1280 almas es una de las novelas más conocidas del escritor norteamericano Jim Thompson. Quizás no tan conocido como otros de sus compatriotas, sólo hay que pensar en Raymond Chandler y Dashiell Hammett, es uno de los autores más canónicos dentro del género de la novela negra. Algunos de sus libros, hoy ya clásicos de la literatura, fueron publicados en la década de los cuarenta y cincuenta en revistas pulp.

El título 1280 almas hace alunsión al número de habitantes que tiene Pottsville, el pueblo en el que es sheriff Nick Corey, el protagonista de la novela. Como el protagonista de otra de sus novelas, El asesino dentro de mí, Nick Corey es un tipo sin escrúpulos y moral, un sociópata que para mantener el puesto que tiene y solucionar sus problemas no duda en asesinar, robar o mentir. Para salir de un problema, se crea otro. Al final, será tal el efecto bola de nieve que acabará sepultado por sus propias mentiras y crímenes.

Los protagonistas de las novelas de Thompson no son personajes con los que puedes empatizar como sí sucede con otros protagonistas dentro del género. Sus protagonistas son vagos, mentirosos, asesinos, rastreros... Ya no hay bien y mal, sólo la corrupción más absoluta. Lo único que hace ese ambiente más digerible es el humor. En 1280 almas el mayor criminal, ironías de la vida, es el sheriff.

Jim Thompson no deja títere con cabeza, el retrato que hace de la sociedad es desolador, pero lejos de dejarse llevar por el nihilismo, consigue narrar una historia entretenida y divertida. Se sumerge en lo peor del ser humano, pero el estilo, directo, de frases cortas, ágil, te tiene en vilo hasta el final. Se lee en un suspiro.