Kentucky seco es un libro de relatos del escritor Chris Offutt, que debutó profesionalmente en 1992 con esta colección. Un libro que no ha conocido edición en castellano hasta que en 2019 Sajalín Editores la publicara en su colección al margenEn la contraportada se nos indica que el título del libro, Kentucky seco, Kentucky Straight en inglés, hace alusión a un tipo de bourbon que se destilaba ilegalmente en esa región. Condensa muy bien el espíritu de estos nueve relatos por reflejar la cultura de las montañas de las que es originario el autor. Un poco como decía Rafael Chirbes en algunas entrevistas, lo que Offutt intenta hacer con este libro es dar voz a los que nunca han tenido voz. No se trata del señor de Nueva York o de Boston escribiendo sobre los paletos del sur con condescendencia, sino de uno de esos habitantes de las montañas que escribe, describe y descubre una cultura de la que ha formado parte y que para la mayoría de lectores y lectoras queda tan lejana como esos montes Apalaches que son su paisaje de fondo.

Chris Offutt es uno de esos escritores que existen porque el ascensor social en EEUU todavía no estaba tan estropeado. Como Richard Ford o Raymond Carver, Offutt viene de una familia trabajadora y se puede dedicar a la escritura y acceder a la cultura y a cierta educación gracias a ciertos programas y ayudas federales del gobierno de EEUU. También, como ellos, refleja la realidad de esa clase trabajadora a la que pertenece. Una clase trabajadora racista, machista y encerrada en sí misma, pero que como también decía Rafael Chirbes, en un mundo gobernado por el egoísmo y la violencia también hay espacio para la amistad y otros valores positivos.

En Kentucky seco no hay lugar para la condescendencia pero tampoco para regodearse en la sordidez. Se cuentan cosas muy truculentas y muy bestias, pero no con el ánimo de provocar sensaciones extremas en el lector, sino como simple reflejo de la vida de esta gente. Kentucky seco es un retrato de la gente que vive en las montañas de Kentucky y de su cultura que no busca edulcorar la realidad ni tampoco explotar los aspectos más escabrosos. Más allá de las parodias y de las caricaturas está la gente real de carne y hueso que vive y muere en esas montañas. Como las gentes que habitan la ficción en los libros de Faulkner, Flannery O'Connor, o como los habitantes del Macondo de Márquez, los personajes de Kentucky seco viven en un entorno rural al que apenas ha llegado el Estado. Un mundo violento y sin ley en el que las personas que lo habitan viven vidas duras y difíciles. 

No está mal, de vez en cuando, salir de la literatura de género y leer otras cosas, aunque la crudeza de los relatos de Kentucky seco llega a ser estremecedora. Y también cautivadora, como una película de zombis de Fulci. Hay algo inefable y poderosamente atractivo en los relatos de Offutt que para un señor de la meseta como yo, tan alejado de los Apalaches y de las minas de carbón de Kentucky, me resulta fascinante. Kentucky seco es un viaje por una sucia carretera que no sabes a donde te lleva y cuyos personajes, como cantaba Van Zandt, siguen apostando, bebiendo y dando tumbos porque eso es más sencillo que rendirse y esperar la muerte.