Hay un mantra que suena mucho pero que es irreal: hay muchas películas españolas sobre la Guerra Civil. Hasta escritores como Isaac Rosa se chancean un poco de este sentir, que también se da en las letras, titulando una de sus novelas ¡Otra maldita novela sobre la Guerra Civil! Hay muchas películas ambientadas en la Guerra Civil, pero pocas tratan sobre la Guerra Civil. Es verdad que ha sido paisaje común por una serie de circunstancias históricas, políticas y culturales, pero pocas veces una película ha centrado exclusivamente su argumento y trama sobre la Guerra Civil. Excepciones, como en todo, hay.

La lengua de las mariposas es una película dirigida por José Luis Cuerda, basada en un relato de Manuel Rivas y escrita por el propio Cuerda, Rafael Azcona y Manuel Rivas. La película, de una manera muy esquemática, recrea la relación de un niño y su maestro. De fondo, la Galicia rural y el golpe de Estado del 36, que corta esa relación entre niño y maestro tras el asesinato (que no vemos) de todas las personas de izquierdas que en un momento u otro se significan públicamente. El niño, Moncho, y también su padre, republicano, se ven obligados a representar un papel (gritar e insultar a los presos antes de su asesinato) para salvar su vida. El miedo como actor político decisivo.
La lengua de las mariposas funciona a distintos niveles contraponiendo razón y barbarie. Don Gregorio, el maestro, es a su vez el símbolo que encarna a todos esos maestros y maestras represaliados, cuando no directamente asesinados, por el franquismo. Es una de las voces del pueblo que se enfrenta al cacique, lo que acabará pagando con la vida. También se enfrenta a la Iglesia, no satisfaciendo todas sus demandas. También en otro nivel opera esta dicotomía entre razón y barbarie. El maestro y los republicanos del pueblo van a ser asesinados sin que medie una agresión por su parte que lo justifique. Les asiste la razón y por eso mueren.

Es una película que también juega con la memoria histórica colectiva de varias generaciones. Emociona por lo que cuenta pero también por cómo lo cuenta jugando con esos elementos. Para mí es imposible ver la película y no relacionarla con lo que me contaba mi abuelo sobre sus maestros. O las historias de mi abuela. O los relatos familiares sobre mis bisabuelos... Todo eso funciona en la película, precisamente por el esquematismo de sus personajes. Cumplen la función, en muchos casos, de evocar esa memoria colectiva, esas viejas historias familiares.