Kurt Singer (2011-2005) fue un escritor de origen austríaco nacionalizado estadounidense. Siendo pequeño, su familia se trasladó a Alemania, donde estudió y se casó. Con el ascenso del fascismo se convirtió en militante y activista en contra del nazismo. Estas actividades llevaron a la detención de su esposa y a su exilio, primero en Suecia y luego en EEUU, donde también sirvió como espía de los Aliados. Escribió muchos libros, entre ellos destacan algunas biografías y multitud de novelas y relatos de terror y ciencia ficción. Además de esa labor de escritor y activista, también trabajó como editor de antologías del género, siendo las más recordadas en nuestro país las publicadas por Bruguera como Horror 8 y las de la editorial Molino en su colección Oro-Terror como esta Cuentos de terror.

En Cuentos de terror Kurt Singer recopila y publica ocho relatos de regusto pulp. Hay nombres conocidos como Ray Bradbury, Seabury Quinn, Robert Bloch y August Derleth junto a otros autores más desconocidos, como el caso de Frank Gruber y Arthur J. Burks. Un conjunto breve y muy bien equilibrado de relatos escritos entre finales de los años treinta y principios de los cincuenta, alejado de esos popurrís que mezclaban Lovecraft o alguien del palo con escritores del XIX. Como nota negativa sólo uno de los relatos está escrito por una mujer, pero compensa el que esa mujer se Allison V. Harding, una de esas escritoras pulp muy populares en su época y que luego cayó en el olvido.

El libro comienza con El funerario de Ray Bradbury, donde el protagonista, funerario de profesión, tiene que aguantar las burlas de los habitantes del pueblo donde trabaja. Su venganza será vejarlos cuando mueran. Pero claro, humillar a los muertos puede traer problemas. En El funerario se mezclan lo macabro con el humor propio de Weird Tales. La casa del valle de August Derleth es una de los relatos largos del libro. No hay sorpresa en Las Gaunas: es un pastiche lovecraftiano que se va deshinchando. El protagonista, pintor, alquila una casa de campo a donde se retira a terminar unos cuadros. El problema es que esa casa pertenecía a una familia de brujos en contacto con los profundos. El relato es un claro ejemplo de intento de asimilación de los mitos lovecraftianos al panteón cristianismo, donde los Antiguos son el bien y los Ancianos el mal, unos ángeles caídos a la imagen y semejanza de Lucifer. Cuestión de etiqueta de Robert Bloch ayuda a remontar el vuelo. En él, un empleado del gobierno federal encargado de ir casa por casa para realizar el censo, acaba atrapado en la casa de una bruja. Con esta bruja se va a un aquelarre que no sale del todo bien. Otra vez el humor muy presente, con un demonio retratado como burócrata repasando las cuentas. El que la hace... de Seabury Quinn es uno de los relatos más breves del libro. En él se narra la historia de un rico diletante que aburrido de una vida sin emociones acaba viajando a Oriente. Allí presencia el espectáculo de un viejo encantador de serpientes, del que se burla. Lo que no sabe es que forma parte de una secta bereber fundada tras la caída de Cartago. Burlarse de sus serpientes no parece una buena idea. En La muerte estaba en el camino de Allison V. Harding el protagonista es un hombre contratado por una compañía de alquiler de coches para conducir un coche de la costa Este a California. Lo que sucede es que el coche que tiene que conducir pertenecía a un famoso atracador de bancos que murió en una persecución. Pulp del bueno con un coche tuneado embrujado. Cosecha negra de Arthur J. Burks es otro de los relatos largos del libro. Aquí el protagonista es un adolescente de quince años. El campo de maíz de su tío un día aparece tiznado de negro, lo que no impide su cosecha. Pero ese tizne no es sólo suciedad, es algo vivo. Sólo decir que en el relato hay una forma de vida que se despierta con el deshielo de un glaciar. Sin duda uno de los relatos más entretenidos del libro y candidato a capítulo de Expediente X. En Planta decimotercera de Frank Gruber, Javellin, antropólogo, va a unos grandes almacenes para comprar un destilador de agua para su expedición al amazonas. Acaba en el piso decimotercero donde compra su destilador y consigue una cita con la dependienta. Cuando esta le da plantón, acude otra vez a la tienda, pero no saben de qué planta decimotercera o de qué dependienta está hablando. Javelin les muestra el albarán de compra, pero está fechado 12 años antes. La invasión invisible de Frederic Arnold Kummer Jr. es un relato sobre una pandemia que asola Inglaterra. Una enfermedad mortal y altamente contagiosa que no sólo mata sino que también corroe el hormigón y el acero, se desata en Londres. Un intrépido americano descubrirá lo que se oculta detrás de esa enfermedad. Hay nazis y científicos locos.

Cuentos de terror de Kurt Singer es un libro muy entretenido de leer y buena muestra del pulp estadounidense de los años cuarenta. Aventuras, romances e ideas muy locas mezcladas con un poco de humor macabro. Por lo que cuesta el libro, fácil de encontrar de segunda mano, merece mucho la pena. Como se suele decir, no pide pan. Eso sí, pide espacio.

AA.VV. (1968). Cuentos de terror. Editorial Molino.