Stake Land es una road movie de vampiros en un mundo postapocalíptico. Quizá esta mezcla de géneros, unido a su bajo presupuesto, hizo que pasara bastante desapercibida en el momento de su estreno. Dirigida por Jim Mickle, director conocido dentro del género por Mulberry Street, cuenta con un reparto de caras conocidas. El dúo protagonista es asiduo en la pequeña pantaña. A Nick Damici lo hemos podido ver recientemente en Sons of Anarchy y Dexter, mientras que Connor Paolo se ha ganado las habichuelas en Gossip Girl y Revenge. Además, Damici también es coautor del guión junto a Mickle, repitiendo la experiencia de Mulberry Street
Una plaga convierte a los humanos en una especie de vampiros-zombi, acabando con la sociedad tal y como la conocemos. En este mundo, que a veces tiene toques de cyberpunk rollo, un solitario viajero salva la vida a un muchacho que acaba de quedarse huérfano. Así, sin familia, inician un viaje juntos hacia el norte en busca de un lugar seguro sin vampiros. Para ello, y como en las películas de zombis, lo que se revela como auténtico un autentico mosntruo es el ser humano: caníbales, sectas... Tendrán que sortear todos estos peligros para llegar a su destino.
Siguiendo la moda de 28 días después, los vampiros son infectados, y se comportan más como zombis que como el vampiro clásico al que estamos habituados en la literatura y el cine clásicos. También, aunque por otras circunstancias que tienen que ver con la parte formal, recuerda a 30 días de oscuridad, con esos vampiros tan aterradores. También tiene la película reminiscencias de La carretera. La relación paterno filial que se establece entre los personajes, el carácter metafórico e iniciático del viaje, la búsqueda de un destino seguro...
Stake Land es una película que intenta ir más allá, trascender el propio género y reflexionar sobre la condición humana, tocando temas como el fanatismo, la esperanza o el amor, aunque de una manera poco pretenciosa, que es lo que la salva.
Con un presupuesto muy ajustado, Stake Land consigue unos resultados magníficos, con una escenografía magnífica y unos efectos muy logrados, merced a un guión sólido, una buena dirección y la estupenda banda sonora que acompaña a la película. Es una película de vampiros que no se parece a ninguna otra, lo cual es decir mucho.