Fear the Walking Dead se estrenó el verano pasado con una temporada corta de seis episodios. La serie es un intento de la cadena que emite The Walking Dead de rentabilizar aun más su producto, ya que Fear the Walking Dead es totalmente de su propiedad y pueden comercializarla en cualquier país. Además proporciona un año repleto de zombis para los aficionados al género, porque cuando termina la serie madre, comienza el spin-off, y cuando termina el spin-off, comienza la serie madre. ¡Zombis para el pueblo!

Si la primera temporada se centraba temáticamente en la presentación de unos personajes en el incio del apocalipsis zombi, la segunda temporada cambia de escenario y se centra en la evolución y adaptación de esos personajes al nuevo medio. Después de abandonar el barco en el que huyen de Los Ángeles, el escenario ha sido éxico. Primero en la finca de Celia, la madre de Tom, luego en Tijana.

La segunda temporada adolece de algunos defectos que arrastra o ha arrastrado en algún momento The Walking Dead: personajes insufribles, muertes tontas, lentitud en la trama, incoherencias narrativas... Dividida en dos partes, la primera mitad de temporada sirvió para separar al grupo original. Madison, Alicia y Liza por un lado, Curtis y Chris por otro, y Nick otro tanto vagando él solo por el desierto. La segunda parte de temporada reorganizó otra vez el grupo original, con Madison, Curtis y Alicia por un lado en busca de Nick.

Renovada por una tercera temporada, parece que ésta va a seguir ambientada en la frontera. Hasta ahora, ese ha sido su mayor aporte y diferenciación respecto a The Walking Dead. Y la banda sonora (a mí con PJ Harvey se me gana fácil). Son sólo zombis, but I like it.