Michael Ende fue un escritor alemán de fantasía que, sobre todo en las últimas décadas del siglo pasado, marcó a varias generaciones de niños y niñas con libros como La historia interminable y Momo.  A pesar de ser recordado por su obra dedicada a un público infantil, Ende también escribió teatro, poesía y libros como el que nos ocupa, El espejo en el espejo, dirigidos a un público adulto.

El espejo en el espejo, que en el original y en algunas nuevas ediciones lleva el subtítulo de un laberinto, es un libro de relatos. Ninguno de ellos tiene título, pero fluyen de una manera orgánica que recuerda a El señor de la noche de Tanith Lee. Empieza con un protagonista perdido en un laberinto tratando de recordar su identidad, y termina con este mismo protagonista en el mismo laberinto. Aunque el laberinto está presente en muchos de los relatos, es más lo que significa como símbolo lo que está presente y articula el libro.


En El espejo en el espejo son fácilmente rastreables las influencias literarias de Ende, desde Kafka pasando por Borges hasta Pirandello y Beckett. También está muy presente la influencia de su padre, Edgar Ende, y del escritor y pintor suizoFriedrich Dürrenmatt. Michael Ende forma parte de esa tradición de la literatura alemana que bebe del surrealismo y cuyo máximo exponente sigue siendo Kafka. En El espejo en el espejo se dan situaciones fantásticas, pero también algunas oníricas y/o surreales. Hay un personaje que viaja de una puerta a otra, pero el viaje se alarga tanto que llega casi viejo al otro lado. Más o menos al principio de su camino se cruza con una vieja de aspecto desagradable. Sólo al final descubrimos que era su novia, la que le esperaba al otro lado. Ambos se cruzan en el mismo espacio pero en diferentes tiempos, y ese ha de ser su consuelo. Los relatos del libro destilan dolor y una cierta amargura, sobre todo en lo referente al paso del tiempo y el amor.

Sueños dentro de otros sueños, ciudades-laberinto, cultura clásica y surrealismo, conforman el universo fantástico de El espejo en el espejo, y sobre todo, te dejan con muchas ganas de leer más a Michael Ende y descubrir si escribió algo más sobre ese cazador de ángeles angustiado, de la reina de las prostitutas o del dictador inmortal. Sea como sea, El espejo en el espejo es un libro fascinante, quizás un poco duro de entrar si no estás habituado a este tipo de fantasía, y que luego se disfruta un montón, sobre todo si lo lees entre viaje y viaje. El aeropuerto de Mánchester bien podría ser esa estación kafkiana en la que te bajas y ya nunca abandonas.