Entre finales de los sesenta y comienzos de los setenta tiene lugar en EEUU y otros países occidentales el despertar con resaca del sueño hippie. No había arena bajo los adoquines de París y sí muchos problemas que se acumulaban sin resolverse. El amor libre y las drogas dieron paso a la revolución conservadora. También llegaría el sida y otras enfermedades en los ochenta, además del problema de salud pública que suponen las drogas. Y los hippies de los sesenta se convirtieron en cargos de la administración de Reagan y en padres y madres de otros movimientos reaccionarios. Entre ellos también hubo quien pretendió solucionar algunos problemas sociales con más violencia y muchos buscaron refugio en sectas. A principios de los ochenta surge ese satanic panic explotado por medios de comunicación y organizaciones populistas, pero el caldo de cultivo ya venía de antes. El exorcista (1973) dio lugar a un boom enorme de películas sobre temática satánica, pero la corriente de fondo ya existía.


Satán mon amour (1971) es el nombre con el que se conoció en España la película dirigida por Paul Wendkos. Con guion a cargo de Ben Maddow, está basado en la novela de Fred Mustard Stewart The Mephisto Waltz escrita unos años antes. La película narra cómo Myles, periodista musical y pianista frustrado, acude a casa de Duncan, uno de los pianistas más famosos del mundo.  Duncan, que le confiesa a Myles que se está muriendo, desarrolla enseguida una relación paterno filial con Myles. Además, su hija Roxanne hace que Paula, la mujer de Mylen de Myles, se ponga celoso. Para Myles no hay nada raro en su relación con Duncan y Roxanne, pero Paula sospecha de sus intenciones. Porque aquí lo importante es saber que Duncan es un satanista capaz de de hacer lo que sea por no morir, y Myles representa una buena presa. ¿Podrá Duncan transferir su alma al cuerpo de Myles? Nada es gratis en la magia y la joven Abby, hija de Paula y Myles, lo comprobará pronto. En Satán mon amour hay rituales, magia negra, asesinatos y música. Le falta un poco de humor y le sobran unos minutos de metraje, pero no deja de ser una de esas películas de culto bastante olvidadas. El reverso oscuro de La semilla del diablo (1968) con Alan Alda y Jacqueline Bisset como protagonistas.

Estrenada en 1975, La lluvia del diablo es una película de terror dirigida por el inglés Robert Fuest. A Fuest se lo recuerda sobre todo por El abominable doctor Phibes (1971) y su secuela, aunque en su corta filmografía también cuenta con otras joyas del culto como De repente, la oscuridad (1970) y El programa final (1973). Jonathan Corbin, el líder de una secta satánica que vive en el desierto, se empieza a cobrar las vidas de los miembros de la familia Preston. Primero el padre, luego la madre, uno de los hijos... Los Preston tienen en su posesión algo que Corbin quiere: un libro que le confiere poder sobre las almas. Porque Corbin es un brujo de más de cuatrocientos años y los Preston son descendientes de aquellos que le condenaron siglos atrás. Tom Preston es el último miembro de su familia y acude al pueblo donde se oculta la congregación de Corbin para acabar con él y rescatar a su familia. Cuenta con un reparto de caras conocidas, con Ernest Borgnine, William Shatner y Tom Skerritt como protagonistas, además de un figurante John Travolta que debutaba en el cine. A pesar de lo cual, la película fue un fracaso y supuso el fin de Fuest como director en el cine, dedicándose desde entonces a la televisión salvo una pequeña incursión erótica en Francia. La lluvia del diablo es una película al estilo de la Hammer clásica, concebida como partida de rol, pero en vez de estar ambientada en la Inglaterra victoriana la acción está situada en el desierto estadounidense. 

Carrera con el diablo (1975) está dirigida por Jack Starrett, actor y director que desarrolló la gran parte de su carrera en pequeños papeles cinematográficos y dirigiendo películas para televisión. La película cuenta con Peter Fonda y Warren Oates como protagonistas. Frank y Roger se van de vacaciones con sus respectivas parejas. Para ello cuentas con las comodidades que les proporciona la moderna autocaravana de Frank: nevera, microondas, horno, ducha, equipo estéreo... En una de sus primeras noches deciden acampar en mitad del campo, donde contemplan lo que en principio les parece una orgía hippie. Pero lo que empezó como orgía acabó en asesinato, ya que son testigos de cómo asesinan a una joven en un ritual satánico. Para más inri, son descubiertos por esta secta satánica. Al día siguiente denuncian los hechos en la comisaría del pueblo más cercano para descubrir que el sheriff, sus alguaciles y el pueblo entero forman parte de la secta. La película se convierte entonces en una huida cada vez más paranoide, pues perdidos como están en un condado rural, todos parecen formar parte de una gran conspiración satánica. Carrera con el diablo con es una obra maestra pero sí una muy entretenida película de serie b. Y un aviso a domingueros: cuidado donde aparcas la flagoneta.


Si te gusta La semilla del diablo (1968). El exorcista (1973), La profecía (1976) y/o La centinela (1977) estás tres películas, Satán mon amour (1971), La lluvia del diablo (1975) y Carrera con el diablo (1975) vienen del mismo sitio. Un poco como en el caso de Alison's Birthday (1981), no son tan conocidas y hay que rebuscar para encontrarlas, pero merecen la pena. Y aprendes cosas: no te fíes del pianista y lleva paraguas por si llueve.