Cuando Albert Camus publicó La peste en 1947 Europa todavía estaba en ruinas. Adscrito al existencialismo, Camus fue uno de los escritores y filósofos más importantes del siglo XX. Ganador del premio Nobel de literatura de 1957, su carrera se vio truncada en 1960 cuando perdió la vida en un accidente de coche.

Orán, año 1942. Una epidemia de peste bubónica arrasa la ciudad. Las autoridades de Orán declaran la cuarentena. Con la ciudad aislada, sus habitantes tendrán que luchar para sobrevivir. Están solos. La analogía entre la peste y la II Guerra Mundial, finalizada unos años antes, es clara. Esto en lo concreto, en un plano más abstracto representa el absurdo, tal cual. Un hecho sobre el que el ser humano no tiene ningún control. Las situaciones que se suceden están marcadas por ese absurdo.

Aunque encasillado en el existencialismo, Camus da una salida que no acaba en el cinismo o en el nihilismo. ¿Por qué vivir si no hay dios? ¿Por qué hacer el bien cuando sólo hay absurdo? Cambia el «porqué» y lo sustiye por el «para qué». Puedes reaccionar a la peste con indiferencia y autoritarismo, pero también con solidaridad. HAy distintas maneras de enfrentarse al absurdo.

La peste, en el contexto de grave crisis en la que vivimos, sigue siendo una novela de gran actualidad. Frente a lo absurdo y arbitrario de muchas situaciones que vivimos en el día a día, la única respuesta lúcida es la que nos ofrece la novela. ¿Para qué vivir? La respuesta: para ser más libres.