Veinte años después es la continuación de la exitosa novela de Dumas Los tres mosqueteros. Ambientada durante la época de La Fronda, durante la regencia de Ana de Austria, madre de Luis XIV, con el cardenal Mazarino como principal antagonista y villano.

Los protagonistas de Los tres mosqueteros se han separado, cada uno haciendo su vida. Athos, conde de la Fère, vive junto a su hijo, Raúl, aunque este no sabe nada de quién es su padre. Aramis, que volvió a la vida eclesiástica, se apaña muy bien en su nueva vida. Porthos se ha enriquecido, y tiene tierras y dinero. El único que no ha cambiado mucho ha sido D'Artagnan, que sigue en el cuerpo de mosqueteros, casi sin ambiciones y veinte años más viejo. Olvidado por todos, ve en la actual crisis la oportunidad de medrar y conseguir su aspiración: convertirse en capitán de los mosqueteros.

La primera parte de la extensa novela está dedicada a la búsqueda de sus antiguos amigos que emprende D'Artagnan. No será fácil encontrarlos y tampoco será fácil convercerlos de que sirvan a su nuevo señor, el cardenal Mazarino. Por de pronto, en el conflicto que enfrenta a los partidarios de Mazarino y a los partidarios de la Fronda, Aramis y Athos se descubren como verdaderos frondistas. D'Artagnan sólo consigue convencer a Porthos de que se una a su causa.

En las casi mil páginas de novela desfilan personajes históricos como Carlos I de Inglaterra, Oliver Cromwell, Luis XIV, Mazarino, Ana de Austria... Y es lo que juega en contra de la novela, meter demasiadas intrigas políticas y poca acción, justo lo contrario de lo que sucede en Los tres mosqueteros. Así como Stendhal en Rojo y negro y La cartuja de Parma, por poner dos ejemplos, es capaz de mezclar muy bien esas dos tramas, una más política y otra de aventuras, Dumas se atasca con tanta intriga y personaje histórico.

Veinte años después es una digna continuadora de Los tres mosqueteros. Y es que da igual que sean mosqueteros o mosqueperros, D'Artagnan ( o (D'Artacan) siempre es bien.