Arthur C. Clarke forma parte de la trinidad de escritores más destacados de la edad dorada de la ciencia ficción  junto a Isaac Asimov y Robert A. Heinlein. Luego ya vendrían otros (y otras) a quitarles el puesto, pero al principio fueron ellos. Las arenas de Marte, El fin de la infancia, o Fuentes del paraíso son algunas de sus obras destacadas, pero sobre todas estas destacan dos: 2001: Una odisea espacial y Cita con Rama. La primera publicada en 1968 y la segunda en 1972. En las décadas de los ochenta y de los noventa convertiría estas dos novelas en sagas, dos tetralogías que en algunos casos no estaban a la altura de las primeras obras.

Cita con Rama  sitúa la historia en el siglo XXII. La humanidad se ha expandido por casi todo el Sistema Solar, principalmente en la Luna, Marte, Mercurio y los satélites de Júpiter y Saturno. En el siglo XXI un meteorito impacta contra la Tierra, causando un montón de muertos. Se pone entonces en marcha un plan de vigilancia espacial para que no vuelva a suceder. Muchos años después, fruto de la casualidad y de este programa de vigilancia se descubre un objeto cilíndrico enorme al que se llama Rama. Se manda a la nave espacial Endeavour y a su tripulación explorar Rama.

Los temas que trata Arthur C. Clarke en su obra casi siempre son los mismo, Cita con Rama no es ninguna excepción. La Humanidad entra en contacto con una civilización superior. Este primer contacto está marcado por la incapacidad de comprender al otro, demasiado avanzado y demasiado inteligente para entenderlo. También desnuda las propias miserias, mostrando a una Humanidad egoísta muchas veces al borde la autodestrucción. Cuando la tripulación del Endeavour explore Rama despertará la vida en su interior, planteando aún muchos más interrogantes sobre su origen y sus habitantes.

Cita con Rama es un buen acercamiento a la obra de Arthur C. Clarke, donde tanto su estilo como el rigor científico y la fina ironía que le caracterizan están presentes. Al principio, con el preámbulo sobre la catástrofe del meteorito en Italia, puede hacerse un poco cuesta arriba, sobre todo por la intención de Clarke de darle un trasfondo y un verismo a la historia, pero el resto es muy ameno. Las secuelas, coescritas con Gentry Lee, no estarían a la altura, variando el tono y la forma de la historia original.