A Joe Haldeman y a su obra La guerra interminable se los suele comparar con otro autor y otra obra: Heinlein y Tropas del espacio. Si la obra de Heinlein aboga por el autoritarismo y el militarismo, la de Haldeman inspira un profundo pacifismo.

Haldeman, que tuvo que combatir en Vietnan, recogió parte de sus vivencias en La guerra interminable. El enemigo taurino, lejano e incomprensible, es un trasunto de los vietnamitas levantados en armas. Y el protagonista, un soldado que cada vez que regresa a la Tierra, debido a la relatividad, se siente más sólo e incomprendido, es una representación de todos aquellos veteranos que combatieron en una guerra impopular.

A pesar del tema tratado, la soledad y la incomprensión, enmarcadas en una guerra interplanetaria sin fin, la obra de Haldeman no resulta tan desoladora y deprimente como 1984 o Un mundo feliz. La clave de esto está en el protagonista, un antihéroe, y el humor presente en toda la novela. 

A pesar del contexto determinado en el que está escrita la novela, como tantas obras de ciencia ficción es disfrutable más allá de ese contexto. La guerra interminable sirve comometáfora de todas esas guerras que todavía vivimos. La soledad, la incomprensión y el absurdo de la guerra siguen siendo los mismos.