A Ruggero Deodato siempre le perseguirá Holocausto caníbal. Es como lo que pasa con Hideo Nakata y Ringu o Tobe Hopper y La matanza de Texas. A Deodato, que empezó su carrera cinematográfica en los años sesenta del pasado siglo, le tocará desarrollar el grueso de su obra  por la que es reconocido en los años ochenta del declive italiano. Todavía es posible rascar algo más que su Holocausto caníbal, obra que más allá de su valor intrínseco, es germinal de otros subgéneros tan importantes dentro del terror como el falso documental y el metraje encontrado, además de ese ultra gore que ha creado escuela en países que están un poco gagá, como Alemania (hola, gore alemán). Como buen director italiano de esa época, la obra de Deodato incluye una gran variedad de géneros, de la comedia al peplum pasando por la copia descarada del slasher norteamericano ochentero. Es un artesano más que un autor, dedicado al cine comercial de su época, aunque es posible observar cómo en su cine permea la realidad social que le tocó vivir, algo que se puede ver claramente en La casa sperduta nel parco y Minaccia d'amore



La casa sperduta nel parco (1980) se estrena el mismo año que Holocausto caníbal y quizás por eso ha acabado en la categoría de película de culto. Esto sería clave, primero porque toda la censura y ataques que recibió por Holocausto caníbal se volcarían en su obra posterior, y segundo porque le generaría una gran frustración al impedir que sus posteriores obras brillasen por sí mismas. Tanto si Holocausto caníbal es objeto de censura como si es elevada a categoría de culto, el resto de su obra vive a la sombra de este título. El cine de explotación italiano, a parte de tener poca vergüenza (Zombi 2 (1979), La casa 3 (1988), Alien 2: Sulla Terra (1982), El último tiburón (1981)...), también suele suponer un lenguaje nuevo que va más allá de la mera copia de bajo presupuesto, ofrece otras formas, otras aproximaciones. Eso contrasta con la homogeneidad de la ficción actual, al menos en producciones de grandes presupuestos. También es algo que afectó a ese cine italiano en los ochenta. Buen ejemplo de eso es Body Count (1986) del propio Deodato, que más que adaptar el slasher americano a su lenguaje, en una suerte de traducción, se dedica a copiarlo y reproducirlo. La casa sperduta nel parco pertenece a la primera categoría, la que adapta más que copia. Inspirada en La última casa a la izquierda (1972) de Wes Craven, con la que incluso comparte actor, le da otra vueltita a la idea. Sí, hay violación y venganza, también es una peli de home invasion, pero introcuce otros elementos que no estaban en la original de Craven. Muestra una violencia sexual explícita pero también los distintos roles de clase y poder existentes. Existen otras capas más allá de la violencia explícita que convierten a La casa sperduta nel parco en algo más que una simple cinta de explotación. No se trata de buenos contra malos, sino de malos contra malos, donde la hipocresía y una moral ambigua desafían lo normativo. Puedes ser víctima y victimario, disfrutar de infligir dolor o de contemplarlo e incluso observar diferencias de clase en la manera de ejercer y aplicar castigos.


Minaccia d'amore (1988) es otra película de Deodato por la que se suele pasar de puntillas. Sin tantas capas como La casa sperduta nel parco, al menos no en apariencia, introduce algo no muy común en el cine de terror de la época: la tecnofobia. Y eso que el teléfono, como la botella de JB y hombres abofeteando mujeres, es uno de los tropos del cine italiano de los setenta y ochenta. La protagonista, después de una ruptura sentimental, es acosada por una entidad sobrenatural después de llamar a una línea de corazones solitarios. Esa entidad utiliza el teléfono para perseguirla. En la ficción literaria hay multitud de ejemplos sobre el uso de las nuevas tecnologías que iban surgiendo como nuevos elementos de terror. Minaccia d'amore puede ser vista como naif en nuestro tiempo, cuando todos portamos un ordenador portátil en nuestro bolsillo y estamos sometidos a un control inimaginable unas décadas atrás. Lo que podría ser un drama simple, donde una ruptura sentimental desencadena un duelo del que la protagonista no puede salir, se convierte en algo más al ligar ese duelo a una entidad sobrenatural atrapada por su propio duelo. Es como si el dolor creara una energía negativa que nos persiguiera, literalmente. Sólo el proceso de pasar ese duelo nos libera de nuestros fantasmas, reales y metafóricos.


Contratar línea fija para comprarse un teléfono molón


Mención aparte merece el diseño de interiores y decoración, algo casi siempre cuidado en las producciones italianas. La prota de Minaccia d'amore vive en un gigantesco apartamento decorado con sillas de diseño, pecera gigante, cadena de sonido y un teléfono de Giorgio Armani muy molón con lucecita verde. Cuando lo sustituye, lo hace por un teléfono transparente con luces. Ya lo de las luces LED y los gamers venía de antes, está claro. Todo vuelve, como decía Mark Fisher. Hasta el fascismo. También el postpunk de Shego. ¡Vivan las Shego!