Lo primero que llama la atención de 'It Follows' es su inicio. Una joven sale huyendo de casa, vuelve, coge las llaves del coche y se va. No sabemos qué le aterra, qué es lo que le da miedo, de qué huye. En la siguiente escena, eso de lo que huye llega hasta ella. Como prólogo y sin saber nada más, es un comienzo redondo que atrapa. 

La premisa es muy sencilla, casi ridícula: un espíritu que se transmite a través de relaciones sexuales te persigue hasta acabar contigo a no ser que se lo 'pases' a otra persona. De algo así, tan peregrino, el director de la película saca petróleo. Un mal que te persigue, muy despacio, lentamente, al final llegará a ti y te matará. Casi como si un único zombi (de los lentos) te persiguiera de por vida y no pudieras ponerle ninguna barrera para que te atrapara. Al igual que en otras películas del género como 'Pesadilla en Elm Street', no puedes huir del terror, jugando también con lo onírico de un espíritu que te persigue de manera inexorable y que puede adoptar la forma de tus seres queridos.

El mayor problema de la película es cuando se desvía del rumbo inicial e intenta mostrar más que sugerir. Argumentalmente, que el espíritu que te persigue sólo lo puedan ver los afectados es un acierto. El final en la piscina, lo que a todas luces es un mal plan, lastra un poco la película. La música y la realización ayudan a crear una atmosféra onírica y de desasosiego que no se ve acompañada por el guión en su tramo final. Un mal remate que no empaña la película.