El cine de superhéroes se ha convertido en un género en sí mismo y X-Men, por su ya larga trayectoria, es una de las sagas más explotadas de este nuevo género. La primera película, dirigida por Bryan Singer, se remonta al año 2000. Desde entonces y hasta ahora han pasado por las pantallas de cine una trilogía de X-Men, tres precuelas, varios spin-off, entre los que se incluye una trilogía sobre Logan... ¡y todavía faltan otras tres películas por estrenarse! El grado de saturación, tanto de superhéroes como de sagas concretas, es evidente.

X-Men: Apocalipsis es la cuerta película ambientada en este universo dirigida por Bryan Singer. Singer dirigió las dos primeras películas de la trilogía principal y, con ésta, dos precuelas. X-Men: Apocalipsis, por derecho propio, es la más floja de las cuatro.

Cronológicamente ambientada después de X-Men: días del futuro pasado, esta nueva incursión de Singer en el universo de los X-Men demuestra el agotamiento de la fórmula. También es cierto que el material del que se partía, y el propio villano, no daban para más. Pero una cosa es el maniqueísmo dentro del propio género y otra muy distinta la unidimensionalidad de algunos personajes. Últimamente, parece que sólo el Magneto interpretado por Fassbender tiene algún interés.

La repetición de la fórmula, después de vista tantas veces, comienza a cansar: buenos luchando contra malos con muchas peleas de por medio, mucho CGI y poco guión. O renuevan la fórmula o esto no da más de sí.