Dark Matter es la vuelta de SyFy a un género, la space opera, que tenía bastante olvidado desde Battlestar Galactica. Estrenada el verano pasado junto a Killjoys, otra serie que iba en la misma línea, Dark Matter fue de menos a más en su temporada de debut. Esta segunda temporada confirma las sensaciones positivas que dejó el verano pasado.

La primera temporada servía de presentación de unos personajes que se despiertan amnésicos en una nave espacial y que tienen que averiguar su verdadera identidad. Esta segunda temporada ha ampliado el universo de la serie, planteando a los personajes dilemas morales complejos en medio de un escenario de guerra fría entre corporaciones comerciales. Un universo distópico que va más allá de lo planteado en la primera temporada.

La segunda temporada también ha sido la temporada de la Androide. Interpretado por Zoie Palmer, Dark Matter explora con este personaje uno de los temas más tratados en la cienccia ficción: lo que nos hace humanos. ¿Puede una máquina sentir como sentimos nosotros? A lo largo de la temporada asistimos a la autoconsciencia de la Androide, su ser y estar en el mundo y al ser y estar que le otorgan sus compañeros de viaje. La primera temporada fue la de unos personajes amnésicos buscando su identidad. Esta segunda, en parte, ha tratado sobre establecer una identidad para la Androide.

El final de temporada, con la traición de Cuatro, Ryo, que recupera sus recuerdos y traiciona a sus compañeros y aliados para proclamarse emperador de Zairon, deja la historia de Dark Matter en un punto interesante de cara a la tercera temporada. Ryo noo duda en provocar una guerra entre corporaciónes si gracias a ello él puede sacar algún beneficio.

Dark Matter ha ganado complejidad en sus personajes y profundidad en sus tramas, convirtiendo una space opera que no pasaba de ser una medianía en su estreno, en una serie más que interesante.