'El príncipe de las tinieblas': la esencia del mal
El príncipe de las tinieblas es la segunda película de lo que su director John Carpenter denominó como trilogía del apocalipsis, formada por La cosa, El príncipe de las tinieblas y En la boca del miedo.. Al igual que La cosa, recibió críticas muy negativas en su estreno, pero funcionó bastante bien en taquilla. A pesar de que hoy día se reconoce a Carpenter por su producción en la década de los ochenta, en su momento combinó películas con éxito de crítica y público con estrepitosos fracasos de taquilla. Con el tiempo, muchas se sus películas se han revalorizado, siendo el caso más sonado el de La cosa, que pasó, merecidamente, de bodrio a película de culto.
El príncipe de las tinieblas mezcla religión y ciencia, algo que ya se había hecho en películas como El exorcista, buscando el contraste entre personajes creyentes y escépticos. Un sacerdote se pone en contacto con un científico cuando descubre que en una vieja iglesia de Los Ángeles hay un gran cilindro que contiene al mal en su interior. Este ciéntifico reunirá un equipo de estudiantes para estudiar el contenido del cilindro, pero quedrán atrapados dentro de la iglesia debido a una especie de zombis satánicos y serán poseídos, uno a uno, por la sustancia que habita dentro del cilindro, que se acaba revelando como el mismísimo diablo.
Como en otras muchas películas de Carpenter, se combina la amenza exterior (los zombis) con la amenaza interior (el diablo), dejando a los protagonistas atrapados en un punto y luchando por su supervivencia. Es el mismo esquema, con variaciones, de Asalto a la comisaría del distrito 13, La niebla y La cosa. También comparte con estas y otras películas suyas la creación de una atmósfera de pesadilla, angustiante. Aquí está el gran fallo de la película, en la que en ningún momento termina de funcionar claustrobia tan carácterística de Carpenter. También tiene un final algo discutible, ya que no se acaba de resolver la tensión acumulada a lo largo de la película, como a la espera de una epifanía final que nunca llega.
Las explicaciones científicas que se dan pueden resultar un poco locas. Dios es una partícula parte de una mente universal que controla todo. Tiene su contrapunto en el diablo, que es la antimateria. El cilindro de la iglesia abandonada, de una antigüedad de más de siete millones de años, contiene antimateria, la esencia del mal, que ejerciendo su influencia e influjo sobre los personajes busca crear un portal para traer a nuestro mundo al diablo. A pesar de que se ponen en boca de científicos, estas explicaciones se aceptan con pocos reparos. Quizá con menos explicaciones 'científicas' la película hubiese funcionado mejor.
Cuando tomas mucho el sol |
28 de marzo de 2016, 23:59
Es quizá la más floja de todas las de esa década de Carpenter, pero entretenida a pesar de todo. La explicación ciencia ficcionera no termino de verla, especialmente todas las secuencias con la voz en off hablando del futuro durante los sueños de los personajes, pero quedan momentos tan buenos como Alice Cooper zombie XD
29 de marzo de 2016, 14:02
Así como en otras películas de Carpenter todos los elementos encajan, en ésta no termina de ser así. No llega a ser una película fallida, pero sí lo convierte en una obra menor dentro de su filmografía. A mí me siguen matando los bigotes de algunos personajes xD