A veces es difícil separar la obra del ruido que genera, especialmente en los tiempos que vivimos, donde todo tiende al blanco o al negro. Eso es un poco lo que pasa con este El pescador de John Langan. Junto con La casa de hojas de Mark Z. Danielewski, Experimental Film de Gemma Files y La joven ahogada de Caitlín R. Kiernan, El pescador forma parte de ese nuevo canon de la ficción extraña que parece que hay que leer sí o sí. Y como sucedía con las lecturas obligatorias del colegio/instituto/universidad, acaba dando bastante pereza empezar uno de estos libros. Además de que es muy difícil sustraerse de todo el ruido que generan y de las expectativas generadas, que es justo lo que sucede con El pescador.


El pescador es la segunda novela de John Langan, más conocido por otros formatos, como el relato y la novela corta. Y eso que El pescador no es un tocho como los que suele despachar, por poner un ejemplo, Stephen King. Se queda en poco más de trescientas páginas, las suficientes para narrar la historia del pescador. El estilo de John Langan se enmarca dentro del clasicismo, con ecos de Melville y Faulkner (por el que sentimos devoción). Como algún crítico clasista y bastante imbécil ha venido a llamar, su estilo es "literario". Langan forma parte de la gran tradición anglosajona de contadores de historias. Una de las cosas que más me han llamado la atención de esta novela es cómo te atrapa, cómo Langan crea una red y deja al lector/a sin otra alternativa que seguir leyendo. Como King, el otro clásico y al que no dejaré de nombrar en esta entrada, Langan te sumerge en esta historia de tintes clásicos, de tradiciones y leyendas orales con espacio para el horror cósmico de Lovecraft que tiene como escenario la América rural, la de los pequeños pueblos y comunidades. Además, si bien el estilo es más clásico, la estructura que utiliza Langan, de una narración dentro de otra narración, a su vez dentro de otra narración, en una especie de juego de matrioskas rusas, se adapta bien a la historia que quiere contar y lo acerca más a otros autores y estilos más contemporáneos. 

Alfred Kubin y el otro lado

En cuanto al contenido, El pescador es una novela de terror que narra los encuentros de distintos personajes con este mago/ser que lleva el sobrenombre que da título al libro. Distintas historias y distintos tiempos, que abarcan desde mediados del siglo XIX hasta principios del nuevo milenio. De estructura circular, el libro comienza en lo que podría ser el presente, se adentra rápidamente en el pasado, para volver en su último tramo al presente y rematar la historia. Una historia con claros tintes lovecraftianos, donde el agua y el otro lado están presentes. Un otro lado que se presenta como una fisura en la realidad que nos adentra en otro mundo terrorífico. Tampoco quiero destripar mucho más de la trama, ya que ese deseo de saber más, de seguir leyendo, me parece bastante importante en este libro. Eso sí, hay partes más interesantes que otras. La parte central y más larga, que narra el origen del problema actual al que se enfrenta el protagonista que narra la historia en primer lugar, me parece la más interesante. No así tanto el final, que sin estar mal, es más olvidable. En cualquier caso y en conjunto, El pescador es una novela sobresaliente y que al menos a mí no me ha defraudado. Además me ha dejado con ganas de más Langan. Un Langan al que siempre hay que estar agradecido por alquilarle un cuarto en su casa a Laird Barron. 

Y como sucede con el señor con parche, de Langan no hay mucho traducido al castellano, así que hay que agradecer a La Biblioteca de Carfax que tradujera este libro. Me parece que junto a otros contemporáneos como el ya mencionado Barron, Paul Tremblay, Michael Cisco, T. E. Grau, Kelly Link, Gemma Files, Ottessa Moshfegh, Caitlín R. Kiernan y un largo etcétera, John Langan es de lo más interesante que se puede leer de ficción, extraña o no, anglosajona. Yo, por mi parte, voy a sumar sus libros de relatos a mi pila de lecturas.

Langan, J. (2016). The Fisherman. Word Horde.
Langan, J. (2018). El pescador. La Biblioteca de Carfax.