Blair Witch se suma a la ya larga lista de secuelas estrenadas en los últimos años: Jurassic World, Cazafantasmas, Independece Day 2: ResurgenceMad Max: Fury Road... Unas funcionan mejor que otras, y todas hacen uso de un elemento común: la nostalgia. Quizá la única que intenta ofrecer algo más distinto es Mad Max. Blair Witch, como muchas de estas películas, es un reboot encubierto de una saga.

El estreno de The Blair Witch Project contó con una campaña publicitaria detrás que condicionó su visionado. Es lo que no tuvo la fallida segunda parte, El libro de las sombras, aunque al menos intentara alejarse, aunque sólo fuera un poco, de su predecesora. Blair Witch ni lo intenta. Es una mera repetición de la fórmula que ya se explotó en la primera parte.

La excusa argumental para esta secuela es muy pobre, y los elemntos nuevos que se introducen (nuevas tecnologías), se desaprovechan completamente. Blair Witch narra la búsqueda de la hermana de James, perdida en los bosques de Black Hills cuando fue a rodar un documental sobre la Bruja de Blair hace quince años.

Blair Witch es una oportunidad perdida para reactivar la saga y ampliar su mitología. Al final todo se reduce a correr como pollos sin cabezas por un bosque de noche. No pasa de película para pasar el rato.