En Insidiou: Chapter 3 el debutante Leigh Whannell sustituye tras las cámaras a James Wan, director de las dos anteriores entregas, en la que es la película más floja de la saga hasta el momento. En esta tercera entrega optan por no arriesgar mucho y se deciden por la precuela, mostrando los orígenes del equipo que trabaja en las dos primeras películas, aunque funciona perfectamente como película independiente si no has visto las dos anteriores.
No es tan efectiva como las anteriores, aunque sí efectista, recurriendo a los mismos trucos que sus predecesoras, con esas subidas de volumen para asustar al personal tan características. La opción de no tocar algo que funciona se impone, tomando pocos riesgos y convirtiendo la tercera entrega en una película correcta sin nada que destaque. El final de la segunda película auguraba una reinvención y un salto al vacío de la saga que no ha sido tal. Habrá que esperar a la próxima entrega para saber cómo continuan.
La película narra la historia de una joven que visita a una médium para ponerse en contacto con su madre, recientemente fallecida, desatando así el interés de un espíritu malvado que intentará acabar con ella. Al final todo esto se convierte en una gran excusa para narrar los orígenes de todo, desvelando cómo Elise llegó a colaborar con Specs y Tucker, personajes de las primeras películas, y para asentar la mitología sobre la que se asienta la saga.
Insidiou: Chapter 3 es una película correcta, llena de tópicos y situaciones vistos mil veces en el género, pero no por ello menos disfrutable. Con esta tercera entrega se constata que la fórmula usada hasta ahora está agotada y que tendrán que arriesgar en la próxima película de la saga si no quieren caer en la parodia y el ridículo.