Si Malpertuis es la obra más conocida del belga Jean Ray, La ciudad del miedo indecible pasa por auténtica desconocida. Y no es para menos, debido a la cantidad de obras que escribió. Ya sólo con las aventuras de Harry Dickson hay para llenar una librería. Eso por no mencionar la gran cantidad de obras que escribió con pseudónimos o que nunca han sido publicadas en libro.

La ciudad del miedo indecible es una novela corta y, como en el caso de Malpertuis, nada es lo que parece ser. Bajo la apariencia de una novela con tintes sobrenaturales, al final La ciudade del miedo indecible resulta ser una novela detectivesca donde todos los misterios, incomprensibles al principio, tienen una explicación racional. Como en muchas de sus obras, el final, sin ser atropellado, sí que es un deus ex machina que aclara y ofrece algo de luz.

Son los pequeños hechos que pasan desapercibidos para el protagonista y para el lector, los que desatan unas consecuencias imprevistas, una bola de nieve que se va haciendo cada ve más grande. Al final, el protagonista llega al puerto adecuado por el camino incorrecto. Sus razonamientos son incorrectos, pero consigue resolver, a su manera, el caso. El final, a modo de epílogo, da las razones y explica los hechos tal como ocurrieron, destapándose lo erróneo de los planteamientos iniciales.