Conan Doyle, muy a su pesar, acabó devorado por su propio personaje. Con un pueblo cada vez más alfabetizado, matar al protagonista más famoso de la publicación The Strand Magazine tuvo sus consecuencias: Conan Doyle se vio obligado a recuperar a Sherlock Holmes. Es en buena medida lo que hoy les pasa a Patrick Rothfuss y George R. R. Martin, acosados por sus propios fans para que acaben de escribir sus sagas (Georgie, si lees esto... ¡¡¡ponte a escribir!!!).

En Las memorias de Sherlock Holmes Doyle mató a su personaje haciéndole caer por las cataratas de Reichenbach, recuperándolo para una aventura anterior a este suceso en El sabueso de los Baskerville. Sin embargo, el autor se resistía a escribir más relatos del famoso detective privado, hasta que harto de aguntar el acoso de sus lectores (hasta su madre le dio la murga), lo resucitó.

El regreso de Sherlock Holmes son trece nuevos relatos sobre el ingenioso detective y su compañero. En el primero de ellos, La casa deshabitada, se da una peregrina explicación sobre la vuelta a los vivos de Sherlock Holmes y sus motivos para simular su muerte. En cualquier caso, la explicación es lo de menos, su resurrección, como en el caso de esos cantantes melódicos que siempre se están retirando y volviendo a escena, fue todo un un éxito. Todavía llegarían dos libros de relatos y una novela más para completar el canon holmesiano.