'La invasión de los ultracuerpos' (1978): la individualidad que desaparece en la masa
La película se inicia con la imagen de unos organismos que viajan a través del espacio hasta llegar a nuestro planeta. Caen con la lluvia y se desarrollan como plantas, capaces de replicar cuerpos humanos que sustituyan a sus originales humanos. Se trata de una invasión en toda regla, silenciosa pero eficaz.
La alegoría va variendo según el remake, pudiendo significar una cosa u otra. En esta versión la crítica política pierde terreno en favor del terror puro y duro, aunque está clara la alusión a la alienación que suponen las grandes ciudades. La ciudad como espacio hostil. Las réplicas que sustituyen a los humanos son seres despersonalizados, sin sentimientos, todos muy parecidos unos a otros por esa falta de empatía y de ego.
La película dirigida por Philip Kaufman cuenta con un reparto de rostros conocidos: Donald Sutherland, Leonard Nimoy y un entonces desconocido Jeff Goldblum. Es uno de los motivos, además de su impecable factura técnica, por los que ha resistido tan bien el paso del tiempo. Además se permite el guiño de incluir al protagonista de la película de Don Siegel, Kevin McCarthy, y al propio Don Siegel haciendo unos cameos.
Los protagonistas son perseguidos por infectados que quieren sumarlos a la masa despersonalizada de la que forman parte. Esa lucha por la propia individualidad, les lleva a la paranoia y la desconfianza. La invasión de los ultracuerpos es una cinta capital dentro del género del terror, redefiniendo los miedos de una nueva generación y su imaginario colectivo.
10 de mayo de 2016, 1:10
Los ultracuerpos casi han corrido más suerte que mis queridos trífidos con el paso del tiempo. Los dos son vegetales con malas ideas, pero desde luego, cuando uno de ellos representa el miedo a la pérdida de la individualidad, su reinterpretación a través del tiempo es mucho más viable. Puede ser la amenaza comunista, el entorno urbano como motivo de despersonalización, y quizá hoy, la sociedad de la información. Quizá por eso la versión de Kauffman sea la más duradera hasta ahora. Bueno, y también porque creo que hace unos años intentaron hacer un nuevo remake pero no tuvo muy buena crítica.
17 de mayo de 2016, 14:29
El gran problema de los trífidos en la gran pantalla es que no dan miedo, si parecen cactus gigantes. 'Los ultracuerpos' al ser algo más intangible (aunque los capullos que aparecen en la película también tienen miga) da más miedo.