Los hermanos Pablo y Javier Olivares consiguieron algo que parecía casi imposible: que nos sentásemos delante del televisor a ver una serie española. El consumo de televisión ha cambiado drásticamente y la revolución en las telecomunicaciones ha venido para quedarse. Éxitos de otros tiempos, como Médico de familia o Los Serrano, hoy lo serían menos. El Ministerio del Tiempo inaugura en nuestro país otra forma de hacer las cosas adecuada a los nuevos tiempos que vivimos. La serie perdió audiencia capítulo tras capítulo, pero lo compensó con el visionado en diferido, el 'ruido' en las redes de una incipiente comunidad fandom y unas buenas críticas. En 2011 ya se dio un paso importante con Crematorio, la serie basada en la npvela homónima del recientemente fallecido Rafael Chirbes, que tenía una producción muy cuidada. La serie, debido a su nefasta comercialización internacional, fracasó económicamente. Todo hacía augurar que sería imposible homologar nuestra ficción nacional a lo que se hacía fuera, condenados como estábamos a series familiares con capítulos de hora y media para rellenar las parrillas de las cadenas de televisión. Y así ha sido salvo honrosas excepciones, algunas protagonizadas por los hermanos Olivares. Además, la cadena que se ha atrevido a emitir esta serie es TVE, prestando el servicio público que se le presupone pero muchas veces no cumple.
Como Doctor Who, El Ministerio del Tiempo es más una serie de aventuras y fantasía que una serie de ciencia ficción. La premisa es que existe un organismo secreto, el Ministerio del Tiempo, que se dedica a impedir que nadie cambie la Historia en su propio beneficio. Para ello, organizan patrullas que vigilan unas puertas a través de las cuales se puede viajar a nuestro presente y a nuestro pasado. El elemento de ciencia ficción es evidente (¡nada menos que viajes temporales!) pero como en Doctor Who, tiene más importancia la aventura y la fantasía, además de cierto tono pedagógico que entra muy bien gracias a ese enseñar divirtiendo que ha conseguido hacer Trending Topic a unos cuantos personajes históricos. Lo que mantiene el interés del espectador en una serie como El Ministerio del Tiempo son las peripecias de la patrulla del Ministerio compuesta por Amelia Folch, una estudiante del siglo XIX, Alonso Entrerríos, soldado de los Tercios de Flandes, y Julián Martínez, enfermero del SAMUR. El choque cultural entre personas de distintas épocas da lugar a muchas situaciones cómicas, resueltas con mucho acierto. Igual de bien hiladas están todas esas referencias a la cultura popular, que incluyen hasta un cameo de Jordi Hurtado.
También tiene algunos fallos, no todo va a ser perfecto. Establecen una serie de reglas para viajar en el tiempo que tienen poca consistencia, además de saltárselas a la torera cuando les conviene (otra cosa más que les une a Doctor Who), afectando con ello a la coherencia interna del relato. Por contra, acierta mezclando a la perfección tramas episódicas con otras de largo recorrido, dejando la puerta abierta a desarrollar una mitología más compleja. En ese sentido recuerda a Fringe, que comenzó como procedimental y acabó creando todo un universo con su trama seriada. ¿El destino está escrito? Tampoco podemos olvidarnos de las fotos de un futuro pasado entre Amelia y Julián, a lo River Song en Doctor Who.

Ya era hora de que alguien en nuestro país se atreviera a hacer buena ficción. Haciendo de la necesidad virtud, El Ministerio del Tiempo es una estupenda serie de aventuras y ciencia ficción donde también tienen cabida la comedia y el drama. Y es española.