Eleven A.M. (1926)
Edward Hopper (1882-1967) es uno de los grandes pintores contemporáneos de la América contemporánea. La pintura de Hopper ha ejercido su influencia en otras artes, como el cine y la literatura, bien aprovechando sus pinturas para la composición de escenas o aplicando parte de la teoría a otras disciplinas.  A través de paisajes, urbanos o rurales, Hopper crea una narrativa, la narrativa de EEUU como nación. Su obra es la plasmación de lo que Hopper entiende por América y por ser americano, eligiendo para ello unas escenas y personajes y no otros. No es difícil imaginar a un detective de novela negra pulando por alguno de sus cuadros. De ahí la tremenda influencia posterior de su obra, que aunque desconocida para muchos, forma parte de un imaginario colectivo muy poderoso.
Arriba escena de Blade Runner, abajo Nighthawks (1942)
Desde Los Simpson a Ridley Scott, pasando por Alfred Hitchcock, el rastro de Hopper es fácilmente identificable. Quizá el caso más claro sea el del genio británico, que si bien tiene guiños a Hopper en toda su obra, el que hace en Psicosis es el más conocido de todos. Utiliza House by the Railroad como inspiración para construir la casa de Bates. La soledad, el aislamiento y el vacío que sugiere la pintura encajaban bien con la personalidad del psicópata. Los homenajes a su obra son constantes, pues la América imaginada por Hopper ha pasado a formar parte de la cultura popular y de lo que la gente, no sólo sus propios habitantes, entienden por América.
Una de las características principales de la obra de Hopper es la falta de significado completo de la obra, que queda a cargo del espectador. Sus pinturas son como libros abiertos que capturan un instante de vida. Una parte del significado, guiado en parte por el autor, corre a nuestro cargo. La soledad, el silencio, la tristeza o la incomunicación son situciones o emociones  que atribuimos a su obra. En este sentido, no es raro que se haya emparentado a escritores como Raymond Carver, del realismo sucio y minimalista, con Hopper. Muchas portadas de los libros de Carver, sin ir más lejos las publicadas en español por Anagrama, ilustran sus portadas con obras de Hopper. Esos retazos de vida capturados por Carver en sus relatos, esas escenas anodinas que en apariencia son insustanciales, esas elipsis brutales y faltas de una epifanía final, son como los paisajes y escenas de Hopper.
Gas (1940)
La América de los años veinte, treinta y cuarenta es imposible de pensar e imaginar sin la obra de Hopper. Fagocitó libros y películas hasta dar con el lenguaje que quería y que otras disciplinas aprovecharían, convirtiendo su narrativa en un referente y al autor en el pintor de las grandes ventanas de América, las ventanas que enseñan América al mundo.