La verdad es que pese a gustarme mucho Expediente X las invasiones extraterrestres nunca me han llamado mucho la atención. O mejor dicho, la temática que tiene más que ver con la ufología, con sus buenas dosis de teorías de la conspiración y magufadas varias, siempre me han aburrido bastante. En ese sentido, prefiero más la tradición británica de los H. G. Wells y John Wyndham con sus peculiares invasiones extraterrestres que a Fox Mulder y Dana Scully destapando la enésima conspiración del gobierno con los hombrecillos grises. O ya puestos, prefiero las paranoias de la Guerra Fría de Campbell y Heinlein antes que otra magufada más. Y los noventa, en este sentido, fueron un buen caldo de cultivo para ese subgénero. Esta Invasion que nos trae Apple TV+ bebe más de las fuentes clásicas de la ciencia ficción que de las teorías de la conspiración noventeras. Lo cual, como punto de partida, a mí me parece más interesante.

En Invasion no llegan los extraterrestres al edificio de la ONU en Nueva York pidiendo hablar con los líderes mundiales al estilo de los lagartos de V. Tampoco hay élites secretas detrás en connivencia con la nueva raza invasora elaborando complejos planes secretos. Invasion son los primeros momentos de una invasión extraterrestre donde ni los personajes ni los espectadores sabemos muy bien qué está pasando. Se suceden distintos eventos a escala mundial, aparentemente sin conexión entre sí, hasta que ya es demasiado tarde y se hace evidente que estamos ante una invasión. Y es precisamente en este planteamientos y en los primeros compases cuando la serie está más acertada. No se muestra demasiado, se juega más a sugerir, y el hecho de que los personajes no sepan todavía a qué se están enfrentando produce un efecto de extrañeza que provoca que la serie se mueva entre el terror y la ciencia ficción.

Invasion narra la historia de una invasión extraterrestre desde la perspectiva de diferentes personajes diseminados por el mundo. Cómo son las cosas para un mercenario americano en Afganistán, un matrimonio  con problemas en EEUU, un colegial británico víctima de abusos escolares y una trabajadora de la Agencia Espacial de Japón. Si el planteamiento es acertado, no lo es tanto su posterior desarrollo. Porque Invasion es una serie muy pretenciosa, que a veces carga demasiado las tintas en el drama de los personajes. Porque los personajes escogidos son gente con muchos problemas, y a veces esa mezcla de drama y ciencia ficción no acaba de casar muy bien. El mercenario no sólo quiere volver a casa, es que detrás tiene un dramón familiar de aúpa. Y así con todos. También a nivel visual, que roza un nivel excelente en cuanto a producción y ejecución, peca a veces de querer recrearse demasiado en planos para acentuar un dramatismo que no termina de funcionar.

Como suele suceder con este tipo de historias, cuando se muestra al monstruo se pasa a otra fase donde la narración pierde en ambigüedad y todo se vuelve más lineal. Si a nivel dramático la serie no consigue arrancar y dar con el tono, la trama de ciencia ficción y misterio que se abre cuando el velo se cae y descubrimos al monstruo sí parece lo suficientemente interesante. Al estilo de otras invasiones alienígenas de la ciencia ficción, no llegamos a saber del todo quiénes son ni qué pretenden los invasores, ni siquiera somos capaces, al menos de momento, de comunicarnos con ellos. Ni siquiera sabemos si las criaturas contra las que luchamos son realmente ellos o máquinas a su servicio. Al contrario de lo que sucede en Day of the Dead, Invasion es una serie que se toma muy en serio a sí misma e intenta transitar por otros géneros, y ahí es donde cojea. Pero en conjunto, es una serie muy bien hecha y lo suficientemente entretenida como para dedicarle un rato. Ya sabéis: la verdad está ahí fuera.