André Maurois lo descubrí gracias a este programa que le dedican a dos de sus obras en Todo tranquilo en Dunwich. Maurois pertenece a esa escuela del fantástico europeo de entreguerras, casi fuente inagotable de escritores y de historias. Y otro motivo más para mejorar mi francés y así poder acceder a ese filón, que las señoras victorianas están muy bien, pero con los señoros de entreguerras también me divierto mucho. De momento tengo cuatro novelas de Lernet-Holenia en la pila de lecturas esperando pacientemente su turno.

Maurois, A. (1963). Viaje al país de los artícolas. Ediciones G. P.
Maurois, A. (1985). La máquina de leer los pensamientos. Plaza & Janés.



'Subhumanos' (1977): cuidado con las puertas

Subhumanos (1977) es una película de terror dirigida por Gary Sherman y escrita por Ceri Jones, basada en una historia del propio Sherman. Es la primera película dirigida por Sherman, que llegaría a dirigir otra joya del culto como Muertos y enterrados (1981) y una secuela, Poltergeist III (1988), muy entretenida. Subhumanos cuenta en su reparto con Donald Pleasence, uno de esos secundarios inolvidables al que pudimos ver en La gran evasión (1963), pero también en el cine de género como Phenomena (1985), Halloween (1978) y 1997: Rescate en Nueva York (1981).

Alex y Patricia son una joven pareja que al bajar del metro encuentra a un hombre desmayado en las escaleras. Alex quiere seguir su camino pero Patricia insiste en ayudar a ese hombre. Buscan en su cartera información sobre alguna posible enfermedad y parten en busca de un empleado para notificarle el suceso. Este los remite a un agente de policía, al que acompañan a las escaleras sin hallar al hombre. Lo misterioso del caso es que era el último metro y esas escaleras eran la única salida posible, así que: ¿adónde ha ido ese hombre? El inspector Calhoun, personaje interpretado por Pleasence, lee el informe del incidente por la mañana y habla con Alex y Patricia. Gracias a eso averiguará la identidad del hombre desaparecido, un importante cargo del gobierno, y tirará del hilo para descubrir lo que ha pasado con él. Entre medias, un conflicto con los servicios secretos, el MI5, que no están interesados en que Calhoun investigue el caso, y el misterio de los desaparecidos en los alrededores de esa estación de metro. Calhoun descubre que en 1892 unos trabajadores quedaron atrapados en esos túneles y fueron dados por muertos.


Cara de un inglés en Mallorca después de tomar el sol 73 horas seguidas

Subhumanos no pasaría de ser una simpática película de los setenta si no fuera por cómo está contada su historia y por Donald Pleasence, que se come la pantalla él solo. Hay una evidente crítica social, con Calhoun, un inspector de policía orgulloso de ser clase trabajadora, que se enfrenta al MI5, unos señores pijos y estirados. Aún así Calhoun no entiende a jóvenes como Alex, estudiante universitario de pelo largo. Y por supuesto está el hecho de que los trabajadores sepultados en los túneles del metro fueron dejados a su suerte por parte de la compañía, que entró en bancarrota para no pagar su posible rescate. Entre todo esto está Calhoun, el personaje interpretado por Donald Pleasence, un inspector de policía perspicaz y borrachín que se niega a cerrar el caso por muchas presiones que reciba.

Ser inglés es un estado mental que te deja tal que así


Después de vista, me vienen a la cabeza la novela corta/relato largo de Elizabeth Engstrom Cuando la oscuridad nos ama y la película de Christopher Smith Creep (2004). Especialmente ésta última, que retoma la idea de un asesino escondido en los túneles del metro de Londres pero desprovista de todas las capas que sí tiene Subhumanos. Además, cuenta con algo con lo que es difícil de competir: Christopher Lee hace un pequeño cameo. Los setenta en Londres son prostíbulos, calles sucias y estaciones de metro vacías. Vamos, lo mismo que ahora. Si alguna vez os adentráis por ese laberinto al que llaman metro, huid cuando alguien grite eso de "mind the doors".




'Antártida' de Claire Keegan: la Irlanda de Chejov

Antártida es el primer libro de relatos de la escritora irlandesa Claire Keegan. Publicado por primera vez en 1999, es el primero de los cuatro libros publicados hasta el momento por la autora. Va a uno por década. En 2007 publicó otra colección de relatos, Walk the Blue Fields, en 2010 vio la luz su relato largo/novela corta Foster y  el pasado 2022 se estrenó en la ficción histórica con Small Things Like These. Una bibliografía muy corta para una autora bastante bien considerada y con muy buena prensa.


Antártida lo forman quince relatos escritos por Keegan y ambientados en Irlanda y el sur de EEUU. De los varios autores con los que se la compara quizás el más próximo sea Raymond Carver y su realismo sucio minimalista. Otro de la misma cuerda es Richard Ford. Con esos referentes, ya podéis imaginar por dónde van los tiros: historias que capturan pequeños pedazos de vida sin ahorrarse los detalles sórdidos y escabrosos y en los que a veces tienes la impresión de que no pasa nada. Pero en todos hay una corriente de fondo que te lleva por delante, como se lleva por delante a los protagonistas de los relatos.


Por los relatos de Keegan desfilan personajes de clase trabajadora: un pescador, una campesina, un niño gitano... Todos tienen en común vivir en el lado de los perdedores, y todos sufren algún hecho dramático en sus vidas. El libro abre con Antarctica, el relato que da título a esta colección. En él una mujer casada y aburrida de su matrimonio y vida familiar decide tener una aventura amorosa. Aprovechando un viaje de compras a la ciudad, acaba ligando en un bar con un hombre con el que se va a la cama. Sisters narra la vida de Betty, mujer soltera de campo que cuando muere su padre recibe la visita de su hermana pequeña Louisa. Louisa se fue muy joven a vivir a Inglaterra y ahora regresa a la casa familiar alterando la vida de su hermana Betty. En You Can't Be Too Careful un pescador que alquila su barco a un viejo conocido acaba conociendo el terror a manos de este cuando le confiese, en plena borrachera, que ha asesinado a su mujer. Passport Soup es el drama de un matrimonio ahogado en la culpa tras perder a su hija.


Los premios y el reconocimiento de Claire Keegan han hecho que su obra, tan reducida, esté traducida a varios idiomas. La editorial Eterna Cadencia es la responsable de traducir y publicar su obra en castellano. Si te gusta Raymond Carver, Anton Chéjov, Richard Ford o Flannery O'Connor seguramente disfrutarás con este Antártida. Es un libro donde no hay ni una concesión a la fantasía, pero el terror de unas vidas miserables lo impregna todo.


Keegan, C. (1999). Antarctica. Faber & Faber.
Keegan, C. (2011). Antártida. Eterna Cadencia.




Terceras partes: 'Halloween III', 'Poltergeist III' y 'El exorcista III'

Lo de las secuelas en el cine no es una cosa de ahora, sino que viene de atrás. En el cine moderno es a partir de los setenta y sobre todo los ochenta cuando se crean muchas de las franquicias que han llegado hasta el día de hoy. Si creciste en los ochenta y principios de los noventa como es mi caso, es casi imposible no recordar a Indiana JonesStar Wars o Regreso al futuro, además de Robocop y Terminator. Dentro del género de terror esto fue incluso más acusado con sagas como Pesadilla en Elm Street, Aullidos, Viernes 13 y Halloween. Desde Tiburón pasando por Alien y La matanza de Texas, el público demandó secuelas de sus películas favoritas y la industria se encargó de suministrárselas. Incluso se recuperaron clásicos como Psicosis, de la que llegaron a realizarse tres secuelas y un remake. Todo esto empieza a declinar a finales de los ochenta, cuando todas estas franquicias y el género pierden el favor del público. Durante los noventa se siguieron estrenando películas de terror y secuelas, pero el dinero y el público que movían no tenían nada que ver con lo sucedido en las dos décadas anteriores. Como no podría ser de otra forma, muchas de las secuelas estrenadas contaban con presupuestos inferiores y eran un intento de hacer dinero y rentabilizar una saga invirtiendo lo mínimo posible, lo cual llevaba a unos resultados muchas veces cuestionables. Sin embargo, a veces también significaba más libertad creadora y más riesgos, con obras más preocupadas por explorar territorios nuevos que por replicar el éxito de la película original. Así, hay secuelas como Halloween III: el día de la bruja y Poltergeist III que intentan abrir caminos nuevos en sus respectivas franquicias, y otras como El exorcista III que intentan reformular lo mismo de siempre adaptado a los nuevos tiempos.


Halloween III: el día de la bruja (1982) está escrita y dirigida por Tommy Lee Wallace, director experto en secuelas, que cuenta en su haber películas como Amytiville II: la posesión, Noche de miedo 2 y Vampiros: los muertos, otra secuela de una película de John Carpenter. Además, Wallace es el responsable de tener aterrorizada a toda una generación con su telefilme It. También cuenta como productores con John Carpenter y Debra Hill, que regresarían a la saga para reformularla. La idea detrás de esta película era aprovechar el tirón de la franquicia para convertirla en una antología que tuviera como denominador común el día de Halloween. Aquí nos olvidamos del asesino enmascarado para adentrarnos en una historia de brujería y científicos locos. El doctor Daniel Challis atiende a Harry en el hospital, un hombre que huye de un misterioso perseguidor y que será asesinado esa misma noche. En su posesión está una máscara de Halloween. Daniel, junto a la hija del difunto Harry, Ellie, iniciará una investigación para esclarecer el asesinato que lo llevará a viajar al pueblo de Santa Mira, en California, donde se encuentra la fábrica de máscaras Silver Shamrock, propiedad del excéntrico Conal Cochran. La película no llegó a funcionar tan bien como la anterior secuela, y la idea de convertir la franquicia en películas antológicas sin nada en común más que el día de Halloween fue abandonada.

Poltergeist III (1988) está dirigida por Gary Sherman y escrita por el propio Sherman en colaboración con Brian Taggert. Sherman, que como director no llegó a destacar mucho, también es el director de dos joyas del culto como son Subhumanos (1972) y Muertos y enterrados (1981). Cuenta del reparto original con Heather O'Rourke y Zelda Rubinstein, Carol Anne y Tangina respectivamente, a los que se suman Nancy Allen y Tom Skerritt. La trama continúa en cierto modo la historia de Poltergeist II: El otro lado (1986), pero sale de las casas de suburbios y sitúa la acción en un rascacielos de Chicago. Carol Anne está viviendo con sus tíos Bruce y Patricia y con la hija de estos, Donna, en un gran edificio del que su tío es responsable. Enviada a una escuela especial para niños superdotados, Carol Anne es sometida a hipnosis por el psicólogo del centro, lo que abre las puertas a que el reverendo Kane, entidad diabólica que persigue a Carol Anne desde la primera película, intente atraerla al otro lado de nuevo. Además de interesante por sacar la acción de los suburbios y convertir a un rascacielos en un edificio encantado, Poltergeist III también resulta interesante por otros temas que trata, como los reflejos en el espejo que siempre devuelven una imagen del otro lado y los dobles malignos. Desgraciadamente la película recibió malas críticas y no terminó de funcionar en taquilla. Finales de los ochenta es cuando el género empieza a entrar en crisis y con él muchas de las franquicias de terror como Poltergeist.

El exorcista III (1990) es un caso de Juan Palomo. Está dirigida y escrita por William Peter Blatty y adapta Legión, el segundo libro de la saga escrito por el propio Blatty, que es uno de esos escritores que como Clive Barker dieron el salto al cine para dirigir y adaptar sus propias obras literarias. El exorcista III es un caso de secuela que obvia la película anterior y que utiliza otro tono para hacerlo. Si la primera parte era una película sobre todo de terror, ésta es más un thriller psicológico de asesinos en serie, adelantándose en un año a El silencio de los corderos (1991) y precedente de Se7en (1995). Es conocido que los productores de la película obligaron a Blatty a incluir una escena de exorcismo y a cambiarle el título a la película en un movimiento que consiguió todo lo contrario a lo que pretendía: empeorar el film. Un escéptico policía, el teniente Kinderman, se enfrenta a una ola de asesinatos en Georgetown cometidos por el asesino en serie conocido como Géminis. El único problema es que Géminis murió ejecutado en la silla eléctrica hace quince años. Todo parece confluir alrededor de un hospital psiquiátrico, donde un misterioso paciente puede ser el padre Karras, también muerto y enterrado hace más de una década. La película funciona muy bien cuando es un thriller y se vuelve un poco loca cuando se mueve por el terreno del terror. Eso sí, tiene un par de escenas que siguen funcionando muy bien, como la señora poseída gateando por el techo que nadie ve. 

Los años ochenta y noventa fueron fructíferos en secuelas de terror y entre tanta purria siempre hay películas, sino reivindicables, sí bastante entretenidas. Para una tarde tonta no es necesario verse las tropecientas secuelas, remakes y reboots de Halloween, pero igual Halloween III: el día de la bruja te soluciona la tarde. Lo mismo puede decirse de Poltergeist III y El exorcista III, películas que por un motivo u otro pasaron más desapercibidas de lo habitual y que tampoco se pasaron en exceso por televisión. Segundas partes no fueron buenas, pero nadie dijo nada de terceras.






'Venus' (2022): horror cósmico en el extrarradio

Venus es una película de terror dirigida por Jaume Balagueró y protagonizada por Ester Expóxito. Escrita por el propio Balagueró y por Fernando Navarro, adapta el relato de Lovecraft Los sueños de la casa de la bruja. Venus es la segunda película, tras Veneciafrenia de Alex de la Iglesia, del sello de terror The Fear Collection, nacido de la colaboración de la productora española Pookepsie Films, Amazon Prime y Sony.


No hay dudas sobre el horror cósmico que impregna la cinta, pero sí sería bastante discutible decir que se trata de una adaptación de Lovecraft. Entiendo eso más como un reclamo comercial, porque al final el género de terror salvo contadas excepciones es algo muy de nicho. Lovecraft es como los Beatles, y si al final tienes que competir por una audiencia no muy grande, Lovecraft te puede dar un empujoncito extra. Por tanto, si te adentras en esta película por primera vez, espera horror cósmico, pero no esperes una adaptación lovecraftiana. Puede ser que el material original trabajara sobre el relato Los sueños de la casa de la bruja, pero de eso han quedado cosas muy superficiales, como la casa de la bruja, los sueños de la protagonista y el horror cósmico de brocha gorda. 


Lucía es una bailarina de discoteca que roba un alijo de pastillas y que cuando es descubierta y tiene que huir herida se refugia en casa de su hermana, con la que hace años que no tiene relación. Su hermana Rocío vive junto a su hija pequeña Alba en el extrarradio de Madrid en un viejo edificio llamado Venus, prácticamente vacío salvo por tres vecinas más. Algo ocurre en ese edificio, una presencia que acecha a Rocío y a Alba, pues cuando Lucía llega, se las encuentra en las escaleras con la intención de abandonar la casa. Al día siguiente Rocío desaparece, dejando a Lucía al cargo de Alba. Además, los narcotraficantes a los que ha robado el alijo de pastillas inician su búsqueda, dejando a Lucía atrapada junto a su sobrina Alba en el edificio Venus.


Algo que hacen muy bien Navarro y Balagueró es armar un guion muy consistente. Por un lado tenemos la trama del narcotráfico, por otro la del horror cósmico y por último la historia familiar de Lucía. Así, de la coctelera sale una mezcla de thriller, terror y drama con el toque social marca de la casa. Venus comienza como thriller y drama y va derivando hacia el terror con un tercer acto alocado y divertidísimo donde Ester Expóxito brilla con luz propia convertida en protagonista absoluta y reina del film. Al igual que la historia va virando del realismo hacia el fantástico, Lucía inicia su viaje de empoderamiento y transformación. Ya hubiese querido Mia Farrow dar las hostias que suelta Ester Expóxito en Venus.


De Jaume Balagueró recuerdo sus primeras películas con mucho cariño, Los sin nombre (1999), Dakness (2002) y Frágiles (2005), en un momento en el que el panorama nacional era un erial para el género de terror y fantástico. Además, me gusta la mezcla de costumbrismo y terror con ambiciones internacionales que despliega en sus trabajos. Se pueden hacer películas en nuestro país muy localistas pero con vocación universal. Y además es algo que suele mezclar con un discurso social, como Paco Plaza. El otro día vi Mantícora, de Carlos Vermut, y aunque me gustó bastante la película, no deja de ser una historia gafapaster con unos protagonistas insufribles. Una película, Mantícora, malasañera. Venus es más vallecana y no tiene pretensiones de gran película: es un divertimento muy bien dirigido y con un apartado técnico más que correcto. La semilla del diablo y La centinela buscan piso en el extrarradio Madrid.



   

'Meddling Kids' de Edgar Cantero: Scooby-Doo y horror cósmico en los noventa

Meddling Kids es una novela de terror del historietista y escritor catalán Edgar Cantero. No sé si escrito en inglés, pero es el idioma en el que primero se publicó la novela en 2017, incluida en la lista de Best Sellers del New York Times. Ha habido que esperar hasta 2021 para que Insólita tradujera al castellano la novela, que sorprendentemente mantiene el título en inglés de Meddling Kids.

Los referentes de Edgar Cantero están claros: Scooby-Doo y Lovecraft mezclado con literatura juvenil tipo PAKTO Secreto o Los Cinco. La novedad que introduce Cantero es situar la acción varios años después, con los protagonistas de la pandilla ya en la veintena, ubicando la trama a principios de los noventa. Con la obsesión de la ficción actual por la década de los ochenta, especialmente después de Stranger Things, es algo que se agracede.


En el verano de1977 un grupo de niños/adolescentes forman el Club de Detectives de Verano de Blyton. Su último caso fue el del monstruo del lago Sleepy, que resultó ser un matón y estafador disfrazado de monstruo. ¿O era un montaje para tapar la verdad? Meddling Kids arranca trece años después, en 1990, cuando Andy, una joven tomboy con problemas de agresividad y en busca y captura que se propone reunir a la vieja pandilla para volver a Blyton y resolver de una vez por todas su último caso. Kerri, la empollona del grupo, dejó sus estudios de Biologí y sobrevive como puede con su trabajo de camarera. Nate, el chico friqui, está recluido en un hospital psiquiátrico, y Pete, el guaperas deportista, después de una fulgurante carrera como actor en Hollywood, se ha suicidado. El otro miembro de la banda es Tim, el descendiente de su antigua mascota de aquel verano de 1977. La trama de misterio se mezcla con una historia de horror cósmico y un villano muy de ficción pulp

La novela se divide en tres partes: la reunión del grupo, la investigación del misterio y su resolución. Otra de las influencias de Cantero es Stephen King y su novela It. Es algo que se le da muy bien a King, describir esas infancias de los cincuenta, y como en It, dar un salto temporal con sus protagonistas de varias décadas. Cantero se queda un poco en la superficie de esto, creo que porque no le interesa. También porque no deja de ser algo ajeno, por mucho que sitúe la trama en Estados Unidos. Sí, la cultura popular estadounidense ha calado de una manera brutal, y varias generaciones manejamos esos referentes, pero todo tiene ciertos límites.

Meddling Kids es una novela muy entretenida dirigida a un público juvenil. En ese sentido no se diferencia demasiado de otras obras como las de Paul Tremblay. Quizás a diferencia de Tremblay no te arroja demasiadas referencias pop a la cara. Sí que narrativamente hay algunas cosas cuestionables, como cuando pasa de una narración en tercera persona al formato de guion/teatro de diálogos, completamente injustificado. Y la subtrama amorosa entre Andy y Kerri a veces llega a interrumpir el avance de la trama principal. Quizás eso sea debido a un acusado sentido cinematográfico, como lo de los diálogos. Por lo demás, Meddling Kids es una novela de lectura fácil y muy entretenida que no engaña a nadie: la pandilla de Scooby-Doo combate a los Primigenios.

Cantero, E. (2017). Meddling Kids. Titan Books.
Cantero, E. (2021). Meddling Kids. Insólita.



'Horrorstör' de Grady Hendrix: terror asalariado

Horrorstör es una novela de terror escrita por Grady Hendrix. Hendrix es junto a Paul Tremblay y Stephen Graham Jones uno de los escritores de género de terror más reconocido y exitoso en términos de ventas. Si las pasadas décadas conocieron el auge de la fantasía, especialmente el de la fantasía épica, en el terror, Stephen King sigue siendo el rey omnipresente. Se escriben cosas muy interesantes, pero a nivel de ventas no hay un fenómeno comparable al que describe Gradix en su Paperbacks from Hell.

Gradix, que conoce muy bien el género y tiene recursos de sobra como escritor, presenta en Horrorstör su visión posmoderna de una novela sobre casas encantadas. Con un lenguaje muy sencillo compuesto de oraciones simples y mucho diálogo, Gradix lleva la infestación clásica de un edificio, el hogar, al centro de trabajo. Los personajes, todos de clase trabajadora y empleados de una conocida franquicia de muebles con reminiscencias a IKEA, se unirán para desentrañar el misterio de los desperfectos que sufre su centro de trabajo cada noche. 

La novela, que no es sólo una novela de terror, explora la cultura corporativa de las grandes empresas y las condiciones de trabajo de sus empleados. Cada uno de los personajes de Horrorstör ha acabado trabajando en esta empresa por unos motivos distintos. Se agradece de Hendrix la mirada compasiva y comprensiva hacia sus personajes, y que en una novela ligera como es Horrorstör se preocupe de buscar ciertos matices: el más firme defensor de la cultura corporativa no es un cuadro intermedio mediocre de la empresa, o no sólo, sino que es un hombre joven que ha escapado de la pobreza y de la violencia y que se tiene que hacer cargo de su hermana menor. El edificio de la empresa está levantado sobre una antigua cárcel del siglo XIX, y al igual que el alcaide de esa cárcel que buscaba disciplinar a los presos, la empresa y su régimen de trabajo controlan hasta el mínimo detalle para disciplinar a sus trabajadores. Sobre esto hay un ensayo de Benjamin Coriat, El taller y el cronómetro.

Horrorstör puede no gustar a todo el mundo, sobre todo si esperas una novela de terror más clásica. Sí, hay fantasmas y el edificio está infestado, pero quizás lo que más miedo da es trabajar en una empresa como ORSK; o trabajar a secas. De lo que no hay duda es de que Horrorstör se lee fácil, del tirón si no te das cuenta. Yo por si acaso siempre pido por catálogo, no vaya a ser que vayas a la tienda y no puedas salir.

Hendrix, G. (2014). Horrorstör. Quirk Books.



'El rostro de la muerte' (1976): esa niña es un demonio

El rostro de la muerte es una película de terror dirigida por Alfred Sole, con guion del propio Sole y de Rosemary Ritvo. Con un reparto sin rostros conocidos, donde casi todos vienen de hacer televisión, El rostro de la muerte es una de esas películas convertidas en one-hit wonder del culto. Alfred Sole, que desarrollaría casi toda su carrera en el departamento de diseño de producción, no volvió a repetir éxito como director.

El rostro de la muerte también es una de esas películas influenciadas por el cine de explotación italiano, que en su afán por copiar lo que se hacía en Estados Unidos, también desarrolló sus propios códigos creando subgéneros nuevos. Navidades negras (1974) y Phantasm (1979) son un buen ejemplo de esta influencia italiana en el cine de género del otro lado del charco. En El rostro de la muerte Alfred Sole toma elementos del thriller de Alfred Hitchock y de su desarrollo posterior en Italia, los gialli: asesino desconocido enmascarado, guantes,  cuchillo grande y un sentido muy teatral de algunas muertes.

Catherine Spages es una mujer católica divorciada madre de dos hijas, Karen y Alice. Alice, la mayor, siempre está molestando a la pequeña, Karen. Cuando en el día de la comunión de ésta aparece muerta, la policía empieza a sospechar de su hermana Alice. Lo mismo pasará cuando su tía Annie, la hermana de su madre, sea atacada. La asesina es una mujer vestida con el chubasquero amarillo de la escuela católica a la que pertenecen Alice y Karen y una máscara blanca cubriéndole la cara. Será el exmarido y padre de las pequeñas, Dom, el encargado de investigar las muertes por su cuenta para esclarecer la verdad sobre su hija Alice, que acaba recluida en un centro psiquiátrico para evaluarla.

Así me imagino a todos mis caseros

El rostro de la muerte es una película muy turbia y en algunos momentos bastante sórdida, sobre todo para la época de la que estamos hablando. Alice es una niña de catorce años de la que los policías después de interrogarla hacen comentarios sobre sus pechos. O el mismo casero casero que vive debajo del piso familiar, que la quiere violar. Y Alice es consciente del deseo que despierta su cuerpo, al menos en algunas escenas. Algo que se contrapone a la virginal conducta de su hermana Karen, la buena, la santa, la niña. También hay un subtexto sobre el fanatismo religioso, en este caso el del catolicismo y su iglesia. Después de todo lo que sabemos sobre los abusos sexuales por parte de la iglesia católica, existe algo inquietante en esas escenas de curas rodeados de niños y niñas.

Mi cara de ir a trabajar los lunes

Como en Amenaza en la sombra tenemos a un asesino de pequeña estatura vestido con un chubasquero y caracterizado al más puro estilo italiano con máscara, guantes y cuchillo. Hay muertes muy bestias y todo el ambiente sugerido de violencia cometida por niños, a los que se les presupone bondad e inocencia, confiere a la película una atmósfera especialmente perturbadora. Esto, unido a una sexualidad reprimida y al fanatismo religioso, convierten a El rostro de la muerte en una de esas películas de culto de los setenta a reivindicar, por lo bien hecha y por lo entretenida que es. Eso sí, muere un gatito.