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'Ghost in the Shell': lo que nos hace humanos

Basada en el manga del mismo nombre, Ghost in the Shell es una de esas películas de culto muchas veces citada pero pocas veces vista. El remake de la película anunciado para 2017 con Scarlett Johansson como protagonista seguro que pone remedio a este problema. La influencia de Ghost in the Shell dentro del género es enorme, y como ejemplo se cita Matrix. Las pantallas de números verdes sobre fondo negro, el despertar de Kusanagi y Neo, la conexción medular, la escena del mercado... Son muchos los elementos, algunos estéticos y otros de trama, que ha tomado prestados Matrix. Pero va más allá. Días extraños, Dark City, Nivel 13... En apenas unos años se estrenaron varias películas con temáticas similares.

Tampoco Ghost in the Shell viene de la nada. Su más claro antecedente y referente es Blade Runner. Una ciudad gris, abarrotada de gente, la lluvia y la suciedad. Y por supuesto la reflexión sobre lo que nos hace humanos. ¿Es posible que una máquina adquiera conciencia de sí misma? Muchas de estas preguntas son puestas en boca de la protagonista, Motoko Kusanagi, que reflexiona en voz alta. También existe otro antecedente claro dentro de la animación japosesa: Akira.

Ambientada en un 2029 cyberpunk, la combinación de humano y máquina y el desarrollo de la inteligencia artificial son los ejes de la trama. Esta reflexión, a pesar de las escenas de acción, situa a la película dentro del subgénero filosófico de la ciencia ficción. En este sentido recuerda a obras como Solaris o 2001, mucho más contemplativas,más reflexivas. La película logra un frágil equilibrio entre acción y reflexión, acentuada esta última por una magnífica banda sonora compuesta por Kenji Kawai.

Tanto la estética como la trama convierten a Ghost in the Shell y a su protagonista, la mayor Kusanagi, en iconos de una época y de un género. Así como Akira no ha envejecido tan bien, más de veinte años Ghost in the Shell después sigue siendo una obra fresca.

'Lupin y el corazón púrpura de Cleopatra': una parodia no intencionada de Lupin III

Lupin III es una de las series de anime más míticas y valoradas por los aficionados. Estaba basada en el manga de Kazuhiko Kata, que consta de doce volúmenes. Este manga dio pie a las tres series de anime, pero también a seis películas de anime, una serie de televisión, un musical, bandas sonoras, varios videojuegos y obras de teatro y un par de películas de acción real. Lupin y el corazón púrpura de Cleopatra es la segunda de ellas.

El creador de los Studio Ghibli, Hayao Miyazaki, dirigió vasrios capítulos de la serie de anime y alguna de sus películas, El castillo de Cagliostro. Además de la multitud de obras derivadas del manga origunal, Lupin III también ejerció una poderosa influencia en otros mangas y animes, como Cowboy Bebop, o en directores de cine como Steven Spielberg, que alabó El castillo de Cagliostro diciendo que era la película con la mejor persecución de coches de la historia.
Dentro de este universo de Lupin III, la película Lupin y el corazón púrpura de Cleopatra es una obra menor. Ambientada en la actualidad, Lupin III tendrá que llevar a cabo un robo y acabar con el malo de turno. Para ello, contará con aliados, que no son otros que los compañeros que aparecen en el manga o el anime. La película intenta ser fiel al espíritu original, pero hay ciertos elementos, como el del humor, que no terminan de funcionar.

La película recibió malas críticas. Si para Spielberg El castillo de Cagliostro era un ejemplo de escena de perseución de coches en el cine, la persecución que aparece en Lupin y el corazón púrpura de Cleopatra entre un Fiat 600 y un Hummer es todo un despropósito. Todo en la película parece tener un aire cómico. El problema, es que no es esa la intención. La coreografía de las peleas no está mal hecha para reírse. Es como si hubiesen hecho Shaolin Soccer en serio y no para reírse. Algo falla. Eso, unido al excesivo metraje de la cinta, de más de dos horas, convierte una película para pasar el rato en un soberano tostón.