Si en su anterior novela, El país del miedo, Isaac Rosa reflexionaba sobre el imaginario colectivo del miedo, en esta novela lo hace sobre el mundo laboral y el trabajo: ¿por qué trabajamos? ¿qué es el trabajo? ¿qué papel tiene en nuestra vida y en nuestra sociedad? ¿para quién trabajamos? Son algunas de las distintas reflexiones que se hacen los personajes, trabajadores todos ellos, cuando son puestos bajo el foco.
En el mundo postmoderno donde la identidad es líquida y donde el sistema posfordista de producción favorece la precariedad laboral y los ciclos laborales cortos, crear una identidad teniendo como referencia el trabajo es casi imposible. Así, cuando uno de los personajes del libro sustituye en su trabajo a otro, a pesar del impacto inicial que causa en el resto de personajes, acaba siendo aceptado. También, cuando algún personaje elucubra sobre su vida fuera del trabajo, elige ser cliente y no trabajodor; la identidad es algo mutable que podemos cambiar y moldear a nuestro gusto.
El papel del público que observa a los trabajadores en esa especie de teatro o circo en el que se convierte la nave donde trabajan tiene bastante de tutelaje. Las reacciones del público influyen en los personajes y les condicionan. Como sociedad, nos dotamos de normas sociales y de instituciones que regulan nuestro comportamiento, sancionándolo o premiándolo según corresponda. A pesar de la alienación y mecanización de muchos trabajos, sucumbimos a la presión grupal, a nuestro aprendizaje y condicionamiento social, donde la educación tiene un papel crucial.
Cuando las condiciones laborales de los personajes se degradan, la mayoría las acaba aceptando con argumentos como "es lo que venía en el contrato", "en peores sitios he trabajado", "es lo que hay"... Este proceso de degradación, visto desde fuera, cuestiona el marco de las relaciones laborales actuales: lo que se presenta como natural no es más que una construcción artificial resultado de unas políticas determinadas.
En última instancia, La mano invisible, y en menor medida, El país del miedo, trascienden la mera reflexión sobre un tema concreto para acabar cuestionando la totalidad: el imaginario colectivo de lo que es una vida.