'¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?': una reflexión sobre el ser humano
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? es la obra más conocida de Philip K. Dick, en gran medida debido a Blade Runner, la adaptación a la gran pantalla que realizó Ridley Scott, convirtiendo a ambas, novela y película, en uno de los tótem dentro del género de la ciencia ficción. La novela reúne alguna de las obsesiones dela autor, como la disertación sobre los límites entre lo natural y lo artificial, los problemas ético-morales que se derivan de ello, la religión, la relación de la humanidad con la tecnología y la distinción entre lo real y lo ficticio.
En un mundo moribundo cubierto por polvo radioctivo, Rick Deckard es un expolicía que se dedica a 'retirar' a los androides que llegan ilegalmente a la Tierra. La humanidad recluida en la Tierra, muere lentamente en ciudades superpobladas, mientras que los planetas colonizados como Marte, son auténticos eriales para los seres humanos. El mercerismo, religión hegemónica, obliga a cuidar de un animal para mostrar devoción, pero casi todos los animales de la Tierra se han extinguido. Por eso se venden animales eléctricos, que son símbolo de estatus. La religión sirve de consuelo para una humanidad agonizante.
En realidad la tarea de Deckard escondida tras ese eufemismo de "retirar", no es otra que la de descubrir, dar caza y matar a los androides que llegan a la Tierra. Una de estas misiones se convierte en un doble viaje para el protagonista: por un lado el viaje físico que emprende para cumplir con su misión y por otro lado el viaje interior y de reflexión al que le lleva esta misión. Deckard se plantea y nos planeta a nosotros, lectores, qué es lo que nos hace humanos, jugando al equívoco: la manera de descubrir a un androides es un test de empatía, pero en la novela casi todos los humanos son gente fría y falta de esa empatía. Lo mismo ocurre con la inteligencia, que podría ser signo distintivo de humanidad.
Toda esta reflexión profunda tiene como paisaje una sociedad decadente y un planeta moribundo, donde la tecnología, lejos de liberar al ser humano, lo ha esclavizado aún más, y donde no hay lugar para la esperanza: la humanidad se muere. El universo de Philip K. Dick es complejo y de introspección, y esta novela no es una excepción. Opresiva y con una atmósfera asfixiante, la novela plantea una gran pregunta: ¿qué nos hace humanos?
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