Mary Beard es catedrática y divulgadora de la historia del periodo clásico, en especial de la historia de Roma. Ha obtenido numerosos reconocimientos a su obra, destacando el Princesa de Asturias de este año que acaba. Desde Edward Gibbon en el siglo XVIII, hay una larga tradición de historiadores e historiadoras británicos centrados en el mundo antiguo. Beard, en este sentido, es como la sublimación de todos ellos.

SPQR: una historia de la antigua Roma, es una vasta panorámica de aquella época. Beard se sale de la norma y transita por caminos poco explorados, alejándose del mito y enfocando el tema desde otras perspectivas. No se centra tanto en lo que los marxistas llaman estructura, el sistema económico, sino que prefiere analizar la superestructura, la parte social y cultural que se deriva de la estructura. Y no lo hace desde los presupuestos largamente aceptados por las academias, sino que opta por dar voz, cuando puede, a la gente común. La historia no son sólo los grandes personajes, también es historia la gente que vive y muere de manera anónima. Beard nos habla de dónde vivían, qué es lo que hacían, qué comían, cómo se divertían... el problema que afronta para ofrecer esta visión de la gente común de Roma es la falta de registros. La cultura, como en toda época, es la cultura de la clase dominante, aquella que se pone por escrito y de la que hay referencias. De la otra cultura, la popular, apenas quedan terstimonios.

El atractivo de la obra no está sólo en ese fresco de la vida cotidiana que hace Beard, también recorre la historia de Roma, desde lo poco que se sabe de sus orígenes y primera época hasta el Imperio. Y también lo hace con otra mirada, no tan reverencial y sí desmitificadora. Beard cuestiona que la expansión y dominio de Roma se debiera a un plan preconcebido, y lo analiza en tres etapas: el dominio de Italia, su progresiva expansión por la ribera del Mediterráneo y el fin de la República con el surgimiento del Imperio.

El estudio de Roma sigue siendo algo importante porque somos, en gran medida, herederos de su tradición y de su cultura. Por eso se agradecen libros como el de Mary Beard, que desde el máximo rigor científico ofrecen otras perspectivas de esa tradición y esa cultura. Somos herederos de Roma, pero no debemos serlo de una manera acrítica.