Netflix llegó a un acuerdo con Marvel para emitir Daredevil, Jessica Jones, Luke Cage, Iron Fist y The Defenders, de las cuales hasta ahora sólo se han emitido las tres primeras. Con Daredevil, la primeria serie ambientada en el universo de Marvel, todo salió tan a pedir de boca que la renovaron para otra temporada. Jessica Jones tenía una protagonista mujer y un tono muy distinto a Daredevil, más oscuro, lo que servía para esconder alguna carencia. Luke Cage tiene un tono menos épico y oscuro que sus predecesororas. Ya no sorprende.

La serie tiene una ambientación estupenda, con una banda sonora sobresaliente, pero la trama no está a la altura. Los trece episodios de Luke Cage se hacen muy cuesta arriba. Dividida en dos partes, los primeros siete episodios narran la vida anónima de Luke Cage en Harlem y su lucha, después del asesinato de su amigo, contra el mafioso Cottonmouth. Un villano, que todo hay que decirlo, no está a la altura. La segunda parte de la temporada tiene a otro villano, un poco más interesante, Diamondback, y Mariah Dillard, que tras asesinar a su primo Cottonmouth, acusa a Luke de su muerte.

Luke Cage recuerda, en sus primeros episodios, a la mítica serie de la HBO The Wire. El primer tramo sirve de presentación de un escenario, el Harlem, que como Baltimore en The Wire, acaba convertido en un personaje más. La trama se cocina a fuego lento, presentando el paisaje y el paisanaje del Harlem.

Hasta ahora las series de Netflix sobre los superhéroes de Marvel eran bastante redondas, con algún pequeño altibajo. La primera temporada de Daredevil, el nacimiento de un héroe, les salió redonda. La segunda, pecó de exceso de villanos, pero fue bastante entretenida. Jessica Jones estiró un poco la trama, pero también fue sobresaliente con su tono de serie negra. En comparación, con Luke Cage ha llegado la sobredosis de superhéroes y la acumulación de errores.