El rostro de la muerte es una película de terror dirigida por Alfred Sole, con guion del propio Sole y de Rosemary Ritvo. Con un reparto sin rostros conocidos, donde casi todos vienen de hacer televisión, El rostro de la muerte es una de esas películas convertidas en one-hit wonder del culto. Alfred Sole, que desarrollaría casi toda su carrera en el departamento de diseño de producción, no volvió a repetir éxito como director.

El rostro de la muerte también es una de esas películas influenciadas por el cine de explotación italiano, que en su afán por copiar lo que se hacía en Estados Unidos, también desarrolló sus propios códigos creando subgéneros nuevos. Navidades negras (1974) y Phantasm (1979) son un buen ejemplo de esta influencia italiana en el cine de género del otro lado del charco. En El rostro de la muerte Alfred Sole toma elementos del thriller de Alfred Hitchock y de su desarrollo posterior en Italia, los gialli: asesino desconocido enmascarado, guantes,  cuchillo grande y un sentido muy teatral de algunas muertes.

Catherine Spages es una mujer católica divorciada madre de dos hijas, Karen y Alice. Alice, la mayor, siempre está molestando a la pequeña, Karen. Cuando en el día de la comunión de ésta aparece muerta, la policía empieza a sospechar de su hermana Alice. Lo mismo pasará cuando su tía Annie, la hermana de su madre, sea atacada. La asesina es una mujer vestida con el chubasquero amarillo de la escuela católica a la que pertenecen Alice y Karen y una máscara blanca cubriéndole la cara. Será el exmarido y padre de las pequeñas, Dom, el encargado de investigar las muertes por su cuenta para esclarecer la verdad sobre su hija Alice, que acaba recluida en un centro psiquiátrico para evaluarla.

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El rostro de la muerte es una película muy turbia y en algunos momentos bastante sórdida, sobre todo para la época de la que estamos hablando. Alice es una niña de catorce años de la que los policías después de interrogarla hacen comentarios sobre sus pechos. O el mismo casero casero que vive debajo del piso familiar, que la quiere violar. Y Alice es consciente del deseo que despierta su cuerpo, al menos en algunas escenas. Algo que se contrapone a la virginal conducta de su hermana Karen, la buena, la santa, la niña. También hay un subtexto sobre el fanatismo religioso, en este caso el del catolicismo y su iglesia. Después de todo lo que sabemos sobre los abusos sexuales por parte de la iglesia católica, existe algo inquietante en esas escenas de curas rodeados de niños y niñas.

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Como en Amenaza en la sombra tenemos a un asesino de pequeña estatura vestido con un chubasquero y caracterizado al más puro estilo italiano con máscara, guantes y cuchillo. Hay muertes muy bestias y todo el ambiente sugerido de violencia cometida por niños, a los que se les presupone bondad e inocencia, confiere a la película una atmósfera especialmente perturbadora. Esto, unido a una sexualidad reprimida y al fanatismo religioso, convierten a El rostro de la muerte en una de esas películas de culto de los setenta a reivindicar, por lo bien hecha y por lo entretenida que es. Eso sí, muere un gatito.