Lo de los remakes no es un fenómeno actual, ya se daban en los comienzos del cine. Lo que sí es una moda actual es la de hacer remakes de películas de los ochenta y noventa con un componente general muy importante. En este sentido, la película original dirigida por Ivan Reitman y protagonizada por Bill Murray, Dan Aykroyd y Sigurney Weaver es uno de los iconos reconocibles de la cultura popular de aquella época. Como E. T., el extraterrestre, La princesa prometida, Los goonies...

Salvo pequeños matices, como que las protagonistas sean mujeres, el Cazafantasmas de este nuevo siglo es un remake en toda regla. Como la última de Parque Jurásico o la nueva de Independence Day. Algunas de ellas se venden como una continuación de la saga, pero no dejan de seruna reinterpretación, más acertada o menos, con más nostalgia o menos, de las películas originales. Este suele ser el principal fallo y su única virtud: son incapaces de despegarse del material original y de plantear algo nuevo, pero a la vez evocan sentimientos de nostalgia en el espectador más mayor.

El remake de Cazafantasmas no se desvía un ápice de la película original: la formación del equipo, la investigación de lo paranormal, el malvado que amenaza la ciudad... Si no hubiera sido por la muerte de Harold Bloom, uno de los actores del reparto original, esta película bien pudiera haberse tratado de la tan ansiada por algunos tercera parte de la saga y no una suerte de reboot con otras protagonistas. Porque aunque en esta nueva película los hechos ocurridos en las dos anteriores no existen, sí hay bastantes guiños a la saga original.

Pese a todos los fallos que arrastra el remake, incapaz de volar con sus propias alas, Cazafantasmas acierta con el nuevo equipo protagonista, que muestra mucha química entre ellas. Como en Paque Jurásico, que se habla de una nueva entrega donde ya no habrá más parque temático ni más islas lenas de dinosaurios, quizás este sea el primer paso para otro tipo de planteamientos.