Interesante novela que entronca con el género gótico más clásico, elaborada como una reescritura del Drácula de Bram Stoker, en la que podemos observar un montón de paralelismos y de guiños a lo largo de la narración.
El trascendentalismo, especialmente en esa vertiente puritana, se puede ver en el argumento: una pequeña y aislada ciudad norteamericana se ve amenazada por un mal primigenio, y donde recordando el relato Young Goodman Brown de Hawthorne, no todo el mundo es lo que parece, al menos de noche.
Con una larga introducción para presentar a los personajes y conocer un poco el escenario donde se desarrolla la acción, con ese narrador omnisciente que salta de personaje en personaje, King va estrechando el círculo, hasta que en las últimas páginas pega un acelerón y quema trama, enganchando al lector en el último "arreón".
Al final, la casa de los Marsten, ese "ídolo oscuro" que observa la pequeña comunidad rural de Salem's Lot, se convierte en toda una metáfora del mal, en una presencia ominosa que asfixia al pueblo hasta acabar con él.