Desde que se presentó fuera de concurso en el último Festival Cannes, había leído muy buenas críticas sobre Train to Busan. Además, me picaba la curiosidad: ¿cómo será una superproducción surcoreana sobre zombis? La respuesta: está bien, no tanto como algunos aventuraban, pero resulta muy entretenida. Train to Busan no tiene nada que envidiar a una superproducción de Hollywood. No sólo en medios, sino también en el tono de la historia. Y el metraje, que se va a las dos horas y pico, seguramente uno de sus puntos débiles, alargar demasiado trama.

Seok-Woo es un fund manager o, como lo describe algún personaje, «una sanguijuela que vive de empobrecer a los demás». Divorciado y con una hija pequeña, ésta le pide como regalo de cumpleaños que la lleve con su madre a pasar el día. Al día siguiente, cumpliendo el deseo de su hija, cogen un tren en Seúl con destino Busan, donde espera la madre. Y empieza el apocalipsis zombi. Mira que hay sitios raros donde puede pillarte, pero lo del tren es original. Los pasajeros reproducen distintos roles y papeles, habituales en este tipo de películas. Salvo el protagonista, no se puede decir que ninguno tenga una evolución a lo largo de la historia. Cumplen una función y ya está.

Hace unos años se estrenaba una película surcoreana de ciencia ficción basada en un cómic francés que transcurría en un tren: Snowpiercer.
El componente de ciencia ficción encerraba una crítica social, algo inocente, sobre la situación actual. No sé que les ha dado a los surcoreanos por los trenes y el apocalipsis, pero Train to Busan también sigue la misma línea. No es sólo que el apocalipsis te pille en un tren, es el mensaje que lanza. También peca de un tramo final bastante irregular.

Aunque al principio no es así, los zombis de Train to Busan tienen bastante de espídicos, como en Guerra Mundial Z, y como en ésta, pierden su individualidad para convertirse en una masa uniforme. A veces es algo exagerado y con difícil justificación, buscando la espectacularidad y olvidando la trama.

Train to Busan es una buena película de zombis, entretenida y con buen ritmo. Si el apocalipsis fuera en España y los protagonistas tuviesen que coger un tren, no habría película. El tren llegaría tarde.